viernes, 4 de octubre de 2013

Nadie juega tanto en el arco como Pedro Higa



El legendario guardameta Luis Galarza jugó hasta los 40 años. Un admirador suyo, Pedro Higa, ya tiene 41 ‘abriles’ y sigue en el fútbol competitivo, en el que lleva atajando hace 26 años, gran parte en la Liga y otra menor a nivel de asociación.

Este riberalteño debutó en la portería de Real Santa Cruz a mediados de 1987, luego de que la directiva de entonces había echado a diez jugadores experimentados, entre ellos a todos los extranjeros; entonces los juveniles tuvieron su oportunidad de jugar, y entre ellos estaba Higa.

“Cuando comencé, nunca me imaginé llegar a esta altura y aún seguir jugando. Era muy pelado (joven), pero con gran ilusión de ganar el mundo”, asevera el actual guardameta de Destroyers, el crédito cruceño que se clasificó a la semifinal de la Copa Bolivia, y que busca jugar en el Nacional B en procura de ascender a la Liga. Para él los años no han pasado tanto como para otros y seguirá jugando pues tiene contrato con el canario hasta junio de 2014.

“Ya decidí que al año, a los 42 y cuando acabe mi contrato, me despediré del fútbol. Ojalá sea con Destroyers ascendido. Mi sueño era retirarme jugando en la Liga, pero tengo que ser consciente de que ya estoy muy grande y pese a estar bien físicamente no sé si sería correcto que siga”.

Asegura que desde sus inicios ningún año dejó de jugar, pese a que en los últimos ya se había alejado del ámbito liguero, pues su último club fue Real Mamoré, del Beni. “Desde el 87 nunca dejé de jugar, siempre me llamaron de un lado, ya sea de la Liga o de la Asociación”, destaca.

No sabe de alguien de su generación que aún siga en el fútbol. “Arrancamos bien pelados con el (Modesto) Camba Molina, Ñarry Méndez, pero ellos ya no están. Creo que soy el único de esa generación. Mucho después vinieron Nico (Nicolás) Suárez y el Mono (Sergio) Galarza”. Higa jugó en bastantes clubes, de varios de ellos se marchó y volvió con el tiempo. Fueron 11 clubes, gran parte de ellos en la máxima categoría, la Liga.

Tras Real Santa Cruz, siguió en Destroyers, Blooming, Oriente Petrolero, Ciclón, Unión Central, Independiente Petrolero, The Strongest, Real Mamoré, San José y Sport Boys Warnes. “En todos los clubes y en todas las ciudades en que estuve, las hinchadas siempre me hicieron sentir bien, porque valoraban mi trabajo y mi forma de ser”.

Los datos

Títulos

Con Oriente ganó un título anual y dos semestrales; con Blooming una corona y con el Tigre una Copa AeroSur.

Otro nivel

En las asociaciones logró al menos un par de títulos.

Siente que su labor en el fútbol no fue reconocida

Admite que de joven cometió errores por indisciplina, como otros futbolistas, pero asegura que más pesó su trabajo, constancia y que por eso mismo sigue en el fútbol; sin embargo, Pedro Higa lamenta no haber sido reconocido por las instancias del fútbol.

“Quienes me conocen de cerca saben cómo trabajo, no tengo límites en el esfuerzo que pongo. Nunca los tuve. Hace poco, en Guayaramerín, jugamos pasado un día y respondí, a un buen nivel”. Comenta que le toca ver cómo reconocen a otros jugadores que hicieron méritos, pero casi nadie se acuerda de él y su constancia.

“Recuerdo que fui titular todo el año, jugué como 40 partidos, incluidos amistosos y otros, salí campeón, pero llamaron a la selección a mi suplente. Esa fue otra manera de no reconocerme”, dice Higa, quien lo deja ahí, sin dar nombres, porque considera que ellos no tuvieron culpa alguna de esa “injusticia”. Sí está agradecido a Mario Cronembold, quien lo contrató para Sport Boys cuando ya estaba decidido a retirarse. “Su llamada me ayudó”.

La escuela de fútbol de la ‘sandía’

La familia

Pedro Higa Zabala nació en Riberalta (Beni) el 22 de enero de 1972. Está casado con Mayerli Mancilla; tiene tres hijos. Diana, José Pedro y Alex Iván. Sus amigos lo ‘bautizaron’ como la Sandía Voladora.

Es un formador

Hace dos años comenzó su actividad como entrenador de divisiones menores. Dirige la Escuela de Fútbol Pedro Higa en la urbanización Cotoca, en Santa Cruz, donde cuenta con más de un centenar de alumnos.

Apoyo

El guardameta destaca el apoyo de su familia, en especial de su esposa, quien fue su soporte en toda circunstancia. “Cuando las cosas le van mal a un futbolista, la mejor medicina es estar con la familia”.

Sin lesiones

Higa recuerda que no se lesionó de gravedad. Sí salió un par de veces inconsciente de la cancha, una de ellas fue en La Paz cuando jugaba en Blooming, pero luego se recuperó sin dificultad y eso le permitió seguir con su carrera.

Quería ser delantero

El beniano también cuenta que al inicio deseaba ser un centrodelantero, pero como le agarró más confianza a la portería, se decidió por ser guardameta.


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