lunes, 24 de marzo de 2014

El jueves 27 Ramiro Castillo iba a cumplir 48 años

La historia de Ramiro Carmelo Castillo Salinas no tiene punto final mientras sus amigos o quienes lo conocieron lo recuerden cada vez que se aproxima el día de su natalicio. Este jueves 27 iba a cumplir 48 años, pero se fue temprano, un 18 de octubre de 1997, hace ya 17 años.

Quienes lo conocieron recuerdan con nostalgia lo que fue aquel niño flaquito, morenito, jovial, creativo y decidido a hacer cualquier cosa por estar en una cancha de fútbol para patear una pelota inventada de trapo o plumas de aves que se desechaban en los basurales de Coripata, el pueblo que vio nacer al inolvidable ‘Chocolatín’.

Aunque en la vida de ‘Miro’ —como le apodaban sus amigos— no solamente el fútbol atrajo su atención, sino también la música, el baile y las travesuras alocadas de niño.

Para muchos es un secreto y para otros es un ‘tesoro’ acuñado en las fibras más íntimas la infancia del pequeño Ramiro.

Uno de sus amigos fue Freddy ‘Afro’ Calla Montoya, quien hizo una reseña de quien fue su “gran amigo, hermano y compañero de ‘oro’, Hijo Predilecto de Coripata”. Freddy cuenta que otro amigo de infancia y adolescencia de ellos fue José ‘Teroleche’ Sánchez Tórrez.

“De niño era respetuoso y humilde, pero osado y decidido a la hora de enfrentar las cosas. Nunca pensamos que iba a ser un gran futbolista, pero el destino le marcó un buen camino, aunque terminó de una manera incomprensible en esta vida”.

Dijo que ‘Miro’ era un bailarín y buen músico, “le gustaba bailar de caporal en el grupo de tuntuna, pero no le gustaba la saya. En las bandas tocaba el tambor y tenía buen oído porque a veces pedía que afinaran el ritmo. Teníamos nuestro grupo que se llamaba Cocamarca”.

Además, recordó que le encantaba cantar y fue compositor de canciones, “tengo letras de algunas canciones de tuntuna que escribió Ramiro y voy a entregarlas a mi amigo Iván Gutiérrez, quien tiene un conjunto musical, para que pueda grabar y hacer realidad lo que en vida soñaba ‘Miro’”, refirió y agregó que su hermano Eloy era quien acompañaba con la guitarra.

UNO DE LOS ‘BANQUEROS’

‘Chocolatín’ era parte del grupo de los ‘banqueros’, “aquellos chicos a quienes les decían flojos porque cada día se sentaban en las bancas de la plaza principal de Coripata para solearse y charlar. Llegado el hambre salíamos a buscar comida y Ramiro era un experto en cazar gallinas. Una vez cazó al gallo de su amigo, lo cocinamos y comimos; llegó su amigo y de paso le invitamos. Después nos preguntó si habíamos visto a su gallo y nos tuvimos que hacer los ‘locos’”, rememoró.

Pero la historia no termina ahí, porque “Ramiro rellenó con las plumas del gallo una bolsa para hacer una pelota con la que jugamos, y de tanto patear comenzaron a salir las plumas y su amigo reconoció que eran de su gallo, Ramiro se calló pero inventó rápido una salida y le dijo que se había alzado del río las plumas y todo pasó. El amigo se quedó siempre con la duda”.

“En una ocasión —prosiguió— cazamos un chancho, que cuando lo agarramos se puso a chillar, pero mi amigo le metió el dedo por atrás y se calló; fue difícil cocinarlo, pero comer fue lo más delicioso. El chancho nos duró dos días”.

Con una sonrisa recuerda que “Ramiro era un farsante, mentiroso con las mujeres, les contaba historias fantasiosas para conquistarlas, se subía al volante de un coche y les decía que era de él, las invitaba a subir, pero nunca manejaba”.

El ‘Afro’ reveló que una vez su padre le contó que “a Ramiro lo habían secuestrado de niño en Coripata, después de buscarlo algunos días lo encontraron por San Pedro vestido de niña”.

Reseñó también que era ocurrente, “una vez en la puerta de su casa había un letrero que decía: ‘En caso de incendio levante esta hoja’, yo muy curioso levanté la hoja y me encontré con otra frase que decía: ‘Oye tonto dije en caso de incendio’”.

MÁS ANÉCDOTAS

“Una vez fue con otros amigos a Dorado, de donde volvió con dos gallinas y un gallo, mientras cocía la comida, Ramiro vio que se le subía un escorpión, lo atrapó y le quitó la cola porque dicen que es para atraer a las mujeres, en eso llegaron los amigos ‘mangueros’ a quienes había que invitarles, pero él se enojó y en el plato del último le puso el escorpión y se lo comió sin decir nada, nosotros solamente nos reíamos”.

Contó que un 5 de agosto, en la fiesta de la población de Coscoma, su mamá Primitiva Castillo, que era comidera, llevó comida para vender en la fiesta. “El camino era como del Cementerio hasta la Ceja, una vez en el lugar comenzó a llover fuerte, se hizo un río y se llevó toda la comida, por suerte Ramiro agarró la sartén con la carne, yo recuperé sillas y su mamá la sombrilla, fue una historia terrible que nunca imaginaba”.

Otra travesura del ‘Chocolatín’, “en las fiestas los borrachos se dormían en la plaza, se les acercaba Ramiro y prendía cohetillos a su lado, despertaban sanos y se escapaban de susto”.

Rememoró que en otras ocasiones, “Ramiro andaba con crema de calzados y a los borrachos les acariciaba la cara diciendo ‘reaccioná’, pero les estaba pintando con crema”.

PARA NO OLVIDAR

El ‘Afro’ dice que esta historia nunca la va olvidar.

“En un partido de fútbol, en el torneo Interyungueño de fútbol, se lesionó ‘Teroleche’, que era nuestro arquero, lo llevaron en ambulancia hasta el hospital, creo que estaba uno o dos días internado, después se fue a su casa, donde lo visitaban los amigos y la gente del pueblo. Estaba tan mal que no podía caminar, hasta le llevaban el bacín para que haga su necesidades. Y Ramiro era el enfermero y el que hacía los mandados”.

Agregó que como a cualquier enfermo, “la gente le llevaba regalos, comida, galletas, refresco, dulces y otras cosas, pero después de una semana, un día entré de sorpresa a la casa de ‘Teroleche’ y lo pesqué caminando feliz, comiendo con Ramiro lo que dejaba la gente, de repente alguien golpeó la puerta y ‘Teroleche’ rápido corrió a la cama, puso su pie colgando y vendado, entró un señor para hablarle y dejarle galletas, debajo de su cama tenía todo y así aprovecharon más de un mes. Después ‘Teroleche’ me dijo que era un plan de Ramiro”, recordó.

REENCUENTRO

Calla relató que en 1994, por casualidad llegó a trabajar en el colegio de propiedad de Ramiro.

“Un día la Directora nos dice que el propietario del colegio ha llegado de Argentina y quería reunirse con el alumnado y plantel docente, formamos y pasó como una especie de revista, lo miro y me mira, le digo ‘Negro’ y me contesta ‘Afro’, nos abrazamos y nos fuimos a otro lado para recordar viejos tiempos”, contó.

Rememoró que antes de ir al colegio pasó por la Ceja y se compró de merienda pescado cocido entre piedras (phapi), que en Yungas es bien comercial.

Dijo que “después del acto, almorzamos fricasé, a Ramiro le dieron algo especial porque estaba mal del estómago. Luego saqué mi bolsita de pescados y me puse a comer, ‘Miro’ y el ‘Teroleche’ me vieron y me preguntaron ‘¿qué estás comiendo’?, les digo pescado y Ramiro me dice ‘dame, dame’, compartimos, pero muy en secreto”.

Al final de la entrevista, el ‘Afro’ contó que en 1994, cuando jugaba en The Strongest, a eso de las seis de la mañana llegó en una peta con varios amigos de Coripata a la casa de Freddy, “casi se entran al techo, cuando salimos a ver lo que había pasado, yo agarrado un palo, me choco con Ramiro, quien estaba mareado y era la primera vez que lo vi así; antes él no tomaba. Era una persona sana y siempre lo recordaremos”.


17 AÑOS han pasado desde la muerte de quien fuera uno de los más destacados futbolistas de Bolivia. Jugó en The Strongest y Bolívar, en La Paz, y clubes de Argentina y Chile.


“La partida de Ramiro nos ha dejado un gran vacío en nuestro corazón, aún lo sentimos.

“Con Ramiro hemos pasado momentos inolvidables que que-darán en la memoria.


Las canciones de Ramiro

Cuando estaba en vida, a Ramiro Castillo le gustaba cantar canciones, una de sus preferidas fue:

Desde Coripata vengo cantando, bailando/

Acaso porque soy negro

vas a decir que soy jaira (flojo)/

Acaso porque soy sambo

vas a decir que soy flojo.

El ‘Chocolatín’, antes de morir, tenía el sueño de grabar un disco con su grupo, incluso compuso la siguiente canción en ritmo de tuntuna, titulada Negrito de traje rojo:

Negrito, negrito de traje rojo/

comiendo waluzas vienes pa acá/

comiendo waluzas vienes pa acá/

Con su chaleco verde lechuga y su camisa blanca y azul/

todos los negritos se van juntando/

para la fiesta que viene ya.

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