lunes, 29 de septiembre de 2008

Baldivieso asumió Aurora y lo sacó del descenso. Da algunas pautas de cómo lo logró



El momento era crítico, es más, cuando él mismo formaba parte del plantel Aurora estaba como firme candidato para el descenso de categoría. Félix Berdeja fue cesado al poco tiempo y el directorio decidió encomendar el ‘operativo salvación’ a quien fungía como capitán del equipo: Julio César Baldivieso. En pocos días pasó a ser ex jugador y a asumir una nueva faceta o el desafío de convertirse en entrenador. “Me sentía con la capacidad y decidí asumir”, dijo ‘Baldi’.
Bajo su mando Aurora experimentó una levantada espectacular que lo llevó a mantenerse durante 15 partidos invicto en Cochabamba (12 victorias y tres empates) y de paso zafarse definitivamente en este 2008 del descenso. A ello se agrega un dato más: se dio el lujo de jugar hasta con ocho cochabambinos, partidos que acabaron siendo favorables. Ahora como DT, Baldivieso hace un análisis del momento actual, le da el mérito al grupo que tiene y de paso apunta de nuevo a la selección. Un diálogo franco con un hombre siempre directo.

- ¿Cómo percibiste al equipo al asumir como entrenador?
- Me encontré con un equipo desahuciado, que nadie quería dirigirlo, porque haciendo números, para muchos, ya estábamos descendidos. Ante esa realidad comencé a trabajar primero en el autoestima, en el yo puedo, yo me quiero, en que crean que tienen condiciones y cualidades para jugar al fútbol. Les dije que no cualquiera podía jugar en la Liga, que se necesitaba un talento y que ellos eran privilegiados. El hambre de gloria del equipo, por salir de ese momento, fue clave.

- Vos estabas como jugador antes de asumir, ¿de cuánto te sirvió el hecho de conocer por dentro al plantel?
- Primero que la figura no podía ser yo, la figura deben ser ellos y se lo repito a diario, y creo que la relación que hemos llegado a tener con los jugadores ha sido importante. Fue clave tener un buen grupo, si no lo hubiera tenido habría sido realmente difícil. Te lo resumo así: el equipo es una familia, porque no existe otra explicación que muestre que de estar desahuciados ahora seamos protagonistas.

- ¿Qué le decís al plantel cuando rayás la cancha?
- Primero, que en mi carrera como jugador y menos ahora como entrenador jamás tuve compromisos con nadie y eso debían tomarlo en cuenta. Además pedí honestidad, trabajo y lealtad de los jugadores a mi cuerpo técnico, y ahí está, hemos recuperado terreno jugando partidos hasta con ocho cochabambinos. ¿Se había acabado el semillero de mi tierra? Ha quedado claro que no es así. Había sido difícil ser entrenador, pero me gusta porque el fútbol es mi pasión.

- ¿Por qué hiciste especial énfasis en que no tenías compromisos con nadie?
- Porque hay gente que los tiene, ya sea con ciertos dirigentes o con los jugadores, por haber jugado antes con ellos. Ese tipo de compromiso, de que los van a hacer jugar por esto o por lo otro, conmigo no va. Hablé primero con los dirigentes para que me dejaran trabajar, para que no vengan a imponerme ningún tipo de presión para meter a tal o cual jugador. Ellos pueden sugerir, están en todo su derecho, pero quien toma las decisiones al final soy yo, obviamente intercambiando ideas con mi cuerpo técnico, pero decido yo, nadie más.

- ¿Estas imposiciones se dan seguido en el fútbol, la viste o la viviste como jugador?
- Sabemos que sí, no sólo dentro de los clubes sino también en la selección nacional. Creo que para cambiar el fútbol nuestro hace falta honestidad, trabajo y sobre todo dejar tranquilo al cuerpo técnico para que haga su labor, porque estoy convencido de que existen compromisos de por medio.

- ¿Cómo sos como técnico?
- Al entrenador lo asocio con un padre de familia. Aurora para mí es mi segunda familia. El primer equipo que amo y que adoro, son mi esposa y mis tres hijos, o sea, mi entorno familiar, y después viene el club y los jugadores. Entonces, si no ando bien con mi primera familia, cómo me voy a sentar a comer con ellos. Es lo mismo con el plantel, cómo voy a entrenar tranquilo y exigirles al máximo si no he logrado tener una buena relación con el grupo. Entonces, dentro de las posibilidades que tiene un equipo chico como Aurora trato, junto con los dirigentes, de darles todas las comodidades al plantel, porque hay un principio básico que siempre lo recalcó el maestro Azkargorta: antes de futbolista, uno es ser humano. El mérito de esto es sólo del grupo, desde el utilero hasta el capitán del equipo. Yo sólo transmito mi experiencia.

- La disciplina o la indisciplina en el fútbol nuestro es un tema recurrente. ¿Qué has hecho para no tener problemas con ello?
- Asumí el reto de ser técnico sabiendo mis condiciones y el liderazgo que alguna vez tuve en la cancha. Cuando agarré al equipo dije: éstos son mis parámetros y mis reglas para la disciplina, el que quiere las toma y el que no, las deja. Es simple, no hay por qué presionar al jugador ni ponerle una pistola en la cabeza. Y les agregué: sé que son seres humanos y que también tendrán su momento de diversión, pero ahora es imprescindible salvar al equipo. Y gracias a Dios lo asimilaron muy bien.
- ¿Qué cambios hiciste en la forma de trabajar como técnico?
- Antes entrenábamos a las 9:30 de la mañana, y ahora conmigo es a las 8:00. Hay muchas cosas, experiencias si quieres llamarle, que han caído bien en el plantel, sacando obviamente las cosas buenas y malas de los técnicos que tuve. Sé cómo piensa el jugador boliviano, que por cierto es muy frágil de la cabeza y gracias a Dios me han entendido y seguimos avanzando.

- ¿Sos de los técnicos que juegan a ser ‘policía’, es decir, vigilar al plantel de día y de noche?
- No, no, no. Alguna vez hemos ido a visitar a uno que otro jugador, pero en la semana ponemos horarios. Les digo, muchachos ahora es jueves o viernes y en su casa quiero que estén a tal hora. El que no está, sabe a lo que se atiene, es simple, tampoco hay que ser policía, porque sé también que muchos estudian, otros tienen su negocio y otros más deben recoger del trabajo a sus esposas o novias. Vuelvo a repetirte, son seres humanos y en la vida hay que ser flexible, siempre hay que tratar de mantener el término medio, porque los extremos nunca son buenos, en ningún caso.

- Hablame como jugador. ¿A vos te molestaba ese tipo de control?
- Sí, sí. Y te digo algo, en su momento yo era joven y figura y por supuesto que uno se cree un tigre, que nadie lo puede tocar, pero eso es producto de la juventud. También me equivoqué y he sabido asumir mis errores en su momento. Pero también creo que cuando asumes el rol de técnico tienes que dejar de ser figura, que la figura es el jugador, aunque hay entrenadores que no asumen eso porque más bien quieren ser ellos el centro de atención.

- ¿Pasa en Bolivia eso?
- Sabemos que sí pero no te voy a dar nombres. Es por esa razón que muchos clubes tienen problemas en la relación cuerpo técnico-plantel. Tú vas a ver que hay técnicos que se pelean con ciertos referentes o líderes del equipo para quitarles el protagonismo y asumir ellos ese papel. Ése no es el camino, al menos ésa es mi forma de pensar.

- De Bolívar te fuiste mal porque te peleaste con el técnico, y por lo que hablás da la impresión que lo decís por ese DT, ¿es así?
- No, no, no, y prefiero no tocar el tema, porque es un pasado doloroso, ya que no merecía salir así de Bolívar. No toquemos el tema.

- Hablaste hace poco de los errores que tuviste en tu juventud. ¿Qué pasa si en este equipo alguien cae como vos?
- Antes que nada te cuento algo. Yo estaba en mi mejor momento en el país y tengo que decir las cosas tal y como son: jamás tuve un compañero o un amigo de verdad, que me diga: Julio no hagás esto que con el talento que tienes puedes llegar a jugar en Italia o en España, y eso que jugué en ocho clubes distintos de siete países. Nadie jamás me dijo cuidate, que puedes ganar mucho más dinero del que ahora tienes y por ahí darle unos mejores días a tu familia. Entonces todas las malas vivencias que he tenido y las buenas también se las transmito a los jugadores, y hay muchos que las han asimilado al 100%. Obviamente que hay otros a quienes les cuesta, pero también soy un convencido de que para cambiar no necesitas uno, dos o tres meses, o un año, si quieres cambiar lo haces desde el siguiente día.

- ¿Qué te ha enseñado la vida, que ahora aplicas en tu carrera?
- Muchas cosas. Nunca fui un ángel, nunca fui un ejemplo total, es más, creo que ejemplos no los hay, sólo referentes, porque todos alguna vez hemos cometido errores. Lo que me sacó adelante fue mi sacrificio, mi fuerza de voluntad y mi talento, porque jamás tuve padrinos y lo digo así públicamente, nunca fui y toqué la puerta a un dirigente o a un técnico para que me convocara o abogara y así jugara de titular, si jugué fue por mi capacidad y mi trabajo. Nada más.

- ¿Es más fácil llegarle a los jugadores como compañero o como entrenador?
- Soy amigo de ellos, pero cuando comienza el trabajo soy entrenador, cuando trabajamos por horas en la cancha soy quien pone los límites o los parámetros, tanto para el plantel como para mí. Después soy un amigo y te lo digo porque muchos se acercan, me cuentan sus problemas y por ahí les cuento los mío. Incluso en muchas ocasiones hacemos churrascos para intentar unirnos más. Es cierto, siempre se confunde el churrasco con farras, pero no es así, nosotros lo hacemos sanamente. Ya te digo, las experiencias buenas hay que mejorarlas para luego transmitirlas.

- Antes comentaste tu objetivo de dirigir a la selección, ¿sigue de pie aquel objetivo?
- Yo mantengo mi posición y soñar no cuesta nada, aunque creo que no es un sueño, es un derecho que uno se gana. No sé en cuanto tiempo, quizá cuando Erwin (Sánchez) termine su contrato, si me dan la oportunidad dirigiría a la selección con mucho orgullo.

- ¿Cómo ves a la selección?
- Jugaron bien contra Brasil, pero hay que ser realista y no pesimista, Brasil no es el mismo. La apuesta para seguir sumando debe ser ganar en La Paz, porque allá ganás corriendo, no hay misterio. De todas formas el empate sirve para motivarse y para volver a tener ‘feeling’ con los hinchas, algo que parece haberse perdido. Creo que a Perú y a Uruguay le podemos ganar.

- ¿Cómo va tu relación con los dirigentes del fútbol nacional?
- Cuando veo a Chávez (Carlos) lo saludo con mucho respeto, tengo una relación de amistad. Y bueno, con Mauricio Méndez ya limamos asperezas, porque creo que aquél que vive con resentimientos no es feliz y te puedo asegurar que toda mi vida he sido feliz. Hace tiempo Habegger me borró de Bolívar, y cuando jugué en Arabia Saudí en la carpeta del príncipe estaban él y Carlos Aragonés. Fui yo quien llevó a Jorge. Es para que lo sepan.

- ¿Seguís apostando a ser Viceministro de Deportes?
- Quiero que quede claro una cosa: cuando apoyé al presidente de la República (Evo Morales) fue por un cambio radical en el deporte, ya que me había ofrecido un ministerio, no un viceministerio. Como no se dio, nunca fui a tocarle la puerta para decirle quiero el trabajo que me ofreciste.

- Como amigo del Presidente, ¿cómo percibís la situación actual que vive el país?
- A mediados de septiembre, en un reconocimiento a personalidades cochabambinas, entregada por el consejo municipal, me encontré con él y conversamos un rato. Es una relación que está ahí bien guardadita. Obviamente que la situación preocupa por el tema social y económico, pero te aclaro que no me arrepiento de haberlo apoyado, porque hacerlo sería un signo de cobardía si uno no asume lo que hizo, lo apoyé por el tema deportivo, por un cambio de bien, no un cambio a mal. ¿Me hago entender?...

- ¿Cómo te imaginás al final del torneo Clausura?
- Jugando la final y ganándola. Sabemos que podemos lograrlo. No tenemos a un Maradona o a un Zidane, pero el que entra sabe que tiene que entrar a morir.

Sus frases

“Nunca fui un ángel ni me creí un ejemplo. Es más, creo que nadie lo es, sólo hay referentes”

“En joven uno se cree un tigre, que nadie lo puede tocar. Reconocí mis errores en su momento”

“Ni como jugador y menos como técnico tuve padrinos. No me dejo imponer nada con nadie”

No hay comentarios:

Publicar un comentario