En noviembre pasado, el histórico goleador abrió la posibilidad de volver a la Selección nacional; sin embargo, ahora dice que su renuncia es una decisión tomada y pide que se la respeten.
Es definitivo: Joaquín Botero decidió no dar marcha atrás y su renuncia a vestir la camiseta de la Selección nacional es irrevocable. Asumió esa determinación en abril del año pasado, tras firmar una de sus mejores actuaciones con la Verde aportando con tres goles al histórico 6-1 sobre a Argentina, y esta semana se ratificó.
En noviembre del año pasado, cuando aún militaba en el Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, de la segunda división del fútbol mexicano, había abierto la posibilidad de volver y lo reconoció en una entrevista con Acción. Esa vez dijo que tras ver por televisión el partido por las eliminatorias mundialistas contra Brasil le dieron ganas de estar en la cancha, e incluso admitió que sus entonces compañeros le pedían su vuelta a la Verde, lo mismo que muchos amigos que tiene en el país, y que lo estaba pensando.
Pero ahora el panorama volvió a cambiar y esta vez fue contundente: no tiene previsto regresar a la Selección, con la que marcó un récord histórico al convertirse en el mayor goleador de la historia con esa camiseta (17 tantos), superando al “Maestro” Víctor Agustín Ugarte (15).
Desde fines de enero vive en Kuwait, un país con poca tradición futbolera. La pasa de maravilla en el Al Arabi, el equipo que lo llevó para que hiciera goles, y su vida ha cambiado por completo.
Según el ránking de la FIFA, la selección de Kuwait ocupa el puesto 88 en el mes de febrero, 30 casillas por debajo de Bolivia; pero a su liga nacional casi ni se la siente; eso sí, hay una danza de dinero que atrae a futbolistas de todo el mundo, como ocurrió con el delantero nacional.
La ciudad de Kuwait es la capital de ese país anclado en el Golfo Pérsico, donde a momentos el fútbol pasa a segundo plano.
Según Botero, para él la Selección nacional es una página cerrada en su carrera futbolística, pues son otras sus prioridades.
“No, no, no, porque está closed, se me ha cerrado (risas), así que no hay nada”, manifestó cuando se le consultó si podía volver a la Selección.
Mientras estuvo en el país, esperando que se le presentara alguna oportunidad para jugar de nuevo en el exterior, el atacante ni siquiera llegó a hablar con el nuevo seleccionador nacional, Eduardo Villegas.
Se enteró de pasada que hace poco Bolivia jugó un amistoso frente a México, y que fue vapuleada (5-0).
“Me enteré de que la Selección jugó, que había perdido. Creo que fue cinco a cero”, respondió.
Ratificó que su postura es definitiva: “Sí, sí, ésa es la decisión que he tomado, la quiero respetar y que la respeten todos”.
Desde que en 1999 debutó con la Selección nacional, Botero disputó 48 compromisos luciendo esa camiseta.
Aclaró que su decisión es personal, y no motivada por alguna cuestión económica o porque tuviera diferencias con algún estamento del fútbbol boliviano: ni con dirigentes, menos con el cuerpo técnico que estaba encabezado por Erwin Sánchez.
En el Al Arabi de Kuwait debutó hace casi un mes, aunque todavía no ha hecho goles.
Es definitivo: Joaquín Botero decidió no dar marcha atrás y su renuncia a vestir la camiseta de la Selección nacional es irrevocable. Asumió esa determinación en abril del año pasado, tras firmar una de sus mejores actuaciones con la Verde aportando con tres goles al histórico 6-1 sobre a Argentina, y esta semana se ratificó.
En noviembre del año pasado, cuando aún militaba en el Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, de la segunda división del fútbol mexicano, había abierto la posibilidad de volver y lo reconoció en una entrevista con Acción. Esa vez dijo que tras ver por televisión el partido por las eliminatorias mundialistas contra Brasil le dieron ganas de estar en la cancha, e incluso admitió que sus entonces compañeros le pedían su vuelta a la Verde, lo mismo que muchos amigos que tiene en el país, y que lo estaba pensando.
Pero ahora el panorama volvió a cambiar y esta vez fue contundente: no tiene previsto regresar a la Selección, con la que marcó un récord histórico al convertirse en el mayor goleador de la historia con esa camiseta (17 tantos), superando al “Maestro” Víctor Agustín Ugarte (15).
Desde fines de enero vive en Kuwait, un país con poca tradición futbolera. La pasa de maravilla en el Al Arabi, el equipo que lo llevó para que hiciera goles, y su vida ha cambiado por completo.
Según el ránking de la FIFA, la selección de Kuwait ocupa el puesto 88 en el mes de febrero, 30 casillas por debajo de Bolivia; pero a su liga nacional casi ni se la siente; eso sí, hay una danza de dinero que atrae a futbolistas de todo el mundo, como ocurrió con el delantero nacional.
La ciudad de Kuwait es la capital de ese país anclado en el Golfo Pérsico, donde a momentos el fútbol pasa a segundo plano.
Según Botero, para él la Selección nacional es una página cerrada en su carrera futbolística, pues son otras sus prioridades.
“No, no, no, porque está closed, se me ha cerrado (risas), así que no hay nada”, manifestó cuando se le consultó si podía volver a la Selección.
Mientras estuvo en el país, esperando que se le presentara alguna oportunidad para jugar de nuevo en el exterior, el atacante ni siquiera llegó a hablar con el nuevo seleccionador nacional, Eduardo Villegas.
Se enteró de pasada que hace poco Bolivia jugó un amistoso frente a México, y que fue vapuleada (5-0).
“Me enteré de que la Selección jugó, que había perdido. Creo que fue cinco a cero”, respondió.
Ratificó que su postura es definitiva: “Sí, sí, ésa es la decisión que he tomado, la quiero respetar y que la respeten todos”.
Desde que en 1999 debutó con la Selección nacional, Botero disputó 48 compromisos luciendo esa camiseta.
Aclaró que su decisión es personal, y no motivada por alguna cuestión económica o porque tuviera diferencias con algún estamento del fútbbol boliviano: ni con dirigentes, menos con el cuerpo técnico que estaba encabezado por Erwin Sánchez.
En el Al Arabi de Kuwait debutó hace casi un mes, aunque todavía no ha hecho goles.
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