Es probable que la permanente buena onda que desparrama deba atribuirse al notable capítulo profesional que protagoniza. Luis, como se lo conoce en el ambiente futbolístico, reemplaza dicha identidad por la de Javier sólo al interior de su familia, donde el segundo nombre se impone al primero. Lo que no sustituye —salvo para jugar y entrenarse— es el uso de la gorra. Tiene varias y asegura que el cabello lacio y rebelde lo obliga a emplearlas, como a derramar, también, porciones no escasas de gel, lo que le representa más de una broma de sus compañeros.
Ahora está bebiendo un café cappuccino, aunque lo abandona por largo rato. Se prende en la nota y queda claro que narrar su historia le resulta sencillo. Y como al hombre la moda no le incomoda, el tema inicial es el que en estos días —también en febrero— ocupó espacios por doquier.
“¿Neymar? Me fue bien con él… tuvimos cinco mano a mano y los gané todos. Cuatro limpiamente y uno con infracción. Hay que estar cerca y cuando tira el balón largo es necesario ponerle el brazo en el pecho, así se le resta velocidad. Aparte, le hice sentir una marca fuerte pero leal a ras de piso...”.
Vio la vida en Camiri y no deja de referir que “nací el mismo día en que la ciudad está de fiesta”. Luis torció su destino. Sí, sus padres —Lorgio y Marlene— deseaban que estudiara y no terminaban de aceptar que el fútbol le engullera tiempo de menesteres colegiales, pero a fuerza de seguir a un hermano mayor se salió con la suya. Lo recuerda, a pesar de los cuatro años…
“Era una escuela de fútbol, se llamaba Oriente Petrolero. Un día me colé y aparecí en medio de mi hermano y los demás. Me quedé hasta que cumplí 12. En ese momento conocí a don Santiago Gonzales, se fijó en mí, me enseñó un montón de cosas del juego como defensor y le estoy eternamente agradecido. Después fui becado a la Academia Tahuichi y a los 14 años pasé a las inferiores de Oriente. No demoré demasiado en ser promovido a primera y a los 18 ya supe lo que era ser profesional, un sueño…”.
— ¿Es verdad que es hincha de Oriente?
— Sí, no lo niego, lo soy, desde niño.
— ¿Y qué fue de su hermano?
— Tenía más reconocimiento que yo, jugaba como delantero y era zurdo. No le gustaba la preparación física y creo que por eso abandonó… Ahora vive en Argentina, es instrumentista médico. A estas alturas es necesaria una revelación. Relativa a la nombradía postiza, esa que no aparece en ningún documento, pero que al interior del elenco aurinegro no precisó de trámites, papeles ni sellos. Ahí, en la intimidad, es simplemente Bocacha. Un apodo relacionado directamente con esa capacidad innata de propiciar bromas, aunque admite que le cuesta recibirlas. Recapitulación al arranque en filas albiverdes. “Ahí comencé como volante de contención. Técnica no me faltaba. Sin embargo, se reunieron coincidencias y por lesiones o suspensiones el plantel se quedó sin defensores. Era mi oportunidad. Me la dio Álvaro Peña porque consideraba que me ayudaba la estatura. Por entonces era flaquito así es que debí trabajar bastante en el gimnasio”.
—¿Y a esas alturas sus padres ya estaban convencidos de su relación con el fútbol ?
— No, fue difícil. Tuve que distribuir el tiempo entre estudios y entrenamientos. Sí cuando debuté sólo estaban en las tribunas unos tíos y primos. Le anticipé a mi padre que iría al banco, pero como no me concentré con el equipo parece que no creyó…Entré en el segundo tiempo, ante Bolívar (Copa AeroSur), y partió mi carrera. Cuando salí en los diarios vino y me pidió disculpas. Al segundo partido ya estaba en las graderías y sentía cómo gritaba. Es que además Luis Javier no sólo crecía ante delanteros rivales. Supo combinar responsabilidades universitarias y a la ingeniería de sistemas, que abordó por un cuatrienio, nada más le resta la defensa de tesis. Es otra de sus cartas de presentación.
— Tuvo algún modelo o espejo futbolístico ?
— Sí, Óscar Sánchez. Me gustaba su temperamento. Después me tocó compartir con él y aprendí mucho. De afuera siempre me fijé en el italiano Alessandro Nesta (Milán), cuya personalidad provoca respeto y admiración.
— ¿Y en cuanto a directores técnicos ?
— Todos me dejaron algo, pero del que saqué mayor provecho fue de Pablo Vitamina Sánchez, en Oriente.
— ¿Cómo califica su presente?
— Día a día trato de ser mejor. Le meto ganas y pienso que es una compensación a todo lo difícil que me tocó vivir. Siento que es el mejor momento, pero también sé que no es el techo porque todavía debo mejorar. Agarré regularidad y confianza, factores muy importantes para cualquier jugador, por lo que el rendimiento levantó vuelo y afortunadamente lo mantengo.
— ¿Hasta cuándo es el contrato con The Strongest?
— Finaliza con este campeonato. El presidente ya me habló para una renovación a largo plazo, pero es una decisión pendiente, que espero sea la mejor para mi futuro. La respuesta tiene que ver con múltiples opciones a ser abordadas, necesariamente, a corto plazo. El no lo dice abiertamente pero se conoce que otros tres clubes nacionales lo pretenden y en mayor o menor medida tendieron contactos, directos y no tanto. También figura en la carpeta de un agente que podría ubicarlo en Argentina, Colombia o Chile y posiblemente llegue un emisario para observarlo en oportunidad de los próximos partidos del seleccionado nacional, cuando se reanude la eliminatoria. Es el abanico frondoso que traduce su alta cotización. “Sí, entiendo que ya estoy preparado, listo para ir al extranjero. Es, definitivamente, mi próxima meta y la tracé en función del segundo semestre o inicios de 2013. Tengo la edad justa para dar el salto. Hace un tiempo pude incorporarme al Caracas, pero la propuesta no me convenció ni futbolística ni económicamente…”.
— ¿Se ve como titular, en la selección, frente a Chile y Paraguay ?
— Ojalá… lo primero es ser convocado y después hay que ganarse el puesto. No soy de sacar provecho de situaciones ajenas, que además lamento, pero la inactividad de Ronald Raldes y Ronald Rivero seguramente me da mejor chance, aunque la determinación es el del “profe” Quinteros. De lo que sí estoy seguro es que hay que ganar los seis puntos, de lo contrario la clasificación se dificultará demasiado.
— ¿Cuándo se produjo su primera convocatoria?
— A los 18 años. Cuando cumplí 20 hice dupla con Óscar Sánchez y goleamos a Guatemala en un amistoso. El técnico era Erwin Sánchez, que me llamó tres o cuatro veces más.
— ¿Cuál fue su mejor actuación con la Verde ?
— Sin duda que el empate con Argentina, el año pasado, en Buenos Aires, por la eliminatoria. Jugué muy motivado, pese a que antes del partido sufrí algún temor, pero apenas comenzó el partido se disipó. Di todo, al frente estaban grandes figuras mundiales, pero son seres humanos iguales que uno y en la cancha sólo eso se proyecta; los equipos en que juegan o lo mucho que ganan desaparece…
Cuenta que aprendió a valorar la puntualidad. Es normal, como costumbre adquirida, que se presente con marcada anticipación a las prácticas. Si de lesiones se trata no padeció ninguna severa. “Lo máximo que me pasó fue algún esguince de tobillo”, apunta. Y cuando el interrogante lo traslada al margen del fútbol emergen los pasatiempos, como jugar playstation, observar alguna película o escuchar una de esas bachatas que inundan su gusto musical. Y en el plano de la reflexión apela a una que privilegia, por sobre todo, a la actualidad.
“En el fútbol lo que cuenta es el presente. Lo pasado se olvida rápidamente, por bueno que haya sido, y un ejemplo son los 17 goles que anoté. Ni yo me acuerdo cómo están distribuidos, pero la mayor parte fue a favor de Oriente Petrolero, aunque el más importante lo marqué para San José, ante Newell’s Old Boys, por Copa Sudamericana”.
Luis Méndez. Jocoso innato. Bullanguero constante. Sí, el otro rostro de la moneda luego de los reveses que la vida le interpuso hace cuatro años, cuando el horizonte nuboso, encapotado, parecía un tormento cíclico de nunca acabar. “Sí, tiene que ver con el buen momento, pero cuando de trabajar se trata lo hago con responsabilidad, autoexigencia y seriedad. Todo en su momento y lugar, así debe ser…” La última expresión es casi una definición de su perfil en el campo. Lo sabe y lo asume.
Perfil
Nombre:Luis Javier Méndez Moza.
Fecha de nacimiento:12 de julio de 1985, en Camiri. 26 años.
Ocupación: Futbolista
Es zaguero central. Debutó en filas de Oriente Petrolero y actualmente es jugador de The Strongest. Es habitual convocado al seleccionado nacional. Mide 1,83 metros y pesa 81 kilos.
El 2008, peor imposible
Si hay un año que la memoria de Luis Méndez se resiste a evocar es 2008. Y no sólo porque las lesiones parecían acosarlo, sino porque dos golpes, en el terreno personal, lo pusieron a prueba.
“Falleció un hijo antes de nacer, fue un dolor inmenso. Estaba en The Strongest (etapa inicial) y volví de Santa Cruz. Jugué un clásico, convertí un gol y al día siguiente presentí algo malo. En la práctica posterior vi algo que no olvido: a un compañero, Isaías Duri, se le salió el codo de su lugar, una lesión impresionante… Ese mismo día me llamaron para comunicarme la muerte de Leandro, mi hermano menor, al que consideraba casi como un hijo; se ahogó en una laguna, a la que fue con su promoción, le dio un calambre. Ya no sabía qué pensar, mis pensamientos estaban cargados de negatividad y el fútbol me ayudó a superarlo, pero me costó bastante, demasiado. Recuerdo que le decía a mi padre que no saliéramos a la calle, tenía temor de que continuaran ocurriendo cosas malas. Él es ingeniero petrolero hidráulico, por entonces trabajaba en México. Mi madre hasta ahora no lo asimila, es una tristeza enorme.
Esa etapa le dejó enseñanzas. “Unió más a la familia y le doy gracias a Dios por no dejar que me cayera. Fue un tiempo sin música, sin sonreír. Volví a jugar y de a poco quedó atrás lo malo. Representó una prueba, pero extremadamente dura, no se la deseo a nadie…”.
De ida y vuelta Un amigo en el fútbol: Déjame nombrar a tres; Luis Gutiérrez, Juan Carlos Arce y Marcelo Aguirre. Estuvieron conmigo en el peor momento de mi vida. Un partido inolvidable: Argentina-Bolivia del año pasado, en el Monumental, por la eliminatoria. Un partido olvidable: San José-Oriente el 2007. Se hizo todo mal, llegamos tarde a Oruro, nos cambiamos en la flota y perdimos nueve a dos.Un delantero difícil de marcar:El argentino Maxi López. Aprovecha su envergadura física, es complicadísimo por potencia.Una autodefinición: Soy un hombre alegre y responsable.Una película: Cualquiera que sea de acción.Un equipo en el playstation: No pierdo con el Inter de Milán. Desafío a cualquiera.Otro deporte: Ráquetbol.Lectura: La que se relacione con informática y tecnología.
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