lunes, 28 de noviembre de 2011

Reynaldo, un sinónimo de gol

Jesús Reynaldo fue uno de los mejores goleadores en la historia de la Liga. Es aún el cuarto artillero histórico con sus 197 tantos anotados.

Fue, sobre todo, figura en Bolívar, con el que hizo su mejor cosecha —y también de la selección nacional—, aunque al margen lució las camisetas de Real Santa Cruz, The Strongest, Blooming, Guabirá, Always Ready, San Pedro y Universitario de su natal Trinidad, además tuvo un paso por el fútbol mexicano, donde jugó en el afamado Toluca.

“Recuerdo que en la Liga al frente tenía a grandes arqueros, por ejemplo de la talla de Luis Galarza, aunque él siempre fue mi víctima, lo digo con mucho respeto porque siempre le marqué goles, desde cuando llegué a filas de Real Santa Cruz. Lucho era un gran golero al que, sin embargo, siempre le convertía, y siempre se quejó porque le marcaba. Después fuimos grandes compañeros en The Strongest”.

Hoy Reynaldo vive en Trinidad. Es director del Servicio Departamental de Deportes (Sedede), luego de un fugaz paso como entrenador de fútbol.

“Me inicié al fútbol en la Asociación, jugando en Beni Petrolero. Después pasé a Real e hice la carrera que todos conocen”.
Y de pronto se le vienen cosas a la memoria:

“El fútbol a uno siempre le da sorpresas y también dolores de cabeza. Recuerdo que tuve que dejar Bolívar cuando por segunda vez llegó Edward Virba, el año 80, porque no me quiso en el equipo, así que estuve parado un tiempo, entonces los dirigentes decidieron venderme a Blooming, donde apareció el empresario Andrés Ríos que me llevó a México para incorporarme al Toluca; me fue bien, al principio como a cualquier jugador me costó adaptarme; fue una linda experiencia estar en un fútbol tan competitivo en lo deportivo y económico. Después regresé al país para incorporarme a The Strongest”.

Hizo casi 200 goles y sonríe al recordar que se quedó en 197. “Faltaron tres, nada más”.

“Creo que hubiera marcado más tantos, pero tuve algunos parates por lesión o suspensión, por ejemplo estuve cuatro meses sin jugar cuando militaba en Guabirá y dije aquella vez una gran verdad, que el club no tenía en el botiquín ni jeringas para curar, aquello no les gustó a los directivos y me suspendieron”.

Tiene en su memoria, como si lo hubiera anotado ayer, el tanto que él considera que fue el mejor de su carrera.
“Fue cuando estuve en Bolívar y Francisco Takeo envío un centro, me quedó (la pelota) muy arriba, la bajé con el pecho y resolví con una chilena. Aquel tanto se lo hice a Universitario de Sucre, fue hermoso. Hubo otros más, pero ése es el que más me gustó”.

En las selecciones nacionales también le fue bien: “Empecé el 75 en un Sudamericano (juvenil) que se jugó en Lima, luego en las selecciones absolutas enfrenté dos veces a Diego Armando Maradona, en la Copa América del 79 cuando le ganamos en La Paz 2-1 y marqué ambos goles, y en las eliminatorias. No me quejo, me fue bien al defender la camiseta nacional”.
Reynaldo era “un buen cabeceador, mediante esta vía pude marcar una gran cantidad de goles; sin embargo en Bolívar tuve como compañero a un jugador más completo que yo, el Chapaco Fernando Salinas, era un gran goleador”.

El fútbol —de acuerdo con Reynaldo le dejó “varias cosas importantes: la amistad de los amigos; otra cosa (sonríe) fue que jugando me gané el seudónimo de ‘Pantera Rosa’, recuerdo que aquél apodo me lo pusieron Waldino Palacios y Adolfo Flores cuando estuvimos en Bolívar, es que era alto y delgado y estaba de moda aquél dibujo animado. Son cosas que ahora recuerdo con nostalgia; también en lo económico no me quejo porque creo que pude hacer platita cuando estuve en México y, lo más importante y lo valoro, el reconocimiento de la gente en todo el país porque por donde voy siempre encuentro amigos”.
Reynaldo le pasó una parte de su talento goleador a su hijo Cristian, que mientras estuvo en la Liga tuvo una interesante incursión por varios clubes.

“Es que por una lesión ya dejó la práctica activa, lamentablemente no ha podido seguir”.

Sin embargo, hay otro Reynaldo marcando goles y sumando en la tabla de artilleros, es su nieto, de 14 años, que ya está rindiendo buenos frutos.

“Hay otro nieto más de cinco años, esperemos que alguno pueda seguir los pasos del abuelo y del padre y vuelva a las canchas el apellido Reynaldo”.

Entrenador. No digiere aún su esporádico paso como director técnico. Estuvo un tiempo al frente de Real Mamoré y considera que fue un “gran error”.

Jesús Reynaldo considera que se apresuró, porque sobre todo hizo dos cosas a la vez, pues era director de Deportes en Trinidad y a la vez DT del conjunto beniano que actúa en la Liga.

“Debí esperar, debí cumplir una sola función, es algo que me deja como reflexión, pero me gustaría volver a dirigir en algún otro momento. También tuve la ocasión de ser parte de la comisión técnica de Real Mamoré, colaboré en aquello, sin embargo por ahora simplemente estoy desempeñando el cargo que tengo”.

Fue más artillero de bolívar

Sus 197 tantos
Jesús Reynaldo Hurtado nació en Trinidad el 22 de mayo de 1954. Es el cuarto goleador histórico de la Liga, con 197 tantos. Para Bolívar hizo 89, Real Santa Cruz 38, The Strongest 36, Blooming 11, Guabirá 9, Always Ready 7, San Pedro 4 y Universitario de Beni 3.

Primero y último
Marcó su primer gol (para Bolívar) ante Always el 22 de septiembre de 1977. Y el último, 16 años después (12/12/93), para U de Beni frente a Chaco Petrolero.

Fue goleador de la Liga en 1977 y 1978 (jugando para Bolívar), y en 1986, jugando para The Strongest.

Seis en clásicos
Como jugó para los dos ‘grandes’ de La Paz participó en un total de 21 clásicos paceños: 15 defendiendo la camiseta de la Academia y seis la del Tigre de Achumani. Convirtió seis goles, todos a favor de Bolívar.

Copa y selección
A nivel internacional jugó 17 partidos de Copa Libertadores de América y anotó diez goles. Asimismo, como integrante de la selección participó en las competencias a ese nivel entre 1977 y 1983: un total de 17 cotejos, con cuatro goles marcados.

También DT
Jesús Reynaldo trabajó esporádicamente como director técnico, dirigió a Real Mamoré de su natal Trinidad. También fue asistente técnico en Bolívar, cuando el entrenador era Carlos Aragonés, incluso tuvo un corto interinato en filas de la Academia.

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