lunes, 30 de noviembre de 2015

Higa, de un gran arquero nace un goleador



Cuando Pedro Higa se retiraba cuidando el arco de Sport Boys en 2012 —aún en la Primera A cruceña—, su hijo de 14 años José Pedro Higa comenzaba en serio su recorrido por el fútbol. El padre fue un gran arquero, con 27 años ligado al fútbol competitivo, y ahora su retoño es un delantero que empieza a dar de qué hablar, con perspectivas de llegar pronto al profesionalismo.

De paso, Higa padre se dio el gusto no solo de incentivar, apoyar y formar a su hijo en el fútbol, sino de jugar con él, en el mismo equipo de la Asociación Cruceña de Fútbol (ACF), en la Primera A en Sport Boys y en filas de Ferroviario en la ‘B’.

El legendario arquero de The Strongest, Luis Galarza, jugó contra su hijo Sergio en la Liga cuando uno ya se jubilaba y el otro empezaba a surgir. Y Luis Cristaldo disputó con su hijo Michel en un ascenso con Ciclón de Tarija. En el caso de los Higa se dieron ese gusto durante unas dos temporadas y media.

“Nunca me gustó el arco, porque hay que tener más condiciones y es un puesto difícil e injusto en el fútbol”, dice Higa hijo, hoy vinculado a prueba al equipo preprofesional de Bolívar.

Destaca que ese gusto de jugar junto con su padre fue mérito del exarquero porque siguió en escena pese a sus años.

“Si él no seguía, seguro que yo no jugaba con él, pero se cuidó y siguió, ése es su valor”.Hace poco, José Pedro se consagró goleador y campeón del Nacional Sub-18 con Santa Cruz, además fue una de las figuras. Sus dotes ya las había mostrado en Primera de Ascenso, donde hizo 26 goles, luego en la ‘B’, categoría en la que el primer año marcó 12 y después 18 tantos.

“Mejor despedida no podía tener que la de jugar junto a mi hijo en Sport Boys y en Ferroviario. El 22 de mayo fuimos campeones para ascender a la Primera A, él fue goleador y yo el arquero menos vencido, qué más puedo pedir con algo tan bonito”, dice el exarquero, quien dejó de jugar hace seis meses.

Destaca que su hijo tiene gran capacidad para definir, con mucha picardía en el juego y si se lo trabaja podrá rendir mejor.

“Hemos debido jugar casi 40 partidos oficiales en dos años y algo más. En la cancha no había padre o hijo, yo le grité mucho y él también me reclamaba cuando era preciso hacerlo e incluso era capitán del equipo”.

Higa padre recuerda, más allá de las alegrías que tuvo en el fútbol, que le tocó pasar también durante muchos años por situaciones duras. “Todo eso valió la pena, hoy veo jugar a mi hijo y lo voy a seguir apoyando”.

José Pedro iba a todos los estadios con su padre

Lleva el fútbol en la sangre. Desde niño, José Pedro Higa siempre acompañó a su padre que trajinó por muchos clubes y como le acompañaba fue a todos los estadios de Bolivia. Incluso recuerda que en La Paz también se entrenó y jugó como parte de una escuela de fútbol.

“Mi padre siempre me metió a la cancha con él, me acuerdo de todos los vestuarios y de los grandes jugadores”, asegura.

Cuenta que estando en ese ambiente conoció que para triunfar se debe alejar de la vida común de reuniones, diversión, fiestas, y otras cosas de la juventud actual. “No es nada fácil, pero si queremos surgir debemos hacer ese sacrificio”.

Además de elogiar el respaldo que le ha dado su padre, destaca el de su madre Mayely Mansilla, quien lo incentivó para que él también fuera futbolista.José Pedro Higa Mansilla (Santa Cruz, 5 de junio de 1997) sostiene que desde chico trabajó para ser profesional y cree que cada vez se está acercando a que ese sueño sea una realidad.

Le cuesta compatibilizar con sus estudios, pero no los quiere dejar. Actualmente cursa el semestre de Bioquímica y Farmacia en la Universidad Ecológica.“En casa me dicen que el fútbol y la vida en general ahora son exigentes y voy a tratar de aprender allá donde vaya”.

La escuela en Cotoca da sus frutos

La Escuela de Fútbol Pedro Higa va camino a los cinco años de funcionamiento, y el primer fruto del trabajo silencioso que cumple es precisamente José Pedro Higa, que busca espacio en la competencia.

Así como la escuela ‘Pelota de Trapo’ de William Ramallo en Cochabamba tiene como su mejor obra a Rodrigo, actual delantero de The Strongest y de la selección boliviana, la escuela Higa tiene su propia cosecha.

El director y exarquero Pedro Higa destaca que ocho futbolistas de su escuela ya jugaron en la categoría Primera B, y comienzan a abrirse paso.“Esos chicos ya compiten y ojalá sigan creciendo”, manifiesta.

Higa padre sostiene que en su escuela él hace un test con sus jugadores para definir si tienen cualidades para seguir o tomar otro rumbo.

“La parte más fuerte y seria de mi formación fue desde que nació la escuela de mi padre, ahí es donde me terminé de hacer como futbolista, por tanto se lo debo a la escuela”, destaca Higa hijo.

La escuela funciona en la urbanización Cotoca, kilómetro 6,5 hacia esa población. Tiene tres profesores y un centenar de alumnos.

José Pedro está ahora en Bolívar, invitado para disputar un torneo internacional en Argentina, y si las cosas salen bien podría quedarse. “Claro que me gustaría jugar en un club tan grande como éste”.


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