Mario Pinedo es pasado y presente de Destroyers. Con apenas 20 años fue parte de aquel equipo de la Máquina Vieja que, a fines de 1984, logró el ascenso al fútbol liguero tras derrotar a Guabirá en una dramática definición por penales. El DT era el argentino Miguel Oliva. Casi 27 años después de esa noche histórica para los cuchuquis en el estadio Tahuichi, el exmediocampista recuerda ese día como si fuera ayer.
Sin embargo, su aparición en el fútbol cruceño data de mucho antes. Tenía nueve años cuando un día César Vargas, el técnico de las divisiones menores de Destroyers, lo invitó al club. Sin pensarlo dos veces y porque soñaba ser futbolista, Pinedo aceptó el desafío y comenzó a entrenarse. Su ascenso fue tan rápido en los equipos de base que pronto estaba en la Liga.
Pero lo mejor estaba por empezar. Su abrupta aparición en el fútbol grande le valió para que el argentino ‘Chamaco’ Rodríguez, entonces DT de la selección nacional mayor, lo convocara para varios partidos amistosos previos a las eliminatorias para el Mundial México 1986. Pese al insistente interés por él de los clubes más grandes del país, Pinedo no pudo abandonar Destroyers porque la dirigencia de ese entonces impidió de una y mil formas su salida. “Se portaron muy mal conmigo; me causaron un gran perjuicio económico”, sostiene, sin especificar nombres ni dar detalles de los motivos que lo amarraron al equipo que ahora intenta volver a la Liga.
Sus buenas actuaciones en la Máquina Vieja (era un volante hábil, inteligente y de buen manejo del balón) lo llevaron a la selección nacional que disputó el Mundial de Estados Unidos, en 1994. De eso ya pasaron 16 años pero los recuerdos aún perduran en su memoria, más aún cuando asegura, con un tono de orgullo, haber vestido la camiseta de Oriente Petrolero, el equipo de sus amores.
Con los albiverdes enfrentó a la Universidad de Chile por la Copa Conmebol, después tuvo un paso fugaz por Blooming y finalmente cerró su carrera deportiva en Real Santa Cruz, logrando el único título que tienen los albos (Apertura de 1996), antes de su retiro a mediados de 1998. Sin perder más tiempo ese mismo año decidió abandonar el fútbol profesional y también el país para enfrentarse a otros desafíos que lo esperaban en Estados Unidos, donde radica actualmente y juega los fines de semana luego de una extenuante jornada laboral.
Por esas raras coincidencias de la vida, en Arlington, donde trabaja remodelando y pintando casas, juega en un campeonato de fútbol para un equipo llamado Destroyers, integrado mayormente por emigrantes cruceños. “Extraño jugar, extraño salir del camerino y ver los estadios llenos, pero tampoco me hago drama porque asumo la vida como es”, resalta.
A sus 47 años y muy lejos de su país, trabajando codo a codo y a veces más horas de las normales en Bolivia, Mario Pinedo Choré es un agradecido con el fútbol porque a través de él hizo muchas amistades y viajó por todas partes del mundo.
Perfil
Ligado a la construcción
Mario Pinedo Choré nació el 9 de abril de 1964. Actualmente vive solo en Alexandría (Estados Unidos) y tiene cuatro hijos: Nicole (22), Brenda (20), Andrea (18) y Mario (6). Desde 1998 trabaja en ese país remodelando casas y juega para Destroyers en una liga de bolivianos. En este país jugó para Destroyers, Oriente Petrolero, Blooming y Real Santa Cruz. Fue uno de los mundialistas en Estados Unidos 1994.
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