jueves, 10 de abril de 2008

Desde niño, Diego Cabrera demostró que tenía una personalidad indomable, que estaba destinado para grandes cosas.


Lloró, porque, como dijo su padre, siempre fue llorón; pero anoche lo hizo de alegría, al saber que su esfuerzo había recibido un galardón y nada menos que el que se entrega al mejor futbolista de Bolivia, el Premio Mayor.
Diego Cabrera o ‘Manacha’, Palomillo, Angelito o Potro, ¡el hombre de los mil apodos!, llegó al Centro de Convenciones El Conquistador a las 21:10 en un lujoso automóvil Mercedes Benz y de inmediato fue abordado por la prensa que lo esperaba en el inicio de la alfombra roja tendida para él. Vestía un traje azul oscuro con delgadísimas rayas verticales grises que combinó con una camisa celeste, corbata lavanda de detalles violetas y zapatos y cinturón negro. En ambas orejas lució argollas plateadas y en el anular derecho un anillo que recordaba que su esposa lo aguarda en Colombia.
Era la estrella de la noche y el orgullo de su padre, cuatro hermanos y un montón de tíos y amigos presentes. Eso sin contar a sus admiradores, grandes y chicos, que participaron en concursos realizados por Deportes y Debercito.
La gala de premiación empezó a las 21:55 con una danza de jazz y acrobacias interpretada por cinco bailarinas de Ronaldo Wellington con el tema musical creado para la ocasión por Aldo Peña. Lo hicieron sobre el escenario montado por Quito Velasco, que al mismo tiempo evocó un arco de fútbol y un set de televisión. El número acabó con la presencia de un par de niños luciendo las camisetas de Aurora y del Cúcuta, equipos para los que jugó el galardonado.
Tras conversar con los fans de Cabrera, el animador Reyes Seleme invitó al escenario al director del Diario Mayor, Pedro Rivero Mercado; al director ejecutivo, Pedro Rivero Jordán; al editor de Deportes, Mauricio Cambará, y, claro, a Diego Cabrera. Don Pedro tomó la palabra para recordar el motivo de la creación del trofeo que este año se entregó por decimoséptima ocasión. “Queríamos estimular al hombre boliviano nuevo, despojado de la politiquería”, dijo. “Era una forma de dar con un espíritu esperanzador y lleno de fe; fortalecerle el cuerpo y llenarlo de ideales nobles”.
Con sus aplausos y los del público de pie, ‘Manacha’ recibió la estatuilla dorada que bien podía ser él a punto de meter un gol. “Éste es el premio al esfuerzo que uno hace cada día”, expresó emocionado. Luego, los humoristas Pablo Fernández y Sebastián Moreno conversaron con él sobre su pasión, el fútbol. Así recordaron que hace 10 años debutó en un clásico cruceño y con ayuda de un video trajeron a su memoria su niñez y juventud contada por sus seres queridos. “Su primer trabajo fue de carbonero en Abapó, cuando se escapó de su casa luego de recibir una cuera de su padre”, comentó uno de ellos. “Siempre estaba jugando pelota”, dijo otro. También se escuchó comentar que era cuerudo y peleador, que podía pelear hasta con un tren porque no le tenía miedo a nada. Y cuando le mencionaron a su madre, el futbolista no pudo evitar las lágrimas.
El acto de premiación concluyó con su primer entrenador al lado, Juan Durán, que ahora también es un admirador suyo. Hubo más recuerdos con él; del muchachito que soñaba con ser grande y que trabajó para serlo.

El dato

Diego se convirtió en el decimoséptimo jugador en recibir la estatuilla que entrega el diario EL DEBER



De rebote

Históricos
Milton Melgar, Arturo García, Luis Cristaldo, Marciano Saldías, Erwin Frey, Rómer Roca y Rubén Tufiño fueron algunos de los ex jugadores que asistieron a la ceremonia.

Traviesos
Los niños invitados a la ceremonia, gracias a un concurso de Debercito, se dieron a la tarea de conseguir autógrafos entre las figuras deportivas que había en la gala.

Ambiente
Antes de que comience la ceremonia, en una sala previa, varios televisores proyectaron de forma permanente los goles convertidos por Diego en 10 años de carrera.

Variado
Asistieron personajes del ámbito deportivo, artístico, cultural y político. Entre ellos estaban el prefecto, Rubén Costas, y la reina del carnaval, Gloria Mariana Limpias.

El dato

17
Fueron los goles que anotó Cabrera en Aurora en la primera mitad de la temporada pasada. El número coincide con la cantidad de veces que se ha entregado el Premio Mayor en nuestro país.

Momentos clave de la noche

Junto a sus fanáticos
Una treintena de lectores de EL DEBER se ganó un cupo para estar en la gala. Los más chochos fueron los niños, que tuvieron la oportunidad de conocer a su ídolo en persona.

Ecos del pasado
En un video, familiares, amigos y ex técnicos recordaron la infancia y juventud de Cabrera. “A los 13 años, me escapé de casa y me fui a Abapó a trabajar como carbonero”, comentó el goleador.

De padre a hijo
“Agradezco a Dios por vivir este momento tan feliz. Sólo le pido que me dé vida para verlo llegar más lejos”, le dijo don ‘Manacha’ a su hijo, que ya tenía en sus manos el Premio Mayor.

Sus primeros pasos
Juan Durán (izq.) fue su primer técnico en Don Bosco. En homenaje a Cabrera, hace unas semanas, abrió una escuela de fútbol a la que bautizó como San Diego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario