jueves, 1 de agosto de 2019

Eduardo Demiquel: ‘De chiquito no pintaba para jugador’



El 15 de mayo, Eduardo Demiquel debutó en The Strongest a los 19 años, lo hizo en un partido frente a Blooming por la fecha 24 del torneo Apertura y cumplió el sueño que tenía desde niño: “ser futbolista profesional”.

Zaguero central, zurdo y de buena estatura (1,88 metros) son algunas de las virtudes que le permiten ser tomado en cuenta por el técnico atigrado Pablo Escobar.

Jugó los últimos tres partidos del Apertura y por sus buenas actuaciones, el DT le ha ratificado la confianza en el inicio del Clausura ocupando la plaza de Sub-20.

— ¿Desde cuándo te gusta el fútbol?


— Desde que era bien chiquito. Vine a vivir a Santa Cruz a los 3 años y cuando tenía 4 o 5 mis papás me inscribieron en la Academia Tahuichi, pero como que no pintaba para jugador.

— ¿Por qué dices que no pintabas?


— Mis papás me cuentan, por ejemplo, que pasaba un avión y yo me paraba a verlo, me distraía mucho, me olvidaba del entrenamiento, así que a partir de eso me dijeron que no me iban a obligar; poco tiempo después le puse más atención, me llevaron otra vez a la escuela, primero a Semillero, después a “Torito” García y acá estoy.

— ¿Decías que viniste a Bolivia cuando eras un niño?


— Yo nací en San Miguel de Tucumán, mi mamá es argentina; pero tengo la doble nacionalidad porque mi papá es de Santa Cruz de la Sierra.

— ¿Después de la escuela de fútbol dónde jugaste?


— Estuve mucho tiempo en la escuela “Torito” García, luego pasé a 25 de Junio de la Primera B de la ACF. Estuve un año, ya había jugado en las selecciones Sub-15 y Sub-17, y de ahí me preguntaron que si no me animaba a irme a la Universidad de Chile. Fui a prueba dos semanas y me dijeron que les interesaba que me quede. Permanecí un año en el equipo juvenil, aunque varias veces me invitaron a entrenar con el primer plantel, una experiencia inolvidable. Después me convocaron al Sudamericano Sub-20 que se jugó justo en Chile en enero, no pude jugar por una lesión en la rodilla, y después decidí volver.

— ¿Por qué volviste?


— Les dije a mis papás que tomé la decisión de volver a Bolivia, jugar primero aquí, porque es complicado hacerlo en el exterior, afortunadamente llegué a uno de los clubes más grandes del país.

— ¿Tu llegada al Tigre se hizo muy rápido?

— Volvimos del sudamericano, me acuerdo que un día estaba por la calle con unos amigos y me llamó mi representante, el Gato Fernández, y me dijo que había la posibilidad de jugar en The Strongest, pero había que viajar al día siguiente. Me puse feliz y no la pensé dos veces.

— ¿Siempre fuiste marcador central?

— En la Sub-11 jugaba de delantero, me gustaba hacer goles, pero el entrenador que era Marciano Saldías me decía ‘quiero que seas lateral’, y empecé a jugar de lateral izquierdo, después me probaron como central, luego jugué de volante de contención, pero un día me dijeron que el puesto para mí era de marcador central y ahí me quedé cuando tenía unos 15 años.

— ¿Zaguero central y zurdo, hay pocos en el país?

— Eso es lo que me dicen permanentemente, que tengo que aprovechar que soy zurdo, además tengo buena estatura, hay pocos centrales de mi perfil; pero para lograr las cosas es con trabajo, con esfuerzo, sacrificio, dejando de lado todo para conseguir lo que uno quiere.

— ¿Te parecía que era difícil jugar en el Tigre siendo juvenil, porque Ramiro Vaca se había ganado el puesto de Sub-20?

— Todo fue muy sorpresivo. Estábamos entrenando normal para jugar con Blooming (15 de mayo) y el técnico (Pablo Escobar) dice que vamos a hacer línea de tres y me pone ‘¿Será que voy a jugar?’ decía dentro de mí; pero después de que terminó el entrenamiento, Pablo me dijo ‘vas a tener cuidado, porque por ese costado juega Leo Vaca que es muy rápido, hay que marcarlo de cerca, no tienes que darle opciones’.

— ¿Fue un buen debut?

— Pude hacer las cosas bien, pero de inicio como todo juvenil tenía un poco de nervios, aunque me quedé feliz porque desde que era un niño mi sueño era debutar en el fútbol profesional. Fue una alegría única.

— Definitivamente, ese fue un impulso para que te conviertas en titular...

— Después de Blooming teníamos el clásico con Bolívar, jugué todo el partido y luego fue con Always, pero solo el primer tiempo.

— ¿Cómo viviste el clásico, que es un partido diferente?

— Fue una experiencia inolvidable mi primer clásico. Me acuerdo que estaba nervioso, calentamos adentro y cuando ya íbamos a entrar a la cancha, en el túnel, empecé a escuchar los gritos, el estadio estaba repleto, no entraba nadie más y pensé que tenía que hacer lo que venía trabajando y pude hacerlo bien.

— Para este torneo, ¿qué objetivos se han planteado a nivel de grupo?

— El principal es ser campeones, eso se ha hablado a nivel del grupo, de la familia que somos.

— ¿Los más experimentados del grupo te hablan?

— Constantemente me dan apoyo, me dicen que me sienta tranquilo porque estoy respaldado. Eso lo llena de alegría a uno y obviamente da tranquilidad.

— ¿Pablo te habla?

— El profesor siempre me dice que se alegra por cómo estoy rindiendo y que siga así, entregando todo, que no baje un solo segundo.

— Alejandro Da Silva (asistente técnico) dijo que si mantenías la humildad te ve como el futuro central de la selección...

— Como cualquier jugador, esas son las metas que me he trazado, para un futbolista lo más importante es jugar en su selección y lo demás que venga solo. Igual que Pablo, los otros profesores siempre me desean lo mejor.

— ¿Valió la pena el volver de la ‘U’ de Chile?

— Valió la pena, porque yo quería volver para jugar primero en mi país.

— ¿Qué te dicen tus padres ahora?

— Toda mi familia se siente orgullosa, están felices, porque era el sueño que yo tenía desde niño. También mis amigos están contentos. En el colegio todos me decían que iba a llegar lejos porque para mí todo era el fútbol, a veces no llevaba cuadernos en la mochila por llevar mi pelota.

— ¿Por jugar fútbol te alejaste un poco de tu familia y de tus amigos?

— A veces uno tiene que dejar muchas cosas de lado, la familia, los amigos, para conseguir el sueño que se ha trazado en su vida, pero todo el sacrificio y el esfuerzo que uno hace tiene su recompensa. Constantemente hablo con mi familia, me vienen a visitar, así que me siento tranquilo y feliz con lo que hago.

Eduardo (izq.) celebra el triunfo del Tigre en el clásico, con Reinoso y Henry Vaca. Foto: Álvaro Valero-archivo

Perfil

Nombre: Luis Eduardo Demiquel Banegas.

Nacimiento: San Martín de Tucumán, 15 de enero de 2000. Tiene doble nacionalidad porque su padre es boliviano.

Familia: Martín Eduardo (padre), María Alejandra (madre) y Melanie (hermana).

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