Ayer cumplió 46 años y, aunque ya no pasea su fútbol en las mejores canchas, nadie lo olvida.
El hombre que marcó con fuego su nombre en la historia del fútbol boliviano es también el ícono que luce un apodo que, de entrada, lleva a imaginar a aquel ser demoníaco, la antítesis de Dios. Sin embargo, se trata solo de una idea anticipada porque el sobrenombre del jugador resume estrictamente juego y pasión.
Le dicen el Diablo y así le han llamado siempre, incluso cuando se hizo conocido en la década del 90, cuando se convirtió en el boliviano más famoso dentro del Mundial de 1994 con la camiseta de la Selección Nacional.
Marco Antonio Etcheverry, el exseleccionado que se animó a todo y venció el anonimato gracias a su habilidad con la zurda, cumplió 46 ayer y los principales medios de comunicación (también de países latinoamericanos) se han acordado de él.
Tampoco la revista deportiva argentina Olé quiso pasar por alto el evento. Le dedicó una nota titulada “El nacimiento del Diablo” en la que le rindió un homenaje en vida recordando los mejores goles del exfutbolista, que en 1997 se consagró subcampeón en la Copa América.
El artículo, que fue subido en la cuenta del matutino argentino en Facebook, fue uno de los más leídos. Hasta las 18:50, sumaba 1.219 “me gusta” y fue compartido 295 veces por los internautas.
Estuvo cerca de fichar para el Real Madrid, pero una lesión le “cortó las piernas”, parafraseando a Diego Maradona.
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