lunes, 19 de marzo de 2018

Farell: “Voy a volver muy pronto, Dios está conmigo”

Postrado en una cama, solo y sin poder hacer lo que más le gusta, Kevin Farell marca los días en el calendario y ruega para que el tiempo de su recuperación (3 a 4 meses) pasen volando.

Una semana después de su doble fractura de tibia y peroné en su pierna derecha, la menos hábil de las dos, este jovencito de solo 22 años toma el momento con absoluta calma, agradece a Dios por estar siempre a su lado y a las personas que se preocuparon por él con una visita a la clínica o llamándolo por celular.

“Voy a volver muy pronto, Dios está conmigo”, sostiene con voz calmada este jovencito, mientras repasa la jugada que puso un freno a su carrera deportiva, justo cuando empezaba a sumar minutos en el torneo Apertura, con Roly Paniagua al mando, y a ganar más confianza.

Ese día (lunes 12 de marzo en el partido contra Royal Pari) una jugada que parecía normal cambió la ruta de su destino. “Fue tan rápida que ni cuenta me dí, pero cuando miré mi pierna me imaginé lo grave que era”, manifestó con una voz entrecortada y a punto de quebrarse, solo de repasar aquella infortunada acción que hoy lo tiene alejado de las canchas y de los partidos.

Tras el incidente de la lesión Farell pidió auxilio

“Fueron los dos minutos más cortos de mi carrera”, indica con algo de humor. Ingresó en el minuto 74, en un abrir y cerrar de ojos ocurrió lo que nadie imaginaba, y a los 76’ ya iba en ambulancia camino a una clínica, entre el susto y la desesperación de la familia. Al día siguiente pasó por el quirófano para su operación, que fue un éxito, y actualmente descansa en casa, libre de presión, esperando que este mal momento quede simplemente en una lista de malos momentos en su ascendente carrera.

Lo anecdótico de su lesión, la primera que sufre desde que debutó en 2016 con la camiseta de Blooming, es que el rival que lo lesionó –aclara que fue sin querer- es su amigo desde que eran compañeros en la Tahuichi (Rodrigo Cabrera). “Fue a visitarme a la clínica para pedirme disculpas. Me dijo que si hubiera sabido que iba a pasarme esto, hubiese preferido dejarme patear libremente. Le dije que se quedara tranquilo porque yo nunca dudé de su mala intención”, insistió.

Lo que pasó, pasó. Hoy, una semana después, Kevin Farell es otro, la tranquilidad volvió a él, consciente de que todo futbolista está expuesto a este tipo de lesiones. “Pero nunca pensé que me llegara tan rápido”, manifiesta.

Después de la lesión salió en camilla

Dejó a sus cuatro hermanos menores y la casita que tienen sus padres por el barrio Primavera para alquilar una que está mucho más cerca de la sede del club Blooming, equipo en el que empezó a ganar protagonismo en 2016, cuando entonces lo dirigía Mauricio Soria. Con el cochabambino al mando jugó Copa Sudamericana, anotó su primer gol en el fútbol profesional y, gracias a su buen momento, fue convocado a la selección mayor, una experiencia que dice no olvidará jamás.

Tiene contrato con Blooming un par de años más, y un detalle que lo llena de tranquilidad y confianza es que la dirigencia le aseguró estabilidad laboral. “Me dijeron que me quede tranquilo, que me concentre únicamente en mi recuperación porque me quieren de vuelta”, dijo, reproduciendo textualmente el mensaje que recibió del club.

En ese proceso anda Kevin. Pasó el examen de la primera semana que le recomendó el médico que lo operó (Javier Severiche), descansando a tiempo completo y tomando sus medicamentos en hora, esperando que le den luz verde para empezar a caminar de nuevo. Mientras llega ese día, solo tiene recomendación para mover muy lentamente los dedos del pie derecho, caminando lo menos posible y cumpliendo todos los plazos, con mucha dedicación y paciencia.

Este triste episodio en su vida no lo olvidará fácilmente, pero tampoco será un pretexto, ni dejará que sea un freno en seco a sus sueños. Quiere volver a las canchas muy pronto, convencido de que tiene muchos objetivos y metas por cumplir. Quiere consolidarse en Blooming, ganarse un lugar en la Verde, para finalmente dar el gran salto que todo futbolista aspira: Europa. “Sé que puedo lograrlo, tengo condiciones y me tengo mucha fe. Dios está conmigo, nunca me falló y no creo que me falle ahora”, reitera con un tono confiado.

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