El éxito no necesariamente dio popularidad a Julio César Baldivieso Rico. “Nadie es monedita de oro para gustar a todos”, responde a la defensiva. En sus 22 años de carrera futbolística, sus experiencias con la prensa no siempre fueron felices porque recibió críticas y a veces contestó con soberbia. Hay consenso en que fue uno de los mejores futbolistas del país, pero dio algunos pasos en falso cuyas huellas aún no se borran. Ahora que cruzó la barrera de los 40, colgó las chuteras y es director técnico en el club Aurora, lo reconoce:
“Mi carrera ha sido excepcional, he jugado 90 partidos en la selección, nunca perdí una eliminatoria en La Paz, he sido capitán de la selección por mucho tiempo, he jugado como seis copas Américas pero de todas maneras he tenido errores”, manifiesta.
Está en su oficina del Club Aurora, un complejo deportivo ubicado por la laguna Alalay de Cochabamba. Son las 8:00, la hora en que llega para los entrenamientos. Durante la conversación no disimula su incomodidad por algunos temas y se mantiene en una posición alerta, listo para defenderse.
- Hablemos de los errores humanos, no de los deportivos...
- He sido travieso como todo joven. Hice caso a los amigotes. El hecho de ir a bailar, de ir a tomar un trago, como todo futbolista lo hace en el país, pero cuando uno es más grande repercute más. Tampoco tuve un compañero, un técnico que me dijera Julio cuídate, no hagas caso a los amigos que solamente están buscando sacarte lo poco o mucho que tienes, y así fue, es por eso que a mis jugadores yo siempre les digo que los amigos son circunstanciales, ellos están solamente cuando tienes plata y tienes fama, luego cuando tienes momentos difíciles no aparece nadie. Reconozco que he sido travieso. Aquí la prensa es sensacionalista y no hay término medio, te hunden o te levantan.
- ¿Tuvo muchos problemas con la prensa?
- Inconvenientes con periodistas por ser frontal, porque muchas veces mintieron.
- ¿Sigue siendo travieso?
- (Risas). Hace tiempo que soy un referente.
- ¿Bebe, ahora?
- (Tensión). Alguna vez.
- ¿Cree que los errores del pasado afectaron su carrera?
- Han podido afectar en ciertos momentos. Sí es evidente, pero los domingos que me ha tocado ponerme la camiseta de la selección he tratado de dar lo mejor y ahora estoy haciendo lo mismo como director de Aurora. Este es el segundo año consecutivo que pasamos a una segunda instancia de un torneo internacional, cuando ningún otro equipo boliviano lo había hecho en diez o doce años.
Familia. Julio César en la sala de su casa, arriba la foto de toda su familia, en la que está junto a sus tres hijos y su esposa Débora.
- ¿Llegó a sentir una invasión de su vida privada?
- Cuando uno es hombre público hay que cuidar aquello y si uno volviera a nacer no cometería los mismos errores, pero más sabe el diablo por viejo que por diablo. En el caso mío lo que intento es que mis hijos Mauricio, Sebastián y Valeria y mis jugadores no cometan los errores que he cometido y les doy los mejores consejos posibles.
-¿Qué consejos da a sus jugadores?
- Que los amigos son circunstanciales; que guarden la plata que ganan con el fútbol, que la que se va nunca más vuelve; que aprovechen su juventud ante todo; que el fútbol es efímero, dura muy poco si tienes suerte y si no han hecho plata con lo poco que ganan en Bolivia, seguramente terminarán trabajando en un taxi como muchos grandes jugadores.
Baldivieso debutó en 1983 en Wisterman, pasó a Bolivar, jugó en The Strongest y en Aurora. Luego formó parte de equipos en el extranjero: Newell's Old Boys de Argentina, Yokohama Marinos de Japón, Barcelona de Guayaquil de Ecuador, Cobreloa de Chile, Al Rayyan de Catar, Deportivo Quevedo de Ecuador y Caracas FC de Venezuela.
Asegura que su paso por los equipos extranjeros le dio dinero y aunque no quiere hablar de cifras dice que tiene una vida estable.
“Eso es lo que quiero que los jugadores también tengan, es mi mayor anhelo”, sostiene.
Ese es su anhelo, pero mira la realidad y considera que las cosas no están bien para el fútbol boliviano, que se vive una mala racha desde 1994 y da por hecho que el Mundial 2014 está perdido.
“Creo que hemos retrocedido, estamos en el contexto sudamericano como últimos ”, dice.
- En el repunte de 1994 estuvo presente Azkargorta.
- Sí, yo estuve allí y ahora hay que apoyarlo porque me imagino que su plan de trabajo y su promesa es clasificar en 2014. La promesa mía era trabajar con gente joven.
ACTIVIDAD. El entrenamiento de Aurora un día antes del partido de la Copa Sudamericana en Quito.
- ¿Por qué cree que no fue elegido para DT? ¿La Federación no confía en usted?
- No es que no confíe, sino que yo siempre he sido contestatario a los dirigentes. Siempre les he dicho las cosas por su nombre y de frente, porque creo que había mucho compadrerío en las elecciones, que iban siempre los mismos jugadores a la selección y de equipos grandes que aparentemente tienen un cupo. En 2008 nosotros fuimos campeones con Aurora cuando el técnico de la selección era Erwin Sánchez. Veintiún fechas invictas en Cochabamba y en esa época no había ni un solo convocado de Aurora en la selección boliviana, aunque era el mejor equipo del país en ese momento.
- ¿Qué otras observaciones tiene?
- He peleado con los dirigentes porque creo que en este momento y siempre en el fútbol boliviano no puede haber federación, Liga y Asociación de Fútbol. ¿Por qué tiene que haber tres cabezas en un país, uno de los más pobres de Sudamérica y el mundo, y donde la Federación está fundida económicamente? En el fútbol mundial se maneja el deporte a base de resultados. Si los resultados no son buenos alguien tiene que irse a su casa, y generalmente la opción que toman es el técnico, pero en Bolivia siempre quedan los mismos dirigentes.
Yo creo que ahí algo anda mal, por eso en 2005 fui el único deportista que apoyó a Evo Morales, porque en ese momento necesitábamos un cambio en el país.
En su momento, su apoyo a Evo levantó polémica, pero él reafirma que es su amigo personal, que lo conoció en Cochabamba, en una cancha de fútbol y que siempre hablan por teléfono.
Cuenta que a fines de agosto se reunió con él y le expresó su apoyo para la Copa Sudamericana.
-¿Usted es masista?
- ¡¿Perdón?! No, yo soy amigo del presidente.
-¿Cómo ve la situación actual del país?
- Prefiero no opinar.
-¿Apoya usted al Gobierno de Evo Morales?
- Más que apoyarlo políticamente, soy amigo de él. Al presidente o a cualquier amigo lo voy a apoyar.
Baldivieso vive en una casa elegante del mirador de la Muyurina, un barrio residencial del norte de la ciudad. En el decorado se observa la influencia de sus viajes por Arabia y Japón, especialmente. Habla de su familia, de su padre, el coronel de Policía jubilado, Enrique Baldivieso que también fue futbolista. También se refiere a su hijo, Pablo Mauricio, que tuvo un debut polémico en el fútbol profesional por su corta edad; a los 12 años. Ahora tiene 16 y es un adolescente hermético, habla casi nada. Y el recuerdo de su tío Pablo también está presente.
- Mi papá (Enrique Baldivieso) es mi mentor. Recuerdo que a mis dos hermanos y a mí nos llevaba a entrenar a las 5:00 de la mañana al estadio, antes que fuera a trabajar, a las 8:00. Por el estadio nos hacía sentir el olor del eucalipto y nos decía ‘esto es vida’.
-¿Cómo es la relación con su padre y con su hijo?
- Mi papá es un tipo criado a la antigua. Como él ha sido deportista ha sabido reflexionar. En momentos cuando yo era joven me guió, justo en esa edad en que conoces a los amigos, quieres ir a discotecas. A esa edad no se hace caso a nadie, el tema de la fama te marea si no estás bien preparado. Por eso, con el mismo Mauricio, por su edad, muchas veces chocamos porque a veces no quiere entender lo que es bueno para el deportista. Está en una edad muy complicada. De todas maneras creo que él está asimilando bien lo que uno quiere.
A nosotros nos han criado con mano dura, pero ahora no se puede, los tiempos han cambiado. Para nosotros las mujeres y el sexo eran un tabúes, ahora para los chicos entrar al internet es fácil, en su teléfono pueden ver lo que quieren.
-¿Y qué significó su tío Pablo?
- Siempre ha sido mi referente. Su apodo era ‘Guillotina’. No tenía las características mías porque era defensa, de esos jugadores rudos. Siempre lo he admirado. Cuando llegaba a jugar a Cochabamba siempre íbamos a verlo. Cuando yo estaba empezando a soñar con ser futbolista, él jugaba en La Paz, en la municipal de La Paz.
- ¿Su muerte los afectó mucho?
- Nos desestabilizó a todos. Sufrimos una gran frustración y por eso mi padre puso los ojos en nosotros tres (él y sus hermanos) y el que tuvo más oportunidades fui yo.
- ¿Cómo ve a Mauricio como futbolista?
- Excepcional.
- ¿Un futbolista boliviano tiene opciones de surgir?
- Siempre digo que la plata del fútbol para el jugador boliviano está fuera del país, acá es muy difícil, a no ser que llegues a Bolívar, The Strongest, Oriente. Ellos son de instituciones que privilegian otras cosas, pero en general el elemento nacional es mal pagado.
- ¿Cómo llegó a salir de Bolivia?
- Me vendieron en 1 millón de dólares a Japón. Para el Bolívar ese dinero era un montón. A mí no me pagaron nada.
- ¿Qué hechos de su carrera no quiere que repita su hijo?
- No permitiría que mi hijo se fuera a jugar solo, por lo menos en Bolivia no lo permitiría, porque sé cómo es el jugador con experiencia, que no respeta los códigos de los jóvenes y es cuando uno más se echa a perder. Es cuando más hay que apoyar al hijo. Cuando se va fuera del país, puede ir solo, tranquillo, ahí trabaja como profesional. Aquí es muy difícil. (Él salió de su casa a los 17 años, a La Paz. Piensa que las cosas habrían sido distintas si su familia hubiera ido con él). Su conclusión: “La fama te echa a perder”.
Pablo, el astro perdido
Pablo Baldivieso murió a los 33 años, en 1983, en un accidente en su domicilio, cayó y se golpeó la nuca. La falta de una intervención médica oportuna apuró el desenlace fatal. Según reporta la prensa de la época, en los partidos de fútbol se hizo un minuto de silencio por su muerte y en las canchas se impuso un crespón negro.
Su carrera como futbolista alcanzó su cúspide en los años 70, cuando formó parte de una camada de destacados jugadores bolivianos como Luis Gregorio Gallo, Jaime Rimaza, Carlos Conrado Jiménez, Raúl Alberto Morales, Ovidio Mesa, Carlos Aragonés y Eduardo Angulo, a los que los viejos periodistas deportivos recuerdan como jugadores duros que cuando caían en la cancha curaban su herida con saliva y continuaban.
Pablo Baldivieso fue estrella de Bolívar y jugador de la selección nacional. Era hermano menor del coronel Enrique Baldivieso, que según cuenta él mismo, fue quien lo formó.
El destino los llevó a enfrentarse en el clásico Bolívar versus The Strongest. La carrera futbolística de Enrique fue breve pero llegó a formar parte de este último equipo. Luego ingresó a la Academia de Policías y desde allí mantiene hasta ahora su equipo de fútbol, llamado Estudiantes, en Cochabamba.
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