lunes, 24 de septiembre de 2018

El gol que marcó al Diablo de por vida

El minuto 88 del encuentro entre Bolivia y la poderosa Brasil en La Paz, en las eliminatorias de 1993, marcó “para toda la vida” al exfutbolista Marco Antonio ‘El Diablo’ Etcheverry, el mayor referente del fútbol boliviano en esa época.

‘El Diablo’, apodado así por su habilidad en la cancha, hizo en total cuatro tantos en aquella clasificatoria, pero el más especial fue aquel, el primero de los dos goles con que Bolivia tumbó el mito del poderío brasileño en las eliminatorias sudamericanas.

“El gol fue sacrificio, ganas, lo último de aire y para toda la vida, se quedó marcado para mí para toda la vida”, dijo Etcheverry en una entrevista con Efe en La Paz.

El que es una de las figuras de la historia del fútbol en Bolivia llegó esta semana a La Paz para participar en la celebración de las bodas de plata de la histórica clasificación boliviana al Mundial de Estados Unidos en 1994.

La jugada nació mediante un balón recuperado por el argentino-boliviano Gustavo Quinteros, que dio el pase al ‘Diablo’.

Etcheverry inició la carrera desde la zona boliviana, quedó disputando el balón con el zaguero Valber y casi al acabárseles la cancha, remató con la zurda hacia el arco del brasileño Taffarel. El balón pasó entre los pies del defensa, rozó la pantorrilla del meta y continuó el trayecto hacia el arco, con un Etcheverry celebrando desde el suelo el gol convertido.

Bolivia pasó de la desesperanza tras el penal fallado minutos antes por Erwin ‘Platiní’ Sánchez a la euforia total.

Un minuto después, el mismo ‘Diablo’, que por entonces llevaba melena y militaba en el Colo Colo chileno, haría el pase con el que Álvaro Peña convirtió el segundo gol para la Verde.

Para Etcheverry, “Brasil es lo máximo en el fútbol mundial”, gane o pierda la copa, y consideró que en la cita mundialista “puede faltar cualquiera, menos Brasil”.

“Y al ser (Bolivia) la única selección que le ganó en una eliminatoria en todo ese proceso, en el que además salieron campeones del mundo en 1994, fuimos los únicos que le ganamos, entonces es muy especial”, afirmó el exfutbolista.

‘El Diablo’ también recordó los dos partidos contra la “espectacular” selección de Uruguay, otro de los rivales fuertes de la Verde en esa época.

En el primero, disputado en La Paz, el marcador acabó 3-1 a favor de Bolivia, mientras que en la vuelta en Montevideo, la Verde cayó por 2-1 ante los charrúas.

Aquel fue un “mal momento” pues, según Etcheverry, el árbitro colombiano Armando Pérez Hoyos les “robó el partido”.

“Nos lo robó así descaradamente y no lo digo yo, lo dijo toda la prensa, lo dijo todo el mundo, lo dijo la prensa internacional, desde China hasta Uruguay, pero ya pasó”, remarcó.

Y luego vino el último partido contra Ecuador, en el que los bolivianos empataron a uno y sellaron el pasaporte a Estados Unidos.

El pitido final en Guayaquil dio lugar “a la locura” en la banca boliviana y fue tanta la emoción y la felicidad que a Etcheverry le cuesta recordar cómo fue exactamente aquel momento. Luego retornaron a Bolivia, donde la hinchada les siguió eufórica desde el aeropuerto de la ciudad de El Alto hasta el hotel que fue el cuartel del equipo nacional en la vecina La Paz.

La hazaña ya estaba lograda, pero en noviembre de 1993 la ilusión boliviana quedó sacudida por la grave lesión sufrida por ‘El Diablo’ en un partido en Chile que hizo peligrar su participación en el mundial.

Según Etcheverry, el ‘profe’ Azkargorta le convocó “por cariño, porque yo no podía jugar” y se suponía que “iba a jugar cinco minutos en el tercer partido” contra España.

Pero finalmente entró en el minuto 78 del partido inaugural contra la entonces campeona vigente Alemania y fue expulsado en el 82, por un incidente con el alemán Lothar Matthäus.

“Me enojé muchísimo, pero nunca lo tomé como si le hubiera fallado al país, porque sé que no le fallé”, sostuvo Etcheverry.

“Nadie sabe que yo entrenaba cuatro a cinco turnos al día para recuperarme. Lo sé yo, sé lo que entregué para recuperarme, entonces nunca me siento en deuda, mi consciencia está súper tranquila por el corazón que tengo para mi fútbol y para el país”, añadió.

El exfutbolista confesó que recibe las bodas de plata de la hazaña por un lado con la felicidad de ser parte de la historia del fútbol boliviano y, por otra parte, con la tristeza de que no haya habido alegrías similares en 25 años para su país.

“Y no es culpa solamente de nosotros los futbolistas o exfutbolistas, o de los técnicos, es en general del fútbol boliviano”, opinó.

Con todo, aseguró que se irá “tranquilo” a la tumba cuando le llegue el momento, sabiendo que fue parte del grupo que hizo “feliz a un país”. El pasado martes, un combinado de aquella selección se enfrentó en La Paz a otro de exjugadores bolivianos para recibir el cariño de la afición, en el día que se cumplieron 25 años de aquella gesta. (GINA BALDIVIESO, EFE)

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