lunes, 31 de marzo de 2014

Bolivia reduce su cuota exportadora

Indudablemente que la mejor época del fútbol boliviano fue aquella de la década de 1990. Bolivia se instaló por primera vez en un Mundial de Fútbol por méritos propios, el de Estados Unidos 1994, luego de una histórica Eliminatoria, en la que le quitó a Brasil, nada menos, el invicto de 40 años al ganarle por 2 a 0 en el Siles de La Paz.

Casi inmediatamente o inclusive antes, durante el proceso eliminatorio, los nombres de los héroes de 1993 surgieron como jugadores de exportación.

Marco Etcheverry, Erwin “Platiní” Sánchez, Julio César Baldivieso, Luis Héctor Cristaldo, Marco Antonio Sandy, Óscar Sánchez, Jaime Moreno, Juan Manuel Peña, Álvaro Peña por citar sólo algunos ejemplos, llevaron el fútbol de Bolivia a los estadios del exterior.

A estos se debe agregar el nombre de Carlos Leonel Trucco, arquero argentino nacionalizado boliviano que emigró a México, donde actuó primero como jugador y luego como entrenador del Pachuca, principalmente, club del que es referente.

NO SELECCIONADOS

La clasificación de Bolivia al Mundial norteamericano obró como un efecto dominó y favoreció a otros futbolistas que no estuvieron en el proceso eliminatorio de 1993.

Por ejemplo, en aquella década y aún a principios de 2000, salieron futbolistas como el cochabambino Gonzalo Galindo, rumbo al fútbol peruano.

SE ACABA

El último gran tiempo del fútbol boliviano moderno se registró a fines de 1997.

Bolivia fue sede de la Copa América de ese año, la base de la Selección Nacional se constituyó con la gran generación de 1993, en medio, algunos jugadores jóvenes que insinuaban el recambio, necesario para un nuevo proceso a corto, mediano y largo plazo.

Con el último esfuerzo de los jugadores mundialistas de 1994, que perdieron la final de la Copa América de 1997 frente a Brasil, en el estadio Hernando Siles, culminó la época dorada del balompié nacional.

Puede hablarse de una década plena de fútbol de exportación, de gran nivel.

CONTADOS

En términos puros de economía, se sabe que cuando una nación exporta obtiene ingresos frescos mediante la obtención de divisas. El o los productos que se exportan deben cumplir normas estrictas de calidad.

Entonces, cuando el producto no cumple los requerimientos básicos, no puede exportarse.

Esta norma económica básica se aplica a la perfección en el fútbol boliviano.

Porque de 1997 a esta parte, el fútbol boliviano está en un evidente estancamiento. Las exportaciones son mínimas, escasas, la excepción de la regla.

Transferencias de jugadores se convirtieron en frustraciones, debido al apresuramiento, desconocimiento, el engaño de intermediarios o seudo agentes.

Casos como los de Didí Torrico, Miguel Ángel Hoyos, Rudy Cardozo o Ignacio García son representativos.

Hay un caso reciente. El paso poco feliz de Alejandro Chumacero al Sport de Recife, de Brasil. El volante retornó a The Strongest, sin pena ni gloria.

Los actuales embajadores del fútbol boliviano en el exterior pueden contarse con la mano.

Martins, de lo más descatado

Tomando en cuenta su historia y antecedentes, Marcelo Martins Moreno puede considerarse como uno de los jugadores bolivianos más destacados en el exterior. Varias veces seleccionado nacional participó en esa condición en sucesivas Eliminatorias para el Mundial de Alemania en 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014, también estuvo en Copa América, la última, en Argentina 2011. Militó en el Shaktar Donest, de Ucrania; Flamengo, Gremio y Cruzeiro, de Brasil; donde actúa.

Vicente Arze, dos veces convocado a la Selección Nacional, pasó por Aurora, de Cochabamba, milita en el Esteghlal, de Irán.

Jasmany Campos, también seleccionado con la Verde, juega en el Muaither, de Catar. Hay un sólo portero boliviano en el exterior, se trata de Guillermo Viscarra, que milita en el Vitoria de Bahía, de Brasil. El caso de Edivaldo Rojas, que juega en Tailandia, es especial, porque fue “descubierto” en el exterior, no jugó en la Liga boliviana. Lo mismo puede decirse del joven tarijeño Sebastián Gamarra, jugador de las inferiores del Milan, de Italia.

La última exportación exitosa del talento futbolístico boliviano es la de Carlos “Caballo” Saucedo, al Saprissa, de Costa Rica, donde ya marcó cuatro goles.



Cochabamba se rezaga

Ni uno de los jugadores bolivianos que actúa en el exterior es cochabambino, en contraposición con los cuatro que pasearon su fútbol en otros países durante la década de 1990 y principios de 2000. Julio César Baldivieso es el jugador valluno más representativo en el exterior. Wilstermann, Bolívar, The Strongest y Aurora fueron sus clubes en Bolivia. Paseó su futbol en Newell’s Old Boys, de Argentina, Yokohama Marinos, de Japón, Barcelona y Emelec, de Ecuador, Al-Wakra, de Catar, Caracas FC de Venezuela y Deportivo Quevedo, de Ecuador, en 2005.

Mientras que Marco Sandy, Óscar Sánchez y Gonzalo Galindo jugaron en un solo equipo en el exterior. Sandy y Sanchez lo hicieron en Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Argentina, Galindo estuvo en Alianza Lima, de Perú, en 2006.

Y retrocediendo en el tiempo, está Wilfredo Camacho, nacido en Quillacollo e integrante de la selección boliviana que conquistó el título de la Copa América de 1963. En esa época emigró junto al “Maestro” Víctor Agustín Ugarte a Argentina para jugar en Ferrocarril Oeste, posteriormente a Colombia. Y pare de contar.

A tono con la escasez de jugadores cochabambinos en el exterior, su número también se ha reducido de manera considerable en cuanto se refiere a la conformación de la Selección Nacional.

Por ejemplo, en la Eliminatoria de 1993, en el representativo boliviano había hasta siete futbolistas cochabambinos convocados, entre titulares y alternos, en la actualidad, esa cantidad parece poco menos que inalcanzable.

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