El Deber
Jugando siempre como si fuera el último partido de su vida, con fuerza, velocidad, entrega y como él mismo lo asegura, con mucho amor propio, así lo conocimos a Luis Enrique Padilla al que también le decían Moroco ‘e pato, Chato, Tatú, Chiquinho y varios otros sobrenombres que se ganó jugando en los mejores equipos del país y en la selección nacional.
‘Moroco’ hizo sus primeras armas a los 13 años en la escuela de la Asociación Cruceña de Fútbol como arquero, pero cambiado casi inmediatamente como delantero por el profesor Ernesto Ferrante, del que guarda grandes recuerdos y agradecimientos por sus enseñanzas, que puso en práctica durante toda su carrera.
Estuvo durante tres años en esa escuela para luego pasar a La Bélgica, que jugó la Copa Simón Bolívar en 1977. Ese mismo año conformó la selección cruceña que obtuvo el tricampeonato en Trinidad (Beni).
De ahí fue un salto hacia la Liga profesional. Pasó a The Strongest de La Paz, habiendo salido subcampeón y disputando su primera Copa Libertadores enfrentando a River y Boca de Argentina. En esa gestión se hizo acreedor al Botín de Oro como la mejor promesa del fútbol boliviano. En 1981 jugó en la selección nacional juvenil que participó en un torneo clasificatorio en Ecuador, logrando el cuarto lugar, tras Uruguay, Brasil y Argentina. En 1985 fue convocado al combinado absoluto.
En 1983 militó en Oriente y en 1984 volvió a La Paz para jugar en Bolívar, que disputó la Libertadores contra los equipos chilenos.
En 1985 pasó a Real Santa Cruz, el equipo de sus amores. Jugó con el equipo albo la final de la Liga en la ciudad de Cochabamba, en un partido que dice que el árbitro les ‘robó’ el título al anularle un gol legítimo a Juan Ernesto Lazcano. En Real jugó hasta 1988 y pasó a Guabirá donde estuvo por unos cuatro meses y se fue a San José de Oruro en los tiempos en que aparecieron los famosos ‘quirquigans’. Entre 1990 y 1991 vistió la casaca de Wilstermann, habiendo vuelto a Real Santa Cruz en 1992, año en que el club merengue descendió, diciéndole él también adiós al fútbol profesional.
Perfil
Tabaja en la madre patria
Luis Enrique Padilla Moreno nació en Santa Cruz de la Sierra el 6 de julio de 1960, en el hogar de los esposos Ignacio Padilla (+) y Neysa Moreno. Casado con Jackeline Subieta tiene una hija: Mary Silvia, que le ha dado dos nietos. Tras dejar el fútbol se dedicó a negocios particulares y hace ocho años que vive en España, donde trabaja como almacenero de una empresa constructora. También es fisioterapeuta del equipo Roquefort del ayuntamiento de Valencia, que participa en torneos amateurs de esa región.
Jugando siempre como si fuera el último partido de su vida, con fuerza, velocidad, entrega y como él mismo lo asegura, con mucho amor propio, así lo conocimos a Luis Enrique Padilla al que también le decían Moroco ‘e pato, Chato, Tatú, Chiquinho y varios otros sobrenombres que se ganó jugando en los mejores equipos del país y en la selección nacional.
‘Moroco’ hizo sus primeras armas a los 13 años en la escuela de la Asociación Cruceña de Fútbol como arquero, pero cambiado casi inmediatamente como delantero por el profesor Ernesto Ferrante, del que guarda grandes recuerdos y agradecimientos por sus enseñanzas, que puso en práctica durante toda su carrera.
Estuvo durante tres años en esa escuela para luego pasar a La Bélgica, que jugó la Copa Simón Bolívar en 1977. Ese mismo año conformó la selección cruceña que obtuvo el tricampeonato en Trinidad (Beni).
De ahí fue un salto hacia la Liga profesional. Pasó a The Strongest de La Paz, habiendo salido subcampeón y disputando su primera Copa Libertadores enfrentando a River y Boca de Argentina. En esa gestión se hizo acreedor al Botín de Oro como la mejor promesa del fútbol boliviano. En 1981 jugó en la selección nacional juvenil que participó en un torneo clasificatorio en Ecuador, logrando el cuarto lugar, tras Uruguay, Brasil y Argentina. En 1985 fue convocado al combinado absoluto.
En 1983 militó en Oriente y en 1984 volvió a La Paz para jugar en Bolívar, que disputó la Libertadores contra los equipos chilenos.
En 1985 pasó a Real Santa Cruz, el equipo de sus amores. Jugó con el equipo albo la final de la Liga en la ciudad de Cochabamba, en un partido que dice que el árbitro les ‘robó’ el título al anularle un gol legítimo a Juan Ernesto Lazcano. En Real jugó hasta 1988 y pasó a Guabirá donde estuvo por unos cuatro meses y se fue a San José de Oruro en los tiempos en que aparecieron los famosos ‘quirquigans’. Entre 1990 y 1991 vistió la casaca de Wilstermann, habiendo vuelto a Real Santa Cruz en 1992, año en que el club merengue descendió, diciéndole él también adiós al fútbol profesional.
Perfil
Tabaja en la madre patria
Luis Enrique Padilla Moreno nació en Santa Cruz de la Sierra el 6 de julio de 1960, en el hogar de los esposos Ignacio Padilla (+) y Neysa Moreno. Casado con Jackeline Subieta tiene una hija: Mary Silvia, que le ha dado dos nietos. Tras dejar el fútbol se dedicó a negocios particulares y hace ocho años que vive en España, donde trabaja como almacenero de una empresa constructora. También es fisioterapeuta del equipo Roquefort del ayuntamiento de Valencia, que participa en torneos amateurs de esa región.
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