lunes, 15 de marzo de 2010

Al grano. Alejandro Gómez | Mejor jugador de 2009: ❛❛Hay que perseverar en la vida❜❜


El coraje, la entereza para levantarse en los momentos difíciles, el convencimiento propio de que sí podía, acabaron teniendo su recompensa. No ha sido fácil el camino que ha recorrido Alejandro Gómez para convertirse en lo que es hoy, un referente, un líder, un conductor de este Blooming acostumbrado a ser protagonista en los torneos de la Liga en el país.
La semana pasada en el diario EL DEBER, se lo anunció como el ganador del Premio Mayor, el galardón que lo reconoce como el mejor futbolista de la temporada pasada. Ese día fue bastante agitado, recibió innumerables llamados de felicitación, además del requerimiento de la prensa local y nacional. Está feliz, y reconoce el compromiso que asume. “Quiero seguir creciendo, todavía no llegué a mi tope”, comenta.

- ¿Qué conlleva esta nominación?
- Mayor compromiso dentro y fuera de la cancha, tratar de ser un ejemplo y trabajar más duro para seguir en ascenso. Quiero subir mi nivel, todavía falta mucho. Mi meta es salir afuera, en junio hay una posibilidad y ojalá se pueda dar.

- ¿Por qué Gómez es elegido el mejor del país por los periodistas?
- Quizá es un premio a la constancia, esa palabra ha sido vital en mi vida, porque incluso cuando no jugaba le seguí metiendo, seguí entrenándome duro porque era la única forma de intentar conseguir algo. Todo es fruto de la perseverancia.

- ¿Tuviste momentos de verdad complicados en el fútbol?
- Creo que hubo un momento en que quería dejar el fútbol porque el técnico no me tomaba en cuenta. Creo que fue entre 2003 y 2004, es más, me mandaron a Real Santa Cruz, pero cuando fui a arreglar la parte económica no llegué a un acuerdo y me tuve que volver. En Blooming estuve seis meses sin cobrar un solo peso. Fue muy difícil.

- ¿Cómo te volviste a motivar?
- Por el apoyo a pleno de mis padres (Juan y Miriam), me insistieron que persistiera y por suerte esos seis meses pasaron. Llegó Manolo Núñez y acabé firmando. Orozco (el anterior entrenador) no me quería y también algunos dirigentes. De verdad que llegó un momento en que no quería ni entrenar porque sabía que no me iban a tomar en cuenta y que ni siquiera iba a estar en el equipo B. Pero mis padres insistieron en que no decayera.
- ¿Cuándo comienza el despegue?
- En 2005, cuando me fui a Wilstermann llamado por Carlos Aragonés. En Blooming había asumido Tucho Antelo y no entraba en sus planes y tras la oferta de Wilster me fui a Cochabamba. Creo que ahí comencé a recuperar mi fútbol porque estando allá recibí mi primera convocatoria a la selección mayor (el DT era Ovidio Messa).

- ¿Te sorprendiste?
- Me acuerdo que el ‘Mono’ Galarza era mi compañero y tras la práctica me dice: “Mañana nos tenemos que ir a La Paz porque estamos convocados”. No sabés la alegría que tuve. Lo primero que hice fue llamar a mis padres, y a un tío que vive en La Paz para decirle que me esperara. Enfrentamos a Ecuador, nos ganó por 2-1 y jugué de titular.

- Después de ese año, ¿cuánto ansiabas volver a Blooming?
- Lo que pasa es que me tocó irme a San José y me pedían firmar de inmediato mi contrato. Yo llego y hago esperar tres semanas para ver si podía retornar o irme a otro lado. Pero bueno, una mañana llego a un acuerdo, firmo y ese mismo mediodía me llama Gustavo (Quinteros) que recién había asumido, para pedirme que retornara. De todas formas acerté, porque ese año salimos campeones con San José.

- A propósito de Oruro. Tuviste una amarga experiencia cuando te detuvieron por problemas con la Policía. ¿Qué te enseñó aquel episodio?
- A usar el temperamento para bien. Aquella vez estábamos haciendo un buen partido, pero a veces jugando afuera los árbitros te complican y yo usé el temperamento para mal. Estuve cuatro días preso y de verdad que fue duro. Lo que me animó fue que recibí la visita del presidente de San José y de muchos jugadores de ese club.

- ¿Cuándo se utiliza para bien el temperamento?
- Antes me peleaba seguido con el árbitro, con el rival y terminaba expulsado. Ahora pienso un poquito más, con más calma y manejo mejor la situación; es por eso que estos últimos años ya no me han expulsado tanto (sonríe).

- ¿Cómo llegás a Blooming?
- Estuve en la Tahuichi desde los 9 hasta los 12 años y como tenía que estudiar, me cambiaron de colegio y tuve que dejar la academia. Después ya en el barrio (Convifag norte), un amigo me dice que vayamos a la juvenil de Blooming, y fuimos, estuve dos años ahí y al tercero me subieron al primer equipo.

- ¿Quién era el técnico?
- ‘Cata’ Roque. Como estudiaba por la tarde, los jueves pedía permiso para hacer fútbol con la primera. En ese tiempo, Napoleón Cardozo dirigía las inferiores y la verdad que me ayudó bastante. Y así, comenzamos a hacer fútbol, a tal punto que ‘Cata’ ya me pedía para los partidos de práctica. Y así comencé, sin firmar nada, hasta que el año siguiente, en el 97, me subieron oficialmente a la primera y firmé mi primer contrato, con 17 años.

- O sea que vos estuviste en los años del bicampeonato (98 y 99)...
- Imaginate, tras mi primer año en el club, vinieron dos títulos nacionales. Fue inolvidable. Yo alternaba, a veces jugaba y a veces no, pero siempre concentraba; era feliz de estar en ese plantel. Tucho Antelo, Tufiño, Blandón, Gustavo Paredes, ‘Pelecho’ Gutiérrez en su mejor momento y yo ahí. Ese equipo tenía calidad, jerarquía, además de un técnico como Carlos Aragonés, con disciplina.

- ¿Sos un jugador de hablar con los de abajo, de contar tus experiencias para no quedarse estancado?
- ‘Pelecho’, que ahora dirige las menores, nos lleva permanentemente a hablar con los chicos, a contarles nuestras experiencias. Casi siempre les digo que tienen que perseverar, que no se rindan para lograr los objetivos que se planteen en la vida. Lo mismo les digo a los juveniles, que si se tienen que quedar después de la práctica a mejorar alguna falencia que tienen, que lo hagan, sólo así tienen mayores chances de ser tomados en cuenta.

- ¿Vos lo hacés?
- Sí, y muchas veces. A tirar tiros libres, a trotar, a hacer varias cosas para poder estar bien.

- ¿Por qué sos el capitán de Blooming?
- No sé, quizá porque trato de tener una buena comunicación con mis compañeros, con el cuerpo técnico, con los dirigentes. Mantenemos un buen ambiente, hacemos chistes e intentamos superar entre todos los momentos complicados.

- ¿Cuánto ayudó ‘Copito’ Andrada para la conquista del pentacampeonato el año pasado?
- Mucho, porque veníamos bajoneados después de los resultados que se habían dado en el Apertura (el DT era Pablo Repetto) en el que no podíamos ganar ni en casa. ‘Copito’ nos convenció que éramos los mejores del país y todo dio resultado. El equipo supo asimilar su idea y se logró un bonito título para nosotros y para la hinchada.

- ¿Cómo recibieron en casa la noticia de que el Premio Mayor ya es tuyo?
- Mi esposa y mi madre se pusieron contentas, es más, mi madre se emocionó hasta las lágrimas. Lo que aún no sé es si mi padre ya lo sabe, quizá sí, es que a él le tocó en el campo, en un lugar donde no hay señal de celular. Le mandamos decir con un mecánico que fue para allá, por ahí ya lo sabe.
- Se ha de haber puesto feliz...
- Es que fue él quien me incentivó a que pudiera jugar. Desde chico me llevaba a la cancha, en La Paz y acá (su padre es de nacionalidad chilena). Donde él iba lo acompañaba, le debo mucho a él (de joven, don Juan Gómez estuvo cerca de Colo Colo de su país).

- ¿Es hincha de Blooming?
- Ahora sí (se ríe). Es que en La Paz él era hincha de The Strongest

- ¿Cuánto de tensión hay en un clásico frente a Oriente?
- El de acá, el de Santa Cruz, es el mejor clásico del país, se lo vive semanas antes y después del partido. Es hermoso ver el estadio lleno. Son partidos en los que no se regala nada, hay duelos con Marcelo Aguirre que es al que me toca marcar y por ahí también nos hemos tirado unas pataditas con Mojica. Pero todo bien.

- Jáuregui es bien tu amigo. ¿Qué recuerdas de aquel episodio que le originó su suspensión?
- Cuando lo expulsan (agresión mutua con el uruguayo Leonardo Medina) yo pensé que se iba al camarín y la verdad que no vi cómo pateó a Medina. Sólo escuché el grito de la gente. Fue la verdad una noche triste para él y para todos, porque Jáuregui era en ese momento un líder del equipo y además, es un buen amigo mío. Al otro día verlo en la tele, nos dolió bastante. Esa misma noche le dijimos que estábamos con él, que tenía el apoyo pleno, incluso de nuestras familias. Por suerte ahora está por volver.

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