sábado, 24 de noviembre de 2007

El k'ochala que tuvo como cuna el barrio de San Pedro


“Se trata de uno de los tres mejores zagueros del fútbol sudamericano, de eso no tengo duda alguna, por su potencia, caudillismo y gran capacidad de aprendizaje”, ese fue el concepto que el DT argentino Jorge Habbeger hizo de Óscar Sánchez a mediados de los 90.

Precisamente, ese temple y esa garra de Sánchez nació y se forjó en los 80, en el barrio Las Cuadras, ubicado en la parte sudeste la ciudad de Cochabamba, donde vivió y jugó durante su niñez y juventud.

Quienes conocen al cochabambino desde ese su origen afirman que Sánchez también forjó su carácter en los torneos de barrio de fútbol de salón y en el baloncesto intercolegial, en ambos fue un destacado y aguerrido deportista. Todo aquello tuvo como escenario los coliseos de San Pedro.

El ex volante atigrado, el cochabambino Johnny Villarroel, recordó que Óscar jugó desde colegio al futsal, fue figura del club Víctor Muriel, donde adquirió su cualidad técnica.

“Definitivamente desde muy jovencito fue un deportista de polenta, con carácter y fortaleza física. Todo eso porque era un trabajador de mucha entrega. Él podía entrenarse todo el día, podía vivir en la cancha”, explicó Villarroel.

La Liga de San Pedro, en la que Óscar se formó, se juega en una cancha de tierra que está en la parte posterior de la Universidad de San Simón, la misma que fue testigo de los primeros pasos del zaguero mundialista de 1994, al igual que los coliseos ubicados por ese sector.

El talento del zaguero llegó a oídos de los dirigentes de Aurora, quienes le contrataron para que juegue los partidos de la asociación cochabambina. Con la casaca del “equipo del pueblo”, Sánchez reforzó su juego aguerrido y de coraje, que le valió el apelativo de Marraqueta, según recordó Elio Sánchez, kinesiólogo del plantel celeste.

Ese apelativo surgió porque en una ocasión dejó de entrenarse y se fue casa con una bolsa llena de ese tipo de pan en medio de sonrisas.

La fama del temple y el coraje del k´ochala llegó hasta Achumani, en La Paz, donde en 1991, junto a William Delgadillo, probó fortuna en The Strongest y se quedó gracias al apoyo del técnico de entonces, el peruano Moisés Barack.

Kuwait fue el nuevo apodo de Sánchez debido al pelo rapado y a la pañueleta que siempre llevó en la cabeza. Desde ahí el cochabambino tuvo una destacada y vertiginosa carrera futbolística que terminó con la gloria de ir al Mundial de Estados Unidos 1994.

“Fue un esforzado de la vida, por eso que en el fútbol se caracterizó por ser un jugador con gran capacidad de aprendizaje, que le llevó a ser un zaguero firme, fuerte, pero con técnica y una gran visión ofensiva”, recordó el ex portero Mauricio Soria, quien jugó con Sánchez en la selección nacional, The Strongest y Bolívar.

La característica de Sánchez en la vida y el fútbol se resume cuando en la Copa Conferaciones disputada en México, en 1997, tuvo un gesto de coraje y valentía, disputó parte de lo que quedaba del partido con la clavícula fracturada. No había más cambios, pero eso no le importó, tampoco el dolor, igual jugó con un brazo inhabilitado hasta el final del encuentro.

Otros detalles

Pesar en Cochabamba
Un gran pesar hubo en Cochabamba, donde nació Sánchez. Se espera que el domingo una multitudinaria cantidad de gente lo despida

Duelo en el país
La noticia de la muerte de Sánchez generó tristeza en todo el país. En Santa Cruz Gustavo Quinteros lo recordó como “un gran hombre”.

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