lunes, 13 de mayo de 2013

“Chichi” Romero, el “señor” número

Para muchos hinchas, entrenadores, exjugadores y aquellos en actividad, periodistas de antes y los de hoy, Erwin “Chichi” Romero Escudero es el mejor número 10 que dio el fútbol boliviano. Para éstos, no hay duda alguna al afirmarlo.

“Realmente es un halago muy grande que la gente piense así, sabiendo que el fútbol boliviano dio tantos buenos jugadores en este puesto”, afirma “Chichi” Romero al # 1 desde Santa Cruz de la Sierra, donde reside.

Erwin fue un extraordinario jugador de fútbol, ambidiestro, pero su magia esencialmente estaba depositada en su pierna derecha, con la que amagaba y jugaba con el balón en una baldosa; un metro cuadrado era suficiente para que el genial 10 se deshaga de sus contrincantes ocasionales.

Paseó su fútbol durante 20 años en el balompié boliviano. Comenzó aún antes de que naciera la Liga, en 1972, y concluyó su andadura en 1992, un año antes de que Bolivia se clasifique al Mundial de Estados Unidos 1994.

Su carrera es resumida en cinco líneas y media, pero no alcanzarían para contar la magnífica trayectoria de un jugador adelantado a su época, con un driblin exquisito, con una calidad innata, con un fútbol de potrero, de barrio. Nacido en Camiri, en la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz de la Sierra, en la década de 1960, emigró a la capital junto a su familia para vivir en el tradicional barrio de la Máquina Vieja; de ahí que es casi lógico que su primer equipo en el fútbol fuera Destroyers, representante de la zona.

En el “Tractor amarillo” jugada de marcador central, hasta que en 1975, Ramiro Blacut, director técnico de la selección boliviana juvenil, la que participó en el sudamericano de Lima, Perú, lo puso de 10.

Desde aquella época, esa fue su camiseta, el signo distintivo de su fútbol, de su habilidad, de su clase. Oriente Petrolero, del que es hincha declarado, fue su segundo equipo, donde llegó en 1975; allá, con 16 años, comenzó a escribir su historia y se consagró como jugador de talento puro.

“El fútbol de antes era diferente, no había el juego limpio, no se protegía la habilidad, así que me las batía con rivales que venían con todo”, recuerda.

Pero con el paso de los años y los partidos, en base a pura habilidad, se ganó el respeto de sus rivales. En 1980 dio el salto al exterior, Oriente lo transfirió a Quilmes de Argentina.

“Ahora alguien en el medio juega y quiere irse al extranjero, antes era difícil para un boliviano salir, tenía que ser realmente bueno”, sostiene “Chichi”. Después de su experiencia en Argentina, lo tuvieron Blooming, Bolívar, Wilstermann, Real Santa Cruz, Bucaramanga, de Colombia, y Orcobol, hasta que decidió colgar los botines en 1992, a los 35 años.

Dejó los estudios

Por dedicarse completamente al fútbol, Erwin tuvo que tomar una decisión importante para su vida: dejar sus estudios, y lo hizo en una época donde el fútbol no era visto precisamente como una profesión con la que ganarse la vida.

“No me arrepiento de haberlo hecho, aunque fue difícil, siempre pensé que si me metí al fútbol era para dedicarme el cien por ciento, para surgir, para sobresalir y eso sólo se logra con dedicación plena”, comenta. “Chchi” jugó en una época cuando los 10 abundaban, prácticamente todos los equipos que se preciaban de buenos contaban con un armador (ahora se llama enganche), esa especie en extinción en el fútbol mundial, así que sobresalir era difícil.

“El 10 no es el número en la espalda de una polera, es la categoría que tiene un jugador”, afirma Alessandro del Piero, el talentoso volante italiano, ídolo de la Juventus, de Turín. Ese tan elevado concepto, como a pocos jugadores, le queda como traje a medida al gran Erwin “Chichi” Romero, ese “señor” número 10 que paseó su genio en las canchas de fútbol.

234 Goles

Convirtió “Chichi” Romero durante 20 años de carrera en el fútbol profesional boliviano.

No era un delantero neto, un 7, 11 o un 9 de área, pero tenía un fuerte remate de larga distancia; era un especialista en los tiros libres.

Sus pases en profundidad, otra especialidad.



DATOS PERSONALES

Nombre: Erwin Romero Escudero
Nacimiento: Camiri
Fecha: 27 de julio 1957
Padre: Fortunato Romero (+)
Madre: Arminda Escudero
Esposa: Vanesa Saldías
Hijos: Adalguisa (36), Alejandra (31), Gabriela (26), Erwin (20), Isis (11) Marisabela (6)

Frente a frente

Dios: Creador
Padre: Un gran hombre
Madre: Lo máximo
Esposa: Compañera
Hijos: Gente de bien
Hermanos: Respeto y cariño
Vida: Vivir sin rencor
Comida: Majadito y locro
Música: Variada



Estuvo cerca del Barcelona de España

En la primera mitad de 1980, Diego Armando Maradona, para ese entonces una estrella del Fútbol Club Barcelona, de España, sufrió una grave lesión en el tobillo izquierdo, por una dura entrada de Andoni Goicoechea, del Athletic de Bilbao, iba a estar por lo menos seis meses alejado de las canchas. La directiva del popular equipo catalán puso sus ojos en “Chichi” Romero, que militaba en Bolívar.

“Estuve a punto de ir al Barcelona, pero don Mario Mercado, presidente de Bolívar en ese entonces, pidió el doble de lo que ofrecía el Barcelona, así que no se pudo; en ese momento me sentí mal por no poder ir a Europa, pero creo que eso también es parte del destino”, dice Romero.

Recuerda también que otro club grande de Brasil, Gremio de Porto Alegre, quiso contratarlo, pero se encontró con la misma postura institucional de la directiva de Bolívar, el conjunto brasileño contrató a Alejandro Sabella, actual director técnico de Argentina, lo propio pasó con Millonarios, de Colombia.



Varias veces seleccionado

Erwin Romero participó en cuatro Eliminatorias mundialistas con la Selección Boliviana de Fútbol y tres Copa América, en el periodo comprendido entre 1977 y 1990; estuvo a punto de ir al Mundial de Italia en 1990; aquella vez, la Selección Nacional comandada por Jorge Habegger, se quedó a las puertas porque Uruguay marcó un gol más que Bolivia.

“Cada vez que fui llamado a la Selección Nacional acudí con la mejor predisposición para aportar al equipo, con el orgullo de representar al país, hubieron grandes jugadores que formaron parte de la representación boliviana”, asegura “Chichi”.

Romero es un futbolista de la época en que la mística regaba el campo de juego, y el dinero jugaba un rol secundario cuando se trataba de representar a Bolivia.

Los sueldos de ahora guardan una diferencia abismal en relación a lo que antes pagaban los clubes, dice.



”La liga mató al fútbol”

”Creo que uno de los motivos por el que el fútbol boliviano se encuentra así, es que la Liga (del Fútbol Profesional Boliviano) mató el fútbol”, afirma “Chichi” Romero, en base a sus 20 años de andar en las canchas y, después, con su experiencia para mirar desde afuera el deporte más popular en Bolivia y el mundo.

Argumenta que antes de la creación de la Liga, en 1977, los torneos en Bolivia eran regionalizados, los jugadores que integraban los equipos salían de las asociaciones, que cumplían su rol formativo, hoy “la Asociación Nacional de Fútbol no cumple este ni otro papel”. “Ya está bueno de Liga, hay que volver a hacer los campeonatos de fútbol como se hacía antes, de los 12 clubes del torneo, deben haber cuatro competitivos, el resto son de relleno, así no se puede elevar el nivel de nuestro fútbol”, manifiesta. Del estancamiento del balompié nacional, agrega, también es responsable la dirigencia de la ANF, la Liga y la Federación Boliviana de Fútbol. “Confieso que así como se juega el fútbol boliviano y como está su estructura, no me atrae, no voy al estadio de manera regular”, afirma.



Por el mismo ángulo

Es fines de 1980, en el estadio Ramón Tahuichi Aguilera de la capital oriental, juegan Real Santa Santa Cruz y Bolívar, por una fecha del torneo de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano.

El árbitro del encuentro, Jorge Antequera, recordado más que por sus cobros, por la manera ampulosa de mover los brazos y de sus carreras para señalar una falta, cobra un tiro libre a favor de Real Santa Cruz, a unos 15 metros fuera del área grande, el encargado de cobrarlo no es otro que “Chichi”. La pelota está en su sitio, Romero se adelanta y es gol contra Bolívar, pelota al ángulo, por encima de la barrera. Pero Antequera no pitó y ordena repetición. Ahora sí vale. “Chichi” se adelanta patea y gol, encima de la barrera, por el mismo ángulo.

“Fue un gol contra Acasuso, arquero de Bolívar; en mi carrera no vi que un jugador convierta un gol así por dos veces consecutivas, es algo que recuerdo siempre”, dice “Chichi”.


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