Pero además del título, también arrasó al ganar los premios individuales, como el mejor jugador, la valla menos vencida y el goleador del torneo.
Robson Matheus Tomé de Araujo Benegas es su nombre, que siendo un volante, destacó al marcar nueve goles en los cinco encuentros que jugaron los cruceños.
De familia futbolista. La inclinación de futbolista de Robson Matheus viene de familia, su padre, Robson Tomé de Araujo de nacionalidad brasileña, fue jugador de fútbol en su natal San Pablo, además de futbol de salón.
Incluso hoy juega en los torneos de la Mutual de exjugadores de Santa Cruz.
Su abuelo, padre de su mamá Yina Benegas, es hija de Ismael Purificación Benegas, aquel portentoso arquero de La Bélgica, campeón cruceño de 1974.
El pequeño Robson Matheus dio sus primeros pininos en la Escuela Milton Melgar, y desde hace tres años entrena en las divisiones infantiles del Corinthians de San Pablo, Brasil, enviado por su padre y a la que volverá en los próximos días, en donde madura el sueño de jugar algún día en el Barcelona de España.
"Acá en Bolivia me gustaría jugar en Oriente Petrolero, pero después en el Barcelona", agregando que es un gran admirador del juego de la estrella Lionel Messi y del cual imita su juego por la gran habilidad que tiene.
Volante goleador. Raúl Justiniano, aquel recordado volante central de Blooming y varios equipos del país, como también selecciones nacionales, explica que Robson Tomé es un volante ofensivo, al estilo “diez” de antes.
"Es volante, medio delantero, pero por su gran llegada y una notable pegada que tiene, fue el goleador", dijo Justiniano.
En Sucre fue la gran figura de la final ante Tarija, al anotar los dos goles con los que le dio el triunfo al equipo cruceño por 2-0.
Otros destacados. Además de goleador, Robson Matheus Tomé fue considerado el mejor jugador del torneo, así también revelación y el portero Christhoper Coca Chávez, con cuatro goles en contra, la valla menos vencida.
Profesional
Raúl Justiniano se propone llegar muy alto como entrenador
Gran jugador. Miguel Raúl Justiniano Abella comenzó su carrera en el fútbol como delantero pero un día en Blooming, no había volantes centrales y el DT Aniceto Roldán le preguntó si quería jugar de “seis”. Dijo que sí y desde entonces se convirtió en inamovible en ese puesto hasta el final de su carrera.
Entrenador. Retirado del fútbol, se dedicó a la carrera de entrenador. "Uno nunca puede dejar esto que nos apasiona, el fútbol", señaló.
En esta carrera ya lleva algo más de cinco años y tres títulos con selecciones cruceñas como asistente y entrenador titular. "Ojalá algún día pueda dirigir la selección", dijo.
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