La familia de Ramiro Castillo recordó ayer 10 años de la partida a la eternidad del “Chocolatín”, una de las mayores figuras que tuvo el fútbol paceño y boliviano.
Poco después de que Bolivia fuera sede de la Copa América, el año 1997, donde la Selección Nacional fue subcampeona, se conoció la infausta noticia: Ramiro había decidido partir a la eternidad, y con él se llevó su talento, aquél con el que triunfó en varios equipos nacionales y extranjeros, y en el seleccionado.
El “Chocolatín” empezó a jugar al fútbol en su natal Coripata, en los Yungas de La Paz; vistió, aún en el ámbito amateur, la camiseta de 31 de Octubre; luego dio un gran salto al que fue su primer club en el profesionalismo, The Strongest, con el que conquistó buena parte de sus principales logros, pero además con el que demostró su verdadera dimensión como futbolista.
Instituto de Córdoba, Argentinos Juniors, River Plate, Rosario Central y Platense, de Argentina; el chileno Everton; y Bolívar, de Bolivia, también disfrutaron de su maravilloso juego.
“Chocolatín” fue además integrante de la Selección Nacional que en 1994 disputó la Copa del Mundo de la FIFA, en Estados Unidos.
“Lo que él siempre pregonaba era su entereza y perseverancia para trabajar, que sumadas a su humildad lo llevaron a conseguir los objetivos que se había trazado en su carrera deportiva”, recordó ayer su viuda, María del Carmen Crespo.
Antes de fallecer, “Chocolatín” fundó una escuela de fútbol que lleva su nombre, y no lo hizo en vano, porque ahora esa institución es una de las más reconocidas del balompié paceño, por su actividad en diversas categorías.
“Junto a Iván (el hermano de Ramiro), Rainiero (uno de sus hijos) y Eloy (su otro hermano) seguimos trabajando con la Escuela de Fútbol. A pesar de las dificultades económicas, seguimos con aquella labor como un homenaje a él. Felizmente, aquel trabajo de a poco va rindiendo sus frutos”, agregó María del Carmen.
La que fue esposa del “Chocolatín” y lo acompañó en la mayoría de su periplo por varios clubes, afirmó que aún está pendiente un deseo de Castillo: fundar una escuelita de fútbol en su natal Coripata. “No se pudo aún, pero quizás el próximo año”.
Los hijos de Ramiro y María del Carmen no son futbolistas. Ramiro, de 20 años de edad, se inclinó por seguir la carrera de diseño gráfico y audiovisual en la Universidad Católica Boliviana, y Maejorie cursa el sexto año de primaria.
Para recordar los 10 años de la muerte de Ramiro Castillo, sus familiares preparan un acto religioso que se desarrollará mañana sábado en instalaciones de la Escuela de Fútbol, en la zona de Ciudad Satélite de El Alto.
Poco después de que Bolivia fuera sede de la Copa América, el año 1997, donde la Selección Nacional fue subcampeona, se conoció la infausta noticia: Ramiro había decidido partir a la eternidad, y con él se llevó su talento, aquél con el que triunfó en varios equipos nacionales y extranjeros, y en el seleccionado.
El “Chocolatín” empezó a jugar al fútbol en su natal Coripata, en los Yungas de La Paz; vistió, aún en el ámbito amateur, la camiseta de 31 de Octubre; luego dio un gran salto al que fue su primer club en el profesionalismo, The Strongest, con el que conquistó buena parte de sus principales logros, pero además con el que demostró su verdadera dimensión como futbolista.
Instituto de Córdoba, Argentinos Juniors, River Plate, Rosario Central y Platense, de Argentina; el chileno Everton; y Bolívar, de Bolivia, también disfrutaron de su maravilloso juego.
“Chocolatín” fue además integrante de la Selección Nacional que en 1994 disputó la Copa del Mundo de la FIFA, en Estados Unidos.
“Lo que él siempre pregonaba era su entereza y perseverancia para trabajar, que sumadas a su humildad lo llevaron a conseguir los objetivos que se había trazado en su carrera deportiva”, recordó ayer su viuda, María del Carmen Crespo.
Antes de fallecer, “Chocolatín” fundó una escuela de fútbol que lleva su nombre, y no lo hizo en vano, porque ahora esa institución es una de las más reconocidas del balompié paceño, por su actividad en diversas categorías.
“Junto a Iván (el hermano de Ramiro), Rainiero (uno de sus hijos) y Eloy (su otro hermano) seguimos trabajando con la Escuela de Fútbol. A pesar de las dificultades económicas, seguimos con aquella labor como un homenaje a él. Felizmente, aquel trabajo de a poco va rindiendo sus frutos”, agregó María del Carmen.
La que fue esposa del “Chocolatín” y lo acompañó en la mayoría de su periplo por varios clubes, afirmó que aún está pendiente un deseo de Castillo: fundar una escuelita de fútbol en su natal Coripata. “No se pudo aún, pero quizás el próximo año”.
Los hijos de Ramiro y María del Carmen no son futbolistas. Ramiro, de 20 años de edad, se inclinó por seguir la carrera de diseño gráfico y audiovisual en la Universidad Católica Boliviana, y Maejorie cursa el sexto año de primaria.
Para recordar los 10 años de la muerte de Ramiro Castillo, sus familiares preparan un acto religioso que se desarrollará mañana sábado en instalaciones de la Escuela de Fútbol, en la zona de Ciudad Satélite de El Alto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario