lunes, 10 de diciembre de 2018

Erwin Junior Sánchez: “Llevar el mismo nombre de mi padre no me perjudica; la ansiedad fue mi debilidad”

Tiene el mismo nombre de su padre y por si fuera poco siguió los pasos de su progenitor, que en décadas pasadas se erigió en un ícono del fútbol nacional por su trayectoria y especialmente por el gol que le marcó a España en el Mundial de 1994, hasta ahora el único que una selección nacional marcó en una de las tres citas mundialistas en las que participó.

Erwin Junior Sánchez Paniagua, nació en Lisboa. Es portugués, pero también asumió la nacionalidad boliviana porque sus padres son cruceños. Tiene 26 años y es uno de los jugadores del momento en el balompié boliviano. Tiene la estampa de su padre; no posee la misma potencia del ‘Bombardero’, sobre todo en los remates de larga distancia, pero se diferencia cuando en el área rival demuestra destreza técnica y define como un gran goleador. Su trayectoria es diferente a la de cualquier otro joven jugador, pues a los 18 años, luego de salir bachiller, optó por seguir una carrera universitaria, para después hacer realidad su principal aspiración: ser futbolista profesional.

No le fue fácil. Llevar el apellido de su papá ha sido objeto de una permanente comparación por la prensa, los hinchas y los mismos dirigentes, lo cual supo capear, según él, con tranquilidad, pues confiesa que, más allá de sentir orgullo por lo que fue y es quien ahora es incluso su DT, confía en su talento para llevar adelante una carrera ascendente.

DIEZ habló con él. Sin duda, una historia ejemplar y cautivadora.


¿Costó tu adaptación a Blooming?


El cambio del proceso que venía cumpliendo en un club de asociación (Universidad) fue complicado y por eso me costó adaptarme. Lo sentía en el ritmo de juego, pero con la ayuda de los preparadores físicos, logré ponerme a la par de mis compañeros.


¿Cómo te sentiste en tus primeros partidos?


Soy una persona muy autocrítica y lo he sido desde peladito (niño). Sinceramente sentí que me faltaba mucho en el principio. Incluso lo hablé con los profesores. Eso me llevó a quedarme después de los entrenamientos para mejorar mi preparación física.

¿Tu padre te decía algo?


No se metía. Lo hablé más con los otros profesores. Los que sí me motivaban eran mi madre y mi hermano.

¿Te dieron ganas de dejarlo todo y dedicarte a otra cosa?

Si dolía un poco porque sentía que me faltaba. Además, en esos momentos es cuando aparecieron mis verdaderos amigos para apoyarme y aconsejarme. De todas maneras, nunca pensé en rendirme porque esta palabra no tiene cabida en mi forma de ser. Considero que nunca hay que darse por vencido ante la primera adversidad, sobre todo cuando uno tiene capacidad y fuerza para alcanzar un sueño.

¿Qué partido o qué situación cambió el panorama?

A partir del partido contra Nacional Potosí, en la fecha 10, sentí que mejoró mi juego en el equipo. Fue clave para agarrar más confianza, aunque ya ante Wilstermann noté que estaba mejor adaptado. Después me fui soltando un poco más, a tal punto que mis compañeros me lo hicieron notar.

Tu padre dice que entre él y vos solo hay una relación entre jugador y DT. ¿Es tan así?

Tal cual, aunque por ahí en casa me observa que en determinados entrenamientos debí esforzarme más porque utilizamos los GPS. Después, no tocamos mucho el tema del fútbol. Es como él dice soy uno más en el grupo cuando estoy en Blooming.

Gracias a tu buena labor hasta le has quitado la titularidad a toda una referencia del equipo como Joselito Vaca.

Joselito siempre será un ejemplo para nosotros. Desde niño lo admiré por lo que hacía en la cancha y aún sigo aprendiendo de él dada su experiencia en el fútbol. Para el equipo es importante porque desde su calidad y su humildad aporta bastante.

¿Con este Blooming se puede llegar lejos?

Es un equipo que siempre busca la victoria donde le toque jugar. En ciertos partidos no logramos buenos resultados porque no estamos finos, pero estoy seguro que si se mantiene a este grupo para los torneos futuros lograremos metas más altas.

¿Lo decís por los jóvenes que se están consolidando?

Somos un plantel muy joven, en el que la mayoría ha tenido su oportunidad en este campeonato. Esto motiva a todos porque sabemos que la oportunidad de jugar va llegar y por eso tenemos que estar listos para aprovecharla. A veces, solo se tiene una y no hay que dejarla pasar. De todas formas, creo que este Blooming cuenta con muchos jugadores talentosos, incluso varios de ellos aún no han jugado.

¿Considerás que a los entrenadores les falta arriesgar más con jugadores jóvenes?

Por supuesto, pero lo importante será no presionar al jugador más porque ha ocurrido que les dan su oportunidad y tras un par de errores no vuelven a jugar. En Blooming se ha tenido paciencia y por eso jugadores como César Menacho, Claudio Pérez y Edward Vaca demostraron que están preparados para jugar, pese a que son muy jóvenes.

Los que no tienen mucha paciencia son los hinchas

Pero la hinchada ha sido y es buena con nosotros. Considero que nos han apoyado en las buenas y en las malas. Lo digo porque hace poco perdimos un partido y pese a esta situación nos aplaudieron. Creo que así debería ser. No siempre salen bien las cosas. Lo importante es que ellos vean que damos todo en la cancha para salir adelante.

Hablemos de tu futuro. ¿Cuáles son tus metas?

Primero quiero afianzarme en el equipo; quiero agarrar más ritmo de competencia para presionar y mejorar mi velocidad. Es lo que me está costando, aunque reconozco que estoy mejorando.

¿Te seduce la selección?

Ya estuve una vez con el profesor Julio Baldivieso en las pasadas eliminatorias. Ahora mi aspiración es ser convocado nuevamente.

Sobre todo ahora, que César Farías está dando oportunidad a muchos jóvenes.

–Si, he visto que han sido convocados varios compañeros y lo están haciendo muy bien. Si se me da, ojalá pueda demostrar toda mi capacidad.

¿Qué es Portugal para vos?

–El país donde nací, crecí y aprendí muchas cosas. El país donde mi padre hizo una gran carrera y gracias a ella pudo ayudar a su familia.

¿Bolivia o Portugal, cuál está primero en tu corazón?

Bolivia, porque es donde está mi familia. A Portugal también lo quiero mucho.

¿En lo deportivo estamos muy lejos del mundo europeo?

Lo que nos falta es organización en lo institucional, para crecer. En lo futbolístico no hay tanta diferencia como se cree que hay. Lo que nos cuesta es mostrar regularidad porque estamos constantemente jugando en la altura y en el llano. Eso hace que nuestro fútbol se vuelva lento. Se nota en los metros que uno recorre en un partido y sobre todo en los spring que hacemos.

¿Si compitiéramos todos sobre el nivel del mar tendríamos otro ritmo?

Yo creo que sí, nuestro ritmo sería más elevado.

Decías que prácticamente no hay diferencia entre el fútbol de Portugal y el de Bolivia.

Claro, porque cuando estuve seis meses en el Boavista (2016), no sentí que haya mucha diferencia. Quizás la diferencia la marcan por la velocidad del juego, pero en Bolivia es difícil que mejoremos en este sentido por las cosas que antes dije.

¿Cuál es tu mejor recuerdo de Lisboa?

Fue cuando mi padre salió campeón con el Boavista el 2001. La felicidad que tuvimos es inigualable. Yo tenía ocho años y vivía con el plantel. Por eso siempre estuve y estaré pendiente del Boavista. Es el club de mis amores. Cuando mi padre retornó para ser entrenador sentí nuevamente el cariño de la gente, especialmente cuando logró salvarlo del descenso (2015-2016). Fue, sin duda, un hecho irrepetible.

Como irrepetible debe ser tu experiencia de postergar tu sueño de ser jugador profesional por irte a estudiar.

Seguro. Luego de que volví de un torneo nacional en Tarija con la selección sub 18 cruceña, varios compañeros de ese equipo fueron fichados por clubes profesionales. En ese momento, el profesor Marco Etcheverry me quería en Oriente Petrolero. Solo tenía que esperar que termine el año y salir bachiller. Llegó ese día y cuando el profesor Etcheverry habló con mi padre sobre el tema, le contestó que primero iba a estudiar.

¿No hubo rebeldía?

Le respondí a mi padre que quería jugar, que mi sueño era ser futbolista, pero después apareció mi madre para orientarme. Al final me hizo tomar conciencia que la carrera de futbolista es también un riesgo, porque me puedo lesionar muy joven y perder la posibilidad de crecer con una carrera universitaria. Lo acepté porque, además, me dijeron que luego de terminar mis estudios me iban a apoyar para que siga jugando.

¿Cuántos años estuviste lejos de tu familia?

Cuatro años, pero fue una linda experiencia porque aprendí a vivir solo y a convivir con gente de diferentes nacionalidades. Todo fue positivo. El título universitario que logré no lo cambio por nada.

¿Ha sido complicado ser el hijo de Platiní Sánchez?

Eso me dice mi madre. Ella cree que es una desventaja, pero nunca me afectó, aunque muchos no lo crean. Como todo jugador joven con lo que me costó lidiar es con la ansiedad. Hoy esa debilidad ya la estoy sabiendo llevar mejor y por eso he mejorado en mi juego.

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