lunes, 1 de diciembre de 2008

Goleador • José Alfredo Castillo ganó fama y notoriedad a punta de goles


José Alfredo Castillo le confesó a EL DEBER que las noches, el alcohol y las mujeres lo estaban arrastrando a un callejón sin salida cuando comenzaba a ganar fama. Con menos de 20 años fue campeón con Oriente en 2001 y máximo goleador del mundo al año siguiente. Fue galardonado con el Premio Mayor, por su efectividad, y transferido al fútbol mexicano cuando desde España reclamaban por él. Asegura que un día Dios iluminó su vida y desde entonces su suerte cambió. Hoy vive en Brasil, tiene tres niños y desde hace varias jornadas es titular en el Atlético Mineiro.

- ¿Cómo es el fútbol brasileño?
- De mucha riqueza técnica y de sacrificio. Yo creí que acá la exigencia física no era como en Argentina, pero al llegar me di cuenta que es lo mismo, incluso más duro. Para rendir en Brasil hay que estar atléticamente bien preparado.

- ¿Estás bien preparado?
- Por suerte llegué bien, a diferencia de los otros equipos donde estuve (Tecos, Central y O’Higgins) con exceso de peso. Al principio me costó, porque después de que me puse bien físicamente llegó un técnico (Alexandre Galo) que no me dio la chance de jugar, pero ahora con Marcelo Oliveira las cosas están mucho mejor.

- ¿El hincha del Atlético Mineiro sabe quién en Castillo?
- Es la torcida más apasionada por el fútbol, y claro que sabe quién soy, conoce los goles importantes que hice en mi carrera. Por eso, con el currículum que tengo, la gente acá estaba sorprendida porque no jugaba.

- ¿Saben que fuiste goleador del mundo?
- Claro, saben de los goles que le hice a Boca por la Copa Libertadores, y también saben que estuve en la selección. Si ahora soy titular es gracias a la torcida, porque presionó bastante para que el técnico me diera la chance de jugar, incluso quiere que me quede un año más.

- ¿De tus goles en el Mineiro, ¿cuál te emocionó más?
- El que le hice a Flamengo (3-0). Según la prensa deportiva, fue uno de los goles más bonitos anotados en el estadio Maracaná y que merecía ser considerado un gol para placa.

- ¿Cómo es eso?
- Los goles más bonitos son ‘retratados’ en una plaqueta que es pegada en el museo del Maracaná; por ejemplo, la jugada que hizo Robinho frente a Ecuador y que terminó en gol de Elano. Fue una jugada linda y ésa fue la última placa hasta el gol que le hice a Flamengo, pero como soy extranjero quedó ahí nomás.

- ¿Cuándo fue la última vez que Erwin Sánchez te llamó?
- Para el amistoso contra Sudáfrica. Viajé, pero lastimosamente estaba lesionado y no pude jugar.

- ¿Un jugador se bajonea cuando no lo convocan a su selección?
- Se siente, sobre todo si uno está en el exterior, pero también si uno no está jugando bien o no tiene continuidad en el equipo -como en mi caso varias veces- tiene que ser consciente y respetar la decisión del entrenador.

- ¿Algún día el hincha boliviano volverá a disfrutar de tus goles?
- Por el momento lo veo difícil, porque mi meta es seguir en el exterior. Por suerte, y gracias a Dios, hay la posibilidad de quedarme en Brasil; se me han abierto más puertas, pero si algún día tengo que volver me gustaría hacerlo, porque en Bolivia la gente me trató muy bien.

- Si le damos una mirada al pasado, ¿qué momento especial te gustaría revivir?
- La final que le ganamos a Bolívar en Cochabamba (2001). Hice los dos goles más importantes de mi carrera. Fue una noche soñada para mí.

- En Bolivia cometiste faltas, incluso fueron portada, ¿fue una buena elección salir del país?
- Creo que sí. Siempre comento con mis amigos que he aprendido muchísimo de los errores cometidos, sobre todo en Bolivia y en México, siendo muy joven todavía. Esos errores son los que me han convertido en otra persona, me enseñaron a madurar completamente. Gracias a Dios ahora me dedico enteramente al fútbol y ya no pierdo más tiempo en cosas malas.

- ¿Qué son cosas malas?
- El alcohol, los malos amigos y las mujeres, todo lo que te hace desviar en el camino.

- ¿Cuál fue el error que más tocó tu corazón?
- Fueron muchos. El tema del doping fue uno, cuando jugaba en Bolívar, pero no me marcó mucho como cuando me ‘hicieron’ la fama de ser amigo de la noche. Es cierto, yo salía bastante y llegó un momento en que mi vida tocó fondo, pero gracias a Dios pude salir de ese hueco y ahora estoy muy bien.

- ¿Ya no sos el mismo ‘Negro’ trasnochador de antes?
- (Se ríe) Ya no. Por suerte Dios fue el único que me pudo levantar, porque en cierto momento llegué a sentirme derrotado, pero fue él el que cambió el rumbo de mi vida. Fueron momentos difíciles y críticos para mí, tanto que si seguía así no iba a jugar ni en la segunda división de Bolivia. El único que sabe por todo lo que pasé es Dios.

- ¿Qué te hizo cambiar?
- El pasar de los años. Cuando cumplí 23 hice un alto en mi vida y me di cuenta que había perdido mucho tiempo en cosas malas. Me sentía feliz porque había hecho goles importantes en mi carrera, pero al mismo tiempo mi carrera futbolística se estaba yendo abajo. Eso fue lo que me hizo reflexionar y ver que si continuaba así mi carrera futbolística iba a ser más corta.

- ¿Qué tanto has madurado?
- Muchísimo, ahora estoy con mi nueva familia y sé que no puedo fallarle. Tengo tres hijos por quienes esforzarme y luchar para brindarles un buen futuro.

- ¿Cuán importante es la familia en la vida de un futbolista?
- Cuando uno está transitando por el mal camino, como estuve yo, a veces ni la familia importa, pero en el momento en que uno quiere cambiar, el apoyo de los padres, más aún si están los hijos, la persona recibe una fuerza interior.

- ¿Quién fue la persona más importante en tu vida?
- Jesús, porque apareció en mi vida en el momento justo, cuando yo me iba al fondo del abismo.

- ¿Te arrepentís de algo?
- De lo que más me arrepiento es de haberme ido por el mal camino. Esos años que perdí por mi inexperiencia no los voy a recuperar más.

- Cuando fuiste a México había ofertas de España, ¿elegiste mal?
- Hasta ahora me pongo a pensar qué hubiera sido de mí si elegía España, pero en ese momento primó más la plata, pero no me arrepiento, son los caminos que uno elige y a veces no son los correctos.

- Un goleador tiene buenas y malas jornadas, ¿te duele cuando te insultan desde la tribuna?
- Como a cualquier jugador. Lastimosamente el futbolista tiene que aguantar de todo, porque la gente que paga su entrada se cree con el derecho de insultar.

- ¿Lloraste alguna vez?
- Muchas veces, cuando en los equipos donde estuve no me incluían ni en el equipo B. Lloraba de impotencia porque estando en buenas condiciones el técnico elegía a otros jugadores en mi lugar. Pero eso me daba más fuerza para seguir entrenando y demostrarme a mí mismo que sí podía.
- ¿Qué es lo que más te hace feliz estando lejos de tu país?
- Ser un boliviano que trabaja duro por su país, demostrando que somos tan buenos o mejores como ellos.

- ¿Alguna vez te despreciaron por ser boliviano?
- Por suerte hay mucha gente que quiere muchísimo a los bolivianos, pero hay algunos ignorantes que creen que somos lo peor. Gracias a Dios sé manejar esa situación.

- No todo lo que brilla es oro, ¿qué es lo malo de ser futbolista?
- Que es esclavo del fútbol. El jugador se pierde muchas actividades sociales, viaja y se concentra demasiado, aparte que al futbolista no le perdonan una falta. La gente, a veces, es injusta con nosotros y se olvidan que somos humanos.

- Hace poco fuiste testigo de la derrota de Oriente en el último clásico, ¿qué siente un hincha cuando ve perder a su equipo?
- Mucha tristeza, ese día quería que ganara Oriente. De afuera se ve fácil, pero otra cosa es estar adentro. Yo estaba feliz hasta el primer tiempo.

- A Marcelo Aguirre lo castigaron por aletear como gallina, ¿volverías a festejar de esa forma?
- Ya no, porque ahora hay castigo. En 2002 festejé como las gallinas pero no era por ofender a los bluministas; en 2007 volví a festejar y ahí sí lo hice a propósito, porque su hinchada me había insultado durante todo el partido y la única manera de expresar mi bronca era ésa.

- ¿Un goleador nace o se hace?
- Nace, salvo excepciones como Gabriel Batistuta. Yo nací goleador. Tenía 10 años cuando comencé a viajar con la Tahuichi y siempre fui goleador. Es más, a mí me becó la Tahuichi porque en un partido amistoso hice cuatro goles. Fue el profesor Román Sánchez el que me vio y fue a hablar con mis padres. Ahí comenzó todo.

Sus fra­ses

“Yo salía bastante y llegó un momento en que mi vida tocó fondo, pero gracias a Dios pude salir del hueco”.

“La gente, a veces, es muy injusta con nosotros los futbolistas, se olvida de que también somos seres humanos”.

Per­fil

Un negro goleador

José Alfredo Castillo Parada nació el 9 de febrero de 1983. Es hijo de Alfredo Castillo y Rosmery Parada. Actualmente vive en Belo Horizonte (Brasil) junto a su esposa Alexandre Aponte y tiene tres hijos: José Andrés (6), José María (2) y Dana Michel (1).
Se crió en la zona del Siete Calles porque sus padres vivían por ese lugar.
A la Tahuichi llegó por casualidad. A los ocho años se formó un grupo de chicos de su escuela y se fueron a jugar un partido amistoso con un equipo de la Tahuichi. Entonces estudiaba en la escuela Ignacio Warnes. Ese día su equipo ganó con cuatro goles suyos y el profesor Román Sánchez lo invitó a la Tahuichi, pero antes fue hasta su casa para hablar con sus padres. Al presentarse, allá lo becaron de inmediato y desde entonces comenzaron las giras por Sudamérica, Estados Unidos y Europa.
Jugó en Oriente, Tecos de México, Rosario Central de Argentina y O’Higgins de Chile.
Unos 160 goles lleva anotados desde que debutó en el profesionalismo, incluidos los hechos con la selección.

1 comentario:

  1. Que pena José Alfredo, que poco duró tu intención...ver las ultimas noticias del futbol boliviano de marzo 2009... otra vez indisciplina... Sin vuelta...

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