lunes, 17 de junio de 2013

Un museo en Tupiza guarda el legado del Maestro Víctor Agustín Ugarte

En Tupiza, sobre la calle Junín, hay una casa en cuya fachada se lee: “Museo Club Deportivo Huracán”. Además se observa el rostro pintado de uno de los mejores jugadores de fútbol en la historia de Bolivia, el Maestro Víctor Agustín Ugarte Oviedo.

Ahí vive Luis Villena Cabero. Tiene 85 años. De andar pausado, luce un gorro de lana que cubre su escaso cabello cano. Es presidente del club Huracán desde 1965 y, a partir de 2010, dueño del museo privado que conserva el recuerdo de Ugarte, quien inició su carrera futbolística en ese equipo tupiceño.

En uno de los muros, sobre alargados tableros de madera, están amontonadas las copas que el club ganó en su historia. “Gracias a él (por Ugarte) tenemos todos estos trofeos. Pero lo más importante y lo mejor que ostentamos es este recuerdo”, dice Villena, quien con paso lento, casi arrastrando los pies, se aproxima a una copa dorada, una de las más grandes de la sala. “Ésta la hemos ganado cuando visitamos Jujuy”, explica.

Aquella vez el equipo de Huracán partió rumbo a la Argentina. Jugó en La Quicaca, Palpalá y por último en la ciudad de Jujuy, donde disputó su primer lance sobre césped. En esa oportunidad -rememora Villena-, antes de que se iniciara el partido, Ugarte se acercó a los jugadores de Gimnasia y Esgrima, quienes se mostraban confiados ante el partido. “Nosotros les vamos a enseñar cómo se juega el fútbol”, les dijo y después se alejó. “Y les enseñaron”, sentencia Villena.

El Maestro, cuya imagen se ve reproducida en pequeñas estampillas de tres bolivianos, también enseñó en los campeonatos locales de Tupiza, en Tarija, y otros tantos más que no se quedaron en la memoria del dueño del museo.

Cada cuadro del recinto que homenajea al Maestro es evidencias de su talento. Como cuando llegó a uno de los más grandes del país, el club Bolívar. En una de las esquinas del museo, clavados en la pared, hay dos telegramas. El primero, enviado desde Tupiza, relata: “Ayer viajó jugador Agustín Ugarte Oviedo, ruego esperar estación. Atte. Prudencio Moreno (entonces presidente del club Huracán). 17 de mayo de 1947”.

El segundo telegrama fue una respuesta desde La Paz: “Avisa si Arturo Lema entregó mil bolivianos, viaje futbolista para Bolívar. Saludos”. Según Villena, pagaron al club Huracán 1.000 bolivianos por Ugarte. “Antes se llevaban a nuestros jugadores, se llevaron de lo mejor, gratis, en esa época no se pagaba. Todo era por amor, por cariño”.

Pero Ugarte, con sus 21 años, demostró su valía. Ese mismo año fue convocado a la Selección nacional, con la que jugó en cinco campeonatos sudamericanos. En el último, 1963, anotó dos goles en la final contra Brasil, le regaló a Bolivia el único título internacional de su historia.

Ugarte vistió desde sus 12 años la camiseta verde de Huracán. En el museo hay una fotografía en blanco y negro, difusa y gastada por el tiempo, en la que se lo ve posando con el equipo.

Villena cuenta que Ugarte se hizo una pelota de trapo, le amarró un guato y se dedicó a practicar su dominio de balón. “Con rodilla, con taquito, con cabeza, hombro, chilenita”, dice el guía que acompaña sus palabras con lentas simulaciones de patadas, cabezazos y técnicas. “Tenía un dominio total con esa pelota de trapo. Ugarte se formó solo, es una cosa increíble”, añade.

Después de 48 años en la presidencia y con 85 años encima, Villena asegura todavía tener fuerza para dedicarse al fútbol. “Me gusta esa niñez, esa juventud, y en vez que se den a la droga me gusta que practiquen”.

66 años habían pasado desde que Ugarte dejó su ciudad natal y el equipo que lo vio crecer. En La Paz, en 1995, falleció pobre y asediado por la enfermedad. Pero en un pequeño museo de Tupiza queda guardado su legado. “No hubo ni habrá nadie como él”, asegura Villena.

1 comentario:

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