lunes, 10 de septiembre de 2007

Carlos Saucedo, el joven Goleador


Le llegó su chance porque la buscó, porque no decayó pese a tener miles de cosas para hacerlo, y sin embargo siguió de pie. Estuvo muy cerca de dejar el fútbol porque no encontraba la oportunidad para despegar o dar el salto. Pese a ello, Carlos Saucedo mantuvo la fe, siguió refugiando esa bronca en los torneos de la ACF y la Simón Bolívar, hasta que se le dio. Por puro trabajo quedó en Oriente en 2006 tras varios intentos, y este año, gracias a su compañero Juan Doyle Vaca, recaló en Bolívar. Hoy su realidad es otra, porque con menos de dos años jugando en Liga, sus goles lo catapultaron a la selección. El entrenador Erwin Sánchez lo llamó contra Ecuador por primera vez, y lo volvió a convocar para el choque frente a Perú.

- ¿Qué cosas son o han sido clave para vivir este momento?
- Tener fe en Dios, en la Virgen y en uno mismo, confiar en el trabajo que hacés y tratar de no desesperarte. Yo pasé por muchas etapas duras, me costó llegar hasta aquí y fue con calma, manteniendo como te dije, la fe, de que podía jugar.

- Hoy tu realidad es Bolívar y la selección. ¿Cómo analizás y tomás tu actual situación?
- Es una etapa muy importante en mi vida, porque la selección era uno de mis sueños. Eso sí, aún no es el tope porque tengo por delante otros desafíos que sé que puedo cumplir si trabajo duro, yendo paso a paso. Uno de esos objetivos es primero ser el goleador de la Liga, pero también un jugador importante en la selección. Aunque me cueste, como me costó cuando estuve en la A, sé que puedo lograrlo.

- ¿Fueron de verdad duros los trances que atravesaste?
- Sí, porque varias veces se me pasó por la cabeza dejar el fútbol. Al equipo que iba, en el torneo de la ACF y en la Simón Bolívar, llevaba una gran ilusión de que era la oportunidad de ascender, de por fin llegar a la Liga, pero las decepciones venían una tras otras. En 2001 estuve en Nacional Potosí, en 2002 en Universitario de Beni, en 2003 en Destroyers, y por último en 2005 en Guabirá donde llegamos a la final y de nuevo todo se cayó. Esos años, fueron de verdad duros.

- ¿Creías que la única forma de que podías jugar en la Liga, era ascendiendo con cualquier equipo?
- Es que era mi única esperanza, porque así, de que vaya sólo a probarme, no iba a resultar. Para suerte mía en todos los planteles que estuve, siempre fui el goleador de mi equipo o del campeonato, pero no se me presentaba una verdadera oportunidad de probarme en la Liga. Mi única esperanza era el ascender ganando la ‘Simón’.
- ¿Jamás se te acercó un directivo o un representante?
- Algunas veces... pero todo era palabra. Es cierto, hubo gente que me quiso ayudar, que me dijeron que en Oriente y en Blooming, iba a tener una oportunidad, pero no lo hicieron. Recuerdo que hace años llegué a Oriente y hubo una concentración en Buenavista donde el trabajo iba a ser sólo físico. No entré en la lista, y opté por irme, porque los que realizaron ese trabajo, iban a estar en otro nivel.

- Pese a ello en 2006 aparecés en Oriente, y lográs debutar. ¿Quién te abre la tan ansiada puerta?
- Había hablado con Pablo del Granado, que me dijo que fuera a entrenarme; hicimos un acuerdo de palabra y acabé ahí. Carlos Amodeo estaba como entrenador, pero por esos días se tuvo que ir tras perder con River Plate por la Copa y Tucho Antelo asumió su lugar. Seguí entrenándome sin contrato y ya fue Tucho quien dio la orden para que me habilitaran.
Formar parte del plantel profesional y saber que vas a jugar en la Liga, fue de verdad una emoción grandísima. Antes de eso le manifesté a muchas personas mi deseo de llegar a primera, no importaba el equipo, así que la alegría fue mayor cuando firmé para un grande.

- Antes de ello jugaste en Ascenso, en la B, en la A y al final en la Liga. ¿Qué rescatás de cada una de esas etapas?
- Que uno aprende a tener fuerza de voluntad, porque en muchas ocasiones se lucha contra adversidades impensadas. Pero hay que seguir de pie, con la fe intacta, además que los campeonatos en la ACF te dan el roce que necesitás, aprendés a valorar muchas cosas.

- ¿Llegastes a desesperarte en algún momento?
- Claro, sobre todo cuando salía goleador de la Asociación y no había nadie al frente que te dijera que podías tener una chance. Y no sólo eso te desespera el no poder llegar, también el hecho que no lográs una estabilidad económica porque vos sabés que en la A no te pagan bien, alcanza, arañando, para sobrevivir. Era necesario buscar otra forma de ingreso porque eran muchos los años ahí.

- ¿Qué hiciste además del fútbol, cuando estabas en la A y B?
- En ocasiones trabajaba con mi padre, porque él es contratista. Le ayudaba a pintar en las construcciones cuando había tiempo y no llegaba tan cansado tras el entrenamiento. Me pagaba y eso me daba una mano para seguir.

- ¿Dónde comenzás?
- En realidad en un equipo de barrio que estaba afiliado a la ACF y se llamaba Rancho Nuevo. Era de Segunda de Ascenso. Sólo estuve un año porque luego, nadie se quizo hacer cargo y el club desapareció. Por esa situación llego a 24 de Septiembre que es donde viví cosas inolvidables. Reyes Dorado, un ex jugador de Destroyers, estaba como entrenador. Fue en el 99 y me consagré goleador del torneo, además que obtuvimos el título y el ascenso. Al año siguiente continué ahí, pero en la Primera A, y marqué 21 goles, quedando detrás del brasileño Fabio Cannabaro que acabó con 23. Estuve cerca en mi primer año.

- ¿Cómo se motiva un delantero que hace goles y que no llega a debutar en primera división?
- Con eso mismo, con los goles, porque te permite afianzar tu fe de que podés. Siendo consciente también que pese a que marcás, hay ocasiones en que a tu equipo no le alcanza para clasificarse o avanzar. Me pasó a mí y me refugié en eso, en decirme que podía.

- ¿Qué dirías si te tocara hacer una evaluación de 2006, en tu primer año en Liga y en Oriente?
- Que fue positivo, porque por fin logré debutar y marqué goles importantes que hasta hoy recuerdo, por ejemplo en los clásicos frente a Blooming. Primero cuando empatamos 1-1 y acabamos con ocho en cancha y con Thiago Leitao como arquero, y después cuando ganamos por 4-1 con dos goles míos. Fue un año bueno, aunque no logré lo que personalmente quería, que la gente me conociera más. De todas formas, el hecho de debutar y festejar en los clásicos, me dan la pauta de que cumplí en Oriente.

- ¿Cómo aterrizás en Bolívar este año. Es Tucho quien te lleva?
- No, es lo que todo el mundo piensa, pero la verdad es que fue una casualidad que nos topemos allá. Quien hace las gestiones para que yo me fuera a La Paz, fue Doyle Vaca, que me recomendó con el dirigente Daniel Araníbar y de inmediato entablamos la negociación. Llego a Bolívar el mismo día que llega Julio Baldivieso y que el profe Marco Sandy decide irse. Me deseó suerte, como a todo el plantel, y se marchó. Tucho llegó en su lugar.

- ¿Con qué realidad te topás?
- Tuve la suerte de que estaban varios ex compañeros de Oriente y Destroyers, cuando éste último estaba en la ACF. Thiago y Doyle me conocían bien y poco después también llegan Rubén Melgar y el ‘Burrito’ Tórrez. Entonces no me costó adaptarme. Obviamente que Bolívar, más allá de todo, te hace sentir que es un club con historia, por los títulos que ha ganado.

- ¿Hubo un gol especial, de los que hasta ahora marcaste en Bolívar?
- De verdad que han sido todos especiales, pero hubo uno del que no me olvido. Fue a Real Mamoré en Trinidad por el Apertura. Recibí un centro de Sillero desde la derecha y le pegué de cabeza. La pelota entró y con ese gol empatamos. Fue mi primer gol en Bolívar y lo festejé como loco. Ése no lo olvido.
- ¿Lo que se viene en adelante, creés que es puro cosecha?
- Espero que sí, no creo que vengan cosas más difíciles de las que pasé (se ríe). Por ahí lo que tenía que sufrir ya lo sufrí en la ACF y ojalá que sea como vos decís, puro cosecha. Gracias a Dios no me ha pasado nada malo, porque no tuve lesiones graves. Este 2007 lo estoy viviendo a full, porque rápidamente han venido cosas muy buenas.

- ¿Cómo recibís tu primera convocatoria a la selección?
- Fue una de las mejores noticias que me han dado en mi vida. Por la mañana habíamos entrenado en Tembladerani y en la tarde, descansando en mi casa, me llama Carlos Tordoya para comunicármelo. ‘Felicidades Saucedo, te convocaron a la selección’, me dijo. No se la creí, pero no veía la hora en que me llamara algún periodista que me lo confirmara. Yo dije, si es verdad, seguro que me van a llamar, y así fue, a la media hora me hablaron para recoger mi impresión. La duda quedó despejada.

- ¿Con quién compartís primero la noticia de tu convocatoria?
- A la primera que le aviso fue a mi esposa, que me abrazó de contenta. De inmediato agarré el teléfono y se lo comunico a mis padres en Santa Cruz. Mis compañeros de Bolívar me comenzaron a llamar y bueno, fue un día especial.

- Entrás frente a Ecuador, en Quito, y hacés un gol. ¿Estabas o no en posición adelantada?
- Para mí, incluso días depués, continuaba creyendo que había sido un gol clarísimo, que se cometía una injusticia. Decía que si hubiera sido Brasil o Argentina, de seguro que lo convalidaban. Recién cuando llegamos al país, tuve la oportunidad de revisar detenidamente la jugada y creo que de verdad, estaba un poquito adelantado. De todas formas fue una alegría aparte gritar el gol con la verde puesta.

- En esta convocatoria vas a tener como compañeros en ataque a Martins y Moreno que atraviesan por un gran momento. ¿Cómo tomás esta situación?
- El solo hecho que me llamen a la selección ya me motiva, y mucho más sabiendo que tendré a mi lado a jugadores de gran nivel, que actúan en ligas competitivas de otros países, porque no sólo están ellos dos, también están Arce, que esta vez no fue llamado, Mojica, Raldes y ‘Nacho’ García. Es lindo compartir un vestuario con esos jugadores, porque vos sabés que están haciendo mucho por Bolivia.

- ¿Qué futuro le augurás a la selección en estas eliminatorias?
- El pensamiento generalizado en el grupo es que vamos a clasificarnos al Mundial, existe ese convencimiento. Yo pienso que se lo puede lograr, y se lo ha demostrado haciendo buenos partidos en la Copa América y en los amistosos previos a ese torneo. La selección tiene otro rendimiento, otro modo de pensar, porque antes salíamos a la esquina y nos veníamos con una goleada; hoy esa situación ha comenzado a ser diferente.

- ¿Qué aspectos faltan pulir?
- A los delanteros, creo que la definición, en eso estamos trabajando de forma intensa. El objetivo es llegar lejos. Para eso trabajamos.

- Sos un delantero de área que necesita de buenos laterales o buenos lanzadores. ¿Con quiénes hiciste mejor sociedad?
- Es muy difícil nombrar a alguien, porque en todos los equipos tuve compañeros que aportaron con lo suyo para que yo pudiera anotar. Si salí goleador, fue en muchas ocasiones gracias a ellos. Darte un nombre sería injusto.

- ¿Es más fácil hacer goles jugando para un equipo de altura?
- Es igual, no pienso que por el hecho de jugar en La Paz uno tenga mayor capacidad para anotar, porque yo he tenido la suerte de marcar también jugando en el llano. Lo que sí es innegable es que jugando en la altura con un equipo del llano, uno saca cierta ventaja por el tema de la acliminatación. La clave en todo esto es tenerse confianza, y que te tengan confianza.

- ¿Quiénes han sido clave en tu carrera como jugador?
- Mi esposa (Marlene Céspedes) y mis padres (Ciro y Eliana) que me levantaron en los momentos difíciles. Estando en la B, en la A, y ahora en la Liga, uno siente el apoyo constante de ellos. Creo que nada de todo esto hubiera sido posible si no hubieran estado cerca de mí.

Las frases

“Tordoya fue el que me avisó de la convocatoria. No se la creí hasta que me llamó un periodista”

“Salía goleador del torneo y de mi equipo y nadie me tomaba en cuenta. Eso te desmotiva”

“A Bolívar llego gracias a Doyle Vaca. Fue él quien hizo las gestiones para que fichara”

Perfil

Goleador a puro tesón
Carlos Enrique Saucedo Urgel comenzó su carrera como jugador en Rancho Nuevo, un equipo de Segunda de Ascenso, de su barrio 10 de Octubre. Luego pasó por 24 de Septiembre, Nacional Potosí, Universitario de Beni, Destroyers, Guabirá, Oriente Petrolero y ahora Bolívar. Mañana cumplirá 28 años. Está casado con Marlene Céspedes, con quien procreó a Carla Alejandra (5 años) y Carlos Enrique (año y medio). Lo de ‘Caballo’ es un apodo que viene desde su barrio.

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