Su paso a Oriente causó sorpresa a la afición deportiva, pero sobre todo dejó boquiabiertos a los hinchas de Blooming, que lo idolatraron porque los llevó a conseguir el bicampeonato (98-99). A sus 30 años, Limberg Gutiérrez recordó por qué no pudo volver a emigrar luego de haber sido figura en Nacional de Uruguay. También reconoció que en la selección no cumplió las expectativas y que su sobrepeso no fue un obstáculo para destacar en los equipos en los que jugó. Confía en ser el de antes y ya se puso metas para 2008, quiere alzar la Copa AeroSur y después la del torneo liguero.
- ¿Cuál fue la sensación cuando saliste a la cancha, pero vestido de verde y blanco en contra de tu ex equipo?
- Sabía que iban a llover los insultos por parte de la gente de Blooming, pero lo tomé con tranquilidad, porque me preparé para ese momento. Gracias a Dios las cosas me salieron bien en mi debut con Oriente y lo importante es que anoté un gol.
- Ahora que has jugado clásicos en ambos equipos, ¿sentís que hay alguna diferencia entre defender la celeste y la albiverde?
- Jugué muchos años en Blooming y la verdad que sus seguidores me trataron muy bien, eso nunca lo voy a negar, pero después de haber jugado dos clásicos en Oriente he notado de que acá lo viven con mayor intensidad. Se siente que el ambiente es más fuerte.
- ¿Hay más presión en Oriente?
- Cuando jugás un clásico siempre hay mucha presión en cualquiera de los equipos, pero los años de experiencia te ayudan a sobrellevar ese peso.
- ¿Por qué te decidiste por la oferta de Oriente Petrolero y no la de Blooming?
- Porque con Blooming no hubo nada concreto, sólo hablé dos minutos con la dirigencia y en ese tiempo me di cuenta de que no estaban interesados en que me quede. Por su parte, la dirigencia de Oriente hizo un gran esfuerzo para tenerme, por eso soy un agradecido con el presidente ‘Choco’ Antelo, Ernesto Álvarez y Guillermo Aüe. Además, el proyecto es conseguir grandes cosas, como ser campeones y clasificar a un torneo internacional.
- ¿Qué sentiste cuando la dirigencia de Blooming te ofreció menos para que te quedés, fue como un desprecio?
- Ese fue uno de los motivos por los que sólo hablé dos minutos, pero lo tomé con tranquilidad porque pienso que ellos tienen derecho de ofrecer lo que pueden pagar, pero yo también tengo el derecho de pedir lo que creo que merezco. Su propuesta no me convenció.
- ¿Por qué te contuviste un poco en la celebración de tu primer gol en Oriente?
- Lo festejé, aunque no con mucha algarabía, quizás es porque hace poco que estoy en Oriente. Eso sí yo siempre respeto a los clubes por los que pasé, porque trato de ser profesional.
- ¿El festejo con las manos en las orejas tuvo algún significado?
- Sí, porque me dolió que me insulten tanto y que me lancen botellas con mala leche, olvidando lo que le di a Blooming en casi toda mi carrera. Pienso que tengo el derecho de festejar mis goles en el equipo que esté jugando, ahora me tocó en Oriente.
- ¿Tuviste encontrones con algún hincha por el cambio de equipo?
- Hasta ahora no. A pesar de que tengo muchos amigos bluministas, que no están nada felices, también cuento con varios orientistas que me están apoyando. La vida del futbolista es así, cuando cambias de equipo estás expuesto a las críticas de los ‘rivales’.
- ¿Cuál es tu meta en este año?
- Primero es hacer la cosas bien en esta Copa AeroSur, que es muy importante para el grupo, para los dirigentes y para los hinchas que necesitan de alegrías. Después viene el objetivo principal que es ganar el torneo para clasificar a la Copa Libertadores.
- ¿Aún pensas en salir a jugar fuera del país?
- Siempre está la posibilidad de emigrar. Mientras tenga condiciones voy a seguir intentándolo, por ahora me estoy esforzando al máximo en el trabajo diario, porque quiero ser el de antes.
- ¿Lo que te pasó en Grecia (no pudo fichar en Aris) te desmotivó en algún momento?
- No, para nada, porque la causa no fue un tema futbolístico. Si lo hubiera sido quizás me haya bajoneado, pero el problema fue una cuestión de representación (un alto dirigente de Aris tenía otro jugador en lugar de Limberg).
- No fue la primera vez, porque otra ocasión viajaste con un dirigente de Blooming a Suiza y no se concretó ¿Por qué?
- Fue la ambición de la dirigencia de Blooming de ese tiempo la que impidió que siga fuera del país porque yo tenía ofertas para volver a Nacional de Uruguay y otra de México, pero ellos querían una fortuna. Me llevaron a Suiza donde supuestamente iba a firmar, pero no pasó nada.
- ¿Tuviste algo de culpa para que no volvás a emigrar luego de tu paso por Nacional de Uruguay?
- No. En ese año (2001) salí elegido el mejor jugador de Uruguay y hubo un equipo mexicano que quería comprarme, pero Tito Paz (presidente en ese entonces) prefirió llevarme a Europa y pidió unos dos millones de dólares. Esa actitud de la dirigencia me perjudicó y quedé mal anímicamente, por eso cuando volví a Blooming no jugué bien y tuve que ser transferido a Bolívar. No me gusta hablar de ese tema porque no es agradable.
- Estás en los 30 años, ¿pensás que todavía hay chance de jugar fuera del país?
- Creo que sí porque estoy con muchas ganas y sobre todo tengo fe en Dios en que las cosas en Oriente me van a salir bien. Estoy trabajando intensamente para lograr el objetivo.
- ¿Los empresarios también tienen algo que ver?
- Lo que pasa es que hay muchos que te hacen ilusionarte. Yo lo viví en ocasiones cuando se hablaba de mi transferencia pero a la hora de la verdad no había nada. Lo que aprendí es que si un club te quiere debe enviarte un contrato para que lo leás y luego lo firmés.
- ¿Cuál creés que es el problema que tiene el jugador nacional cuando juega un partido internacional?
- La falta de roce que sólo te dan los partidos con equipos del exterior. Esa es la principal deficiencia que hay en Bolivia, por eso la selección debe jugar la mayor cantidad de amistosos que pueda.
- Siempre se te cuestionó que tenías sobrepeso, ¿por qué no te cuidabas?
- Es verdad que me criticaban, pero me sentía bien como estaba. En Bolívar jugué tres años con sobrepeso y aún así salí varias veces campeón nacional y llegué a jugar la final de la Copa Sudamericana contra Boca.
- ¿Creés que el sobrepeso no influye?
- Soy consciente de que me perjudicó mucho, quizás hoy la historia sería otra. Pero cuando uno se propone hacer cosas lo logra y yo me puse la meta de bajar, como lo hice en la selección (para los últimos partidos). Aunque el técnico (Ferreira) me dijo que tengo que ir bajando de peso de a poco, porque pierdo fuerza y potencia.
- ¿Nunca pensaste en seguir una dieta rígida, sin que nadie te controle como en Nacional?
- Lo hice el año pasado, cuando me convocaron a la selección para jugar las eliminatorias y también cuando fui a Grecia (al Aris). Me propuse bajar y lo logré, pero me sentí muy débil.
- Gran parte de la afición deportiva del país esperaba que Limberg sea el reemplazante de Erwin Sánchez en la selección, por tus características. ¿Por qué no te pudiste consolidar en la selección?
- No sé, hasta ahora no puedo entenderlo. Hay veces que las cosas no te salen como querés, pero quiero decir que siempre que fui convocado me esforcé para ganarme un puesto y en la cancha trataba de dar los máximo.
- ¿Hay tiempo todavía para que Limberg pueda ser el conductor de Bolivia?
- Eso está en mis manos, lo único que debo hacer es dar todo de mí en Oriente para rendir en los partidos y luego ser nuevamente convocado y seguir luchando para aportar lo que yo y todos esperan. Además, soy consciente de que la selección es una vitrina para que te vean fuera del país.
- Llevás más de 10 años en el fútbol, ¿cuánto más pensás jugar?
- Todavía no me puse a pensar en eso, creo que tengo mucho tiempo para seguir jugando, por eso le pido a Dios que me libre de las lesiones, porque eso es lo que te perjudica en tu carrera.
- ¿Y después tenés pensado qué hacer: técnico, empresario u otros planes?
- La verdad no sé.
- Siempre se dijo que sos jugador caro, ¿hiciste mucho dinero?
- Tengo mis cosas. Ahorré y me compré algunas casas que me ayudan a sostener a mi familia con buenas condiciones. Creo que el bienestar de tus seres queridos es lo más importante y en esa parte estoy tranquilo.
- En su momento te cuestionaron tu forma de vida, ¿fuiste indisciplinado?
- Al comienzo pasé por la época de muchacho en Blooming, pero acto de indisciplina no cometí. No me gusta ir a boliches, con eso te digo todo. Comparto con mi familia y cuando tengo la oportunidad de estar con mis amigos disfruto con ellos a lo máximo, pero en su momento.
- ¿Cuánto dinero te deben?
- Mucha plata. Mantengo un juicio con Bolívar por deudas de los cuatro años en los que estuve. Perdí mucho dinero porque Mauro Cuéllar me pagaba el 20 y 30% de un sueldo cada mes. Además, cuando Blooming me transfirió a Bolívar quedó debiéndome. Todo suma mucha plata, pero es difícil que cobre.
- ¿Qué dirigentes te hicieron mucho daño?
- El que me perjudicó mucho el expresidente de Blooming, Tito Paz, porque me trabó en mi mejor momento cuando había la posibilidad de que me compren en México por una buena cantidad de dinero que iba a beneficiar a Blooming y a mí, pero pensó más en él antes que en el jugador. Después, nunca más se presentó una oportunidad igual. Cuando recuerdo ese momento me duele mucho, porque creo que hoy estaría consolidado en otro fútbol.
Sus frases
“En Bolívar estuve tres años con sobrepeso y así salí varias veces campeón y jugué la final de la Sudamericana”
“La propuesta de Blooming no me convenció (le ofrecieron menos que en 2007), por eso firmé para Oriente”
Perfil
Salió de la cantera de la ‘U’
Limberg Gutiérrez Mariscal, nació en Santa Cruz el 19 de noviembre de 1977. Es el tercer hijo de Evangelina Mariscal y de Limberg Gutiérrez Alba. Se formó en las inferiores de Universidad, de la Primera A. En 1996 Blooming lo compró en $us 100.000, siendo hasta hoy el jugador más caro que pasó de la ACF a la Liga. Con Blooming fue bicampeón (98-99) y clasificó a la Copa Libertadores. En 2001 jugó a préstamo en Nacional de Uruguay, donde consiguió el título del fútbol charrúa. También fue campeón con Bolívar, con el cual disputó la final de la Copa Sudamericana, contra Boca.