Llegó a Blooming sin bombos ni platillos y no tuvo una rueda de prensa para su presentación, pero ahora, con sus destacadas actuaciones en 11 partidos de los 15 que jugó el equipo, sus condiciones hablan por sí solas y muestra el potencial que la academia cruceña no sabía que había formado en sus inferiores y que dejó libre porque no tenía lugar para él. Hoy por hoy, Marco Daniel Vaca se gana un espacio en el onceno que dirige Gustavo Díaz.
Luego de lograr el ascenso con Petrolero de Yacuiba, a mediados de 2012, Vaca no tuvo la oportunidad de seguir atajando en el equipo chaqueño y a 24 horas del inicio de la pretemporada en Blooming, recibió una llamada convocándolo para que comience a trabajar con el plantel. Firmó un contrato hasta 2017 con un sueldo que para él es aceptable.
Llegó como cuarto arquero, pues el titular era Galarza, luego estaba Roberto Cronenbold y como tercero iba Luis Fernando Cárdenas. A pesar de lo lejos que estaba en la lista para tener una oportunidad, siguió trabajando.
Con el paso del tiempo, Cárdenas y Cronenbold dejaron el equipo y fue ahí cuando los vientos soplaron a su favor.
Llegó la temporada 2013-2014 y con la salida de Galarza a Sport Boys, Vaca tuvo la oportunidad de pelear el puesto con Jorge Ruth y meses más tarde con el uruguayo Mathías Rolero.
Su buen momento futbolístico sin embargo, contrasta con su realidad económica, pues como les pagan tarde, debe buscar unos ingresos extra para alimentar a su bebé de tres meses y a su esposa.
¿Cómo los consigue?, “tacheando”, dice. Sí, en su tiempo de descanso sale a trabajar para ganarse unos pesos, además de brindar un servicio de transporte a algunos de sus compañeros, a quienes recoge y lleva a los entrenamientos diariamente.
¿Tus pasajeros no te reconocen? “Sí, me pasó alguna vez que mis ‘pavos’ me preguntaron qué hacía manejando un taxi, a lo que respondí que era para ganar unos pesos más”, sonríe.
Sus inicios
Llegó a Blooming en 2006 y trabajó bajo las órdenes de Saúl Ávila y Omar Mendieta en la sub 17, y ahí comenzó a tener una preparación adecuada. Sus primeros ‘pininos’ bajo los tres palos en las inferiores de la academia cruceña los hizo admirando el trabajo que en la profesional realizaba Carlos Arias, a quien considera el mejor arquero de Bolivia, a pesar de sentir respeto y admiración por Sergio Galarza, con el que trabajó en la temporada 2012-2013.
En 2009, cuando no tenía un espacio en Blooming, se fue a Petrolero de Yacuiba; un año más tarde (2010) pasó a Sport Boys. En 2011 firmó en Unión Central y a mediados de ese año regresó a Petrolero, con quién subió al profesionalismo, pero no lo llamaron para seguir en el equipo
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