No lo vimos jugar en la cancha, sin embargo, desde niños escuchamos su nombre como uno de los máximos exponentes del fútbol boliviano. Campeón del Sudamericano de 1963, un goleador por excelencia que con el paso de los años se fue convirtiendo en un mito, hecho gol.
Las tardes de domingo eran inolvidables en el campo de juego, donde la multitud que lo observó se deleitaba con cada una de sus conquistas. En la cancha prácticamente era invencible, porque sabía que había nacido para caminar por el planeta fútbol. Él es Abdul Aramayo, fue el 4 de septiembre de 1934 que llegó a la faz de la Tierra, hijo de la chura Tarija.
De acuerdo a la historia relatada por los medios de comunicación de La Paz, como La Razón, el chapaco Aramayo arribó a la sede de Gobierno en 1953, para jugar en principio en Ferroviario. En 1962 pasó a filas de Chaco Petrolero y con ese equipo salió campeón el mismo año.
SELECCIÓN
Su forma de juego, que era completamente explosiva, desequilibrante y rompedor de la defensa contraria, le permitió ser convocado a la Selección Boliviana, para participar del Campeonato Sudamericano de 1963 que se jugó en el país. Ahí conoció a grandes jugadores con los cuales se entendió bien en el campo de juego comoVíctor Agustín Ugarte, Wilfredo Camacho, entre muchos otros. Él apenas tenía 28 años.
Lo admirable de este jugador en la cancha de fútbol, eran sus gambetas. Era atrevido para enfrentar al rival y si el término se acomoda metafóricamente "le quitaba el respeto" y lograr lo que la afición deportiva quería de él, el gol.
Uno de los recuerdos más importantes de su carrera deportiva, fue el golazo que le anotó al campeón del mundo, Brasil. Fue el campeonato Sudamericano de 1959 jugado en Argentina, donde se vio aquella conquista.
Ya en el campeonato de 1963, Aramayo comenzó en el banco de suplentes, pero en el primer partido, pese a jugar poco tiempo marcó la diferencia en el campo de juego y permitió que Bolivia termine empatando contra Ecuador a 4 goles por bando.
Su solvencia en la cancha hizo que sea tomado en cuenta desde la partida en el siguiente juego, que fue frente a Colombia. Ganaron 2 a 1 al cafetalero. Contra Perú no hubo diferencia en la forma de encarar el partido, logrando una victoria memorable de tres goles contra dos.
El próximo rival fue Paraguay, el resultado fue favorable para Bolivia por dos a cero. Aramayo estuvo ausente en el partido contra Argentina y también contra Brasil. Se lo extrañó en la cancha pero de igual manera fue uno de los campeones de 1963, Bolivia por primera vez en su historia era el mejor de Sudamérica.
BOLÍVAR
Luego del campeonato de 1963, pasaron dos años para que Abdul Aramayo llegue al club de sus amores, Bolívar. Este equipo descendido del torneo profesional, encaminó la denominada "operación retorno" y él fue fundamental para aquel objetivo. Desde 1965, el delantero endemoniado nunca más se separaría del cuadro celeste, incluso después de dejar el fútbol como jugador.
Posteriormente, se dedicó a enseñar el fútbol en divisiones inferiores con un don muy particular, solía encontrar nuevos talentos para el fútbol nacional. Pero Aramayo, daba tanto por su equipo que también se le brindó la oportunidad de dirigir al cuadro celeste en la Liga del Fútbol Profesional Boliviano.
Su cariño por la casaca esta vez en la dirección técnica le permitió conquistar el campeonato de 1985 y en el 2005 del torneo Adecuación.
Según los periodistas paceños, Aramayo siempre les comentó que estaría en Bolívar hasta la muerte. Actualmente está retirado de las canchas, pero su corazón late con intensidad cada vez que su equipo sale al campo de juego.
Abdul fue un ejemplo no solo en la cancha de fútbol, sino también fuera de ella, ya que con humildad, entrega, disciplina y amor por la pasión que sentía hacia el deporte de multitudes, le permitió la consagración en el fútbol nacional.
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