lunes, 3 de septiembre de 2018

Paúl Arano: “Mi sueño es comprarle una casa a mi madre”

“Uno nunca tiene que olvidarse de dónde viene”, es la frase que ha marcado la vida de Paúl Arano, una de las figuras que tiene Blooming, que lleva cinco años en el fútbol profesional y que ya sabe lo que es saborear las mieles del triunfo y también lo que es tropezar cuando tomás malas decisiones.

El presente de Arano es muy bueno, pero no fue fácil llegar donde está. Este joven, de 23 años, sabe lo que es trabajar desde niño. Se crio en un colegio, donde sus padres hasta ahora son porteros. Allí, Paúl vivió durante casi 15 años, ya que luego tuvo que salir de una habitación que se hizo cada vez más pequeña para él, sus padres y sus tres hermanos, que son menores.

No fue una decisión fácil salir del lado de mamá y papá, pues tenía 18 años y recién había firmado su primer contrato con Blooming (2013). “La verdad es que ya no había espacio en el cuarto, por eso hablamos y decidimos con mis padres que saldría de casa y me haría cargo de uno de mis hermanos”, contó Arano, que también confesó que su sueño es comprarle una casa a su madre.


Hace cinco años que Paúl es independiente, aunque eso es un decir, porque el colegio Ignacio Warnes, que está a pocas cuadras de la plaza 24 de Septiembre (centro de la ciudad), sigue siendo el lugar donde pasa más tiempo cada jornada. “Todos los días voy, después de entrenar. Ayudo a mi madre a barrer los cursos y también a vender en su tiendita. No tengo ningún problema, no me da vergüenza”, relata.
Esta imagen no es armada, pues ese es el oficio en el que ayuda a su mamá en el colegio Ignacio Warnes todos los días, después de entrenar. Atiende el puesto de golosinas que sustenta a su familia hace varios años. Foto: Hernán Virgo

Su madre es su inspiración y su padre, su mayor motivador. Los dos fueron claves para que Arano cumpla su sueño de ser futbolista profesional. Desde pequeño asistió a la Academia Tahuichi, donde estuvo hasta el año que pasó a Blooming.

Apareció como una revelación y en poco tiempo su nombre sonó muy fuerte, tanto que llegó a la selección boliviana (cuando el DT era Julio César Baldivieso). Reconoció que se le subieron los humos, lo que le hizo tomar la mala decisión de salir de la academia cruceña. Todo salió mal, en Oriente y Sport Boys lo rechazaron y terminó jugando seis meses en 24 de Septiembre, de la ACF.

Cuando todo parecía negro, su vida cambió porque conoció a Dios. Se tomó revancha en Petrolero y volvió a tener la atención de Blooming, que lo ‘repatrió’. Ahora todo es diferente, se siente maduro y con objetivos claros. “Quiero jugar en la selección y después ir a Europa”, afirmó.

Aquí está un mano a mano con este volante, que antes era un 10 clásico y ahora es un polifuncional en el medio campo, pero aun así es el máximo goleador de la academia cruceña.

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¿A qué se debe tu buen presente?

Al trabajo y al apoyo de la familia. Como me decía siempre mi padre, en esto no hay misterio, todo se consigue con trabajo y más trabajo, pero creo que lo más importante ha sido conocer a Dios y ponerlo en primer lugar.

¿Qué pasó?, ¿por qué no pudiste consolidarte antes, cuando apareciste en 2013?

Cuando llegué a Blooming por primera vez venía de la Tahuichi, tenía 18 años. Estuve dos años y medio, ahí debuté cuando el técnico era ‘Chavo’ Díaz, que me dio la chance de jugar dos partidos, después vino Mauricio Soria y me bajó a la reserva, donde estuve nueve meses; por suerte me convocaron a la sub-20 y jugué el Sudamericano. Cuando vuelvo ya estaba el profesor Erwin Sánchez, que fue el que me dio la oportunidad y jugué todos los partidos, lo que me permitió consolidarme. Estaba tan bien que fui a la selección absoluta en dos partidos por las eliminatorias, cuando el DT era Julio Baldivieso.

Después asumió Hernán Boyero y nuevamente no me fue bien porque me hizo a un lado y comenzó una etapa gris para mí. Luego tomé una mala decisión porque no supe escuchar y por creerme algo que no era.
Cristian Paúl Arano Ruiz nació el 23 de febrero de 1995 en Santa Cruz. Es el hijo mayor de Alfredo y Carmen. Sus hermanos son Álex, Carla y Franco. Se formó en la Tahuichi y jugó en Blooming, Petrolero y 24 de Septiembre

¿Por qué te equivocaste?

Cuando me salí de Blooming fue por el tema económico. La dirigencia me ofreció un monto y yo quería otro, como venía jugando de titular por ahí creí algo que no era en ese momento y pensé que saliéndome conseguiría otro club fácilmente. Pero las cosas no fueron así, se hizo difícil porque fui a probarme a Oriente, a Sport Boys y a Guabirá, y en los tres clubes me rechazaron. Fue cuando recalé en 24 de Septiembre, de la Primera A (ACF), por seis meses

¿Qué pensaste en ese momento?

Me dolió muchísimo, pero luego lo tomé con calma, por suerte ya estaba metido de lleno en mi iglesia y eso me ayudó porque conocí a Dios. Desde ese momento fui entendiendo muchas cosas de la voluntad y del tiempo de Dios, y de la manera en que uno debe actuar como persona para ser bendecido a la hora de emprender cualquier cosa, en lo futbolístico, en el trabajo y en el estudio.

Después me di cuenta de que eso era parte de un proceso que debía pasar para caer en cuenta que las cosas que tenía en Blooming debí haberlas valorado. Eso fue una enseñanza de vida que me sirvió hasta hoy, porque recaí en 24 de Septiembre, un club de la ACF, y ahí te das cuenta de que no tenés las mismas condiciones, no tenés la presión, la gente no va a verte y eso es duro.

¿Cómo se da tu regreso a Blooming?

Gracias a Jeaustin Campos, que estaba interesado en que vuelva a Blooming porque vio que venía mostrando un buen rendimiento en Petrolero. Habló conmigo y me dijo que quería que regrese. Fue así que nos juntamos con la dirigencia y firmamos por cuatro años. Creo que fue la mejor decisión porque tenía ganas de volver por la forma en que me fui. Volví con la mentalidad de darle más al club, de salir campeón, de poder jugar torneos internacionales. Ahora las cosas se están dando de menos a más.

Estoy viviendo un momento que soñé, que lo pensé y que lo trabajé.

¿Qué sentiste por no comenzar de titular en este torneo?

Lo tomé como algo positivo porque todo lo que me pasó me hizo madurar. Venía de jugar todos los partidos del anterior torneo y comenzar en este sabiendo que no tenía el puesto asegurado me dio más fuerza para seguir trabajando, porque si lo que venía haciendo no había sido suficiente, entonces debía esforzarme el doble.

¿Cómo es disputar el puesto con el hijo del técnico?

Es un tema que nunca lo tocamos con el técnico. Su hijo es uno más del equipo, uno entiende que para el entrenador debe ser incómodo porque la gente lo critica mucho a ambos y creo que como cualquiera le quería dar la oportunidad.

¿Sos amigo de Junior Sánchez?

Siempre hablo con Junior porque concentro con él. Le digo que aproveche su oportunidad, porque uno debe tener claro que cuando te dan la chance tenés que aprovecharla, ya que cuando uno está de suplente muchas veces se desmotiva. En mi caso, sabía lo que quería y que si el puesto iba a ser difícil debía esforzarme más. Aproveché y el ‘profe’ me dio la continuidad. Con Junior nos llevamos bien, me voy con él cuando salimos de entrenar, concentramos junto con Latorre.

En los partidos siempre me apoya, me dice ‘Pulpo, ahora vas a hacer un gol’, me desea lo mejor, como yo lo deseo cuando le toca a él. No hay recelo ni nada y eso es positivo.

¿Está claro que para Sánchez lo que importa es el equipo?

Desde el comienzo el profesor dijo claramente que en el grupo a su hijo no lo ve como tal, sino como un jugador más, que si le rinde, lo va a meter. Eso es bueno, saber que todos tenemos la chance de que si estás bien, vas a jugar, de que no hay privilegios. Algo que nos recalca siempre es que el que está bien va a jugar. Un claro ejemplo son los casos de Vargas y Britos, que no venían jugando y que se han ganado el puesto a base de esfuerzo. Cuando uno está bien, el respaldo del técnico siempre está.

¿Cuál es tu verdadera posición?

Toda mi infancia, desde que me formé en la Academia Tahuichi y el primer año en Blooming, siempre jugué de enganche, volante creativo, pero cuando llegás a un equipo grande siempre tenés referentes en ese puesto. Recuerdo que en ese momento estaban Joselito, Micky Loayza y Koke Contreras, jugadores con mucho peso, así que me fui dando cuenta de que debía ser algo más que un enganche. Hoy por hoy me considero un volante mixto, me gusta jugar al medio, tener mucha llegada al área rival, desprenderme y romper líneas. Hoy me siento cómodo en esa posición.

¿No había la posibilidad de pelear el puesto de enganche?

Yo era tipo Román Riquelme, que solo quería pelota y no correr; sin embargo, el fútbol evoluciona y ese tipo de jugadores se van perdiendo, por eso tenés que adaptarte. Eso lo entendí, el fútbol ahora es más correteado, con más roce, por eso me tuve que acostumbrar a una nueva posición y me costó muchísimo porque mi fuerte no era marcar o correr, siempre quería tener el balón, hacer jugar al equipo, meter asistencias. De esa manera me di cuenta de que debía cambiar y lo hice con trabajo.

¿Qué trabajo se hace para mejorar eso?

Primeramente hay que tener claro que la actitud no se negocia. Tenés que trabajar los espacios cortos a máxima velocidad, después con más peso, a lo que le llaman fuerza a la velocidad y la coordinación. Todos esos aspectos los charlo con el preparador físico, al que le digo que me dé esos trabajos. Ahora me cuesta menos porque me adapté al juego de ida y vuelta, tengo más marca, y a la hora de jugar no me cuesta por mi naturaleza técnica.

¿Cómo ves el momento del club?

Complicado porque, en su momento, hay compañeros a los que se les presta plata para que se puedan mover, ya que algunos deben pagar a los bancos (por préstamos) por sus casas o lotes que se sacaron y a veces no te podés acomodar porque la parte económica en el club no es buena. Se ve que tienen problemas no solo con nosotros, también con otra gente. Lo que se vio en la sede es gravísimo (el enfrentamiento de la Policía con los hinchas).

¿Lo ves algo cercano volver a la selección?

Yo entreno para ayudar a mi club y para poder representar a mi país. Para todos es un privilegio estar con la selección. Hoy, por ahí no me toca, y me hace pensar que si este buen momento que estoy pasando no es suficiente, debo seguir trabajando mucho más.

¿Cuál es tu sueño?

Como todo chico, salir a jugar en un equipo de Europa. En el momento que conocí a Dios lo pude creer mucho más y no hay un día en que no piense en que puedo ir a jugar al Viejo Continente. Me gustaría ir a algún equipo de España. Y después tengo un deseo en mi corazón: jugar un Mundial, ojalá que las instituciones puedan organizar las cosas para que se pueda dar

¿Cómo es Paúl Arano fuera del fútbol?

Casi siempre estoy con mi madre, que vive en un colegio. Le ayudo a barrer cuando salen los alumnos de clases o si entreno en la tarde voy en la mañana. Después en la noche estoy casi siempre en mi iglesia. En mis tiempos libres miro películas, juego Play. Soy soltero tranquilo, pensando darle la prioridad a mi profesión para consolidarme.

¿Por qué dejaste de vivir con tus padres?

Por un tema de espacio, ella vive en un colegio (Ignacio Warnes) y un cuarto es muy chico porque somos cuatro hermanos. Ahí en el mismo ambiente está la cocina, las camas y, la verdad, no entramos, por eso cuando me contrató Blooming decidí, con la aprobación de mis padres, independizarme y llevarme a mi hermano Álex (el que le sigue, tiene 20 años).

¿Tenés algo pendiente con tu familia?

Con mi madre, desde niño mi sueño siempre fue comprarle una casa. Ahora no falta nada para que terminen de construir su casa y gracias a Dios la he colaborado, pero no pierdo ese sueño de poder comprarle otra o hacérsela más grande, quiero darle otras condiciones, otra manera de vivir. Un estilo de vida más tranquilo, se lo merece.

¿Siempre vas con tu mamá?

No puedo estar sin verla un día, siempre voy al colegio. Si me falto una vez, ella piensa que son tres y me llama. Me gusta estar ayudándole en el colegio en la venta y en la limpieza. Me siento bien en ese lugar, donde las profesoras me dicen que les gusta mi humildad porque otros, en mi lugar, no lo harían y esperan que nunca pierda eso.

A mí no me incomoda estar con mi madre ayudándole, porque ahí me crie y de esa manera fui creciendo. Creo que uno nunca tiene que olvidarse de dónde viene.

Y tu padre, ¿qué papel juega en tu vida?

Es un ganador. Desde chico nos llevó a la cancha. Mi padre es el motivador que tengo siempre, si me voy a jugar a la China, él está ahí, siempre me acompaña adonde voy. Él también sueña con verme en la selección y en Europa

Siempre me está hablando para que mejore, para que tenga personalidad y llegue a ser un líder.

¿Qué imaginás para él?

Quiero que me vea jugar en Europa y poder llevarlo a conocer lugares que siempre sueña, estar en otros países y darle una vida diferente.

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