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lunes, 22 de septiembre de 2014
Augusto Andaveris: ‘Lo soñé, perseveré, llegué y lo disfruto’
El sueño del niño se hizo realidad. Es la historia futbolística del delantero boliviano Augusto Andaveris Iriondo, quien en su natal Chicaloma yungueña añoraba ser futbolista. Hoy ya cuenta con 17 años de carrera profesional. Este espigado atacante (1,86 metros de altura) —casado con Andrea Barrientos, con quien tiene a su pequeño hijo Agustín (5)— pasa un momento feliz en su carrera deportiva.
Es el “trota-clubes”, un delantero polifuncional que, sin embargo, ve seguido la roja. Es de ñeq’e (fuerza) y fibra pura, y ahora capitanea a Wilstermann con su sencillez. Augusto se siente un “delantero del pueblo”. Jugó en Municipal, Bolívar, Iberoamericana, Wilstermann, San José, Oriente, La Paz FC, Real Potosí y Aurora. En el exterior estuvo en el Tirana FC (Albania) y en el Inter de Bakú (Azerbayán).
— ¿Qué recuerdas de tus inicios en el fútbol?
— A mi pueblo, Chicaloma, donde la única distracción es el fútbol, porque somos gente sencilla. A los 13 me fui a La Paz a estudiar y un primo me llevó a Municipal, en el que debuté a los 15 años. Fuimos campeones en la Primera A en la asociación y ascendimos a la Liga, en la que esa vez debuté como juvenil. Recuerdo que enfrenté al Tigre y marqué mi primer gol, fue un debut bonito.
— ¿Jugaste el Interyungueño?
— Sí, estuve en la fiesta del fútbol de los yungueños. Jugué a los 14 años y mientras estuve en Muni fui a jugar un par de años más, pero cuando ya entré al profesionalismo dejé de hacerlo.
— ¿Luego de Municipal?
— El profesor Jorge Habegger me llevó a Bolívar, pero fue un cambio muy brusco.
— ¿Crees que en la Academia no te dieron tu lugar?
— (Piensa) Llegué muy joven y pelear con jugadores monstruos como los que había era muy complicado, pues todos eran figuras y uno no tenía ni dos años de profesionalismo.
— ¿Qué faltó?
— Lo que nos falta a gran parte de los jugadores que venimos de los pueblos o somos de origen humilde es escuela, faltó la base, porque la mayoría nos hicimos en la calle, solo con nuestro talento. Creo que aun ahora, cuando empiezas, te falta madurar como lo hacen en el exterior, donde a los 21 o 22 años ya están firmes. Aquí es mucho después y eso se tiene que corregir con la estructura.
— ¿En qué clubes pasaste tus mejores momentos?
— Iberoamericana fue mi despegue, jugué seguido, marqué muchos goles, tuve continuidad y eso permitió que me vaya a otros clubes.
— ¿Por qué “trota-clubes”?
— Será porque jugué en bastantes clubes y así pasó mi carrera. En todo caso, estoy agradecido con los clubes en los que estuve, primero porque me acogieron y porque es un honor defender a un club. No dependía de mí, porque me llevaban de un lado a otro; el pase no era mío y fui porque seguí mi sueño de ser futbolista. Me tocó ir a equipos grandes y chicos, en todos di todo lo que estuvo a mi alcance. Donde fui siempre estuve con Dios, nunca me abandonó y creo que con sencillez me fue bien allá donde estuve.
— ¿Cuántas veces campeón?
— Con Bolívar a nivel profesional, con Municipal campeón paceño, con Iberoamericana campeón de la Simón Bolívar. Al margen tengo cinco subcampeonatos.
— ¿Cuántos torneos internacionales jugaste?
— Jugué Copa Sudamericana, Copa Libertadores con Bolívar, La Paz FC, Real Potosí, Aurora y con Wilstermann, club al que defiendo actualmente.
— ¿Cómo es tu presente?
— De mucha alegría, tranquilidad y con todos los deseos de aportar a Wilstermann para lograr cosas importantes. Física y futbolísticamente estoy sólido, pero siempre con ganas de aprender.
— ¿Con qué palabras definirías tu carrera futbolística?
— Con palabras bonitas (risas). Recuerdo que yo hasta me “ch’ach’aba” (faltaba) del colegio para jugar. No sé, creo que mi situación es la del chico que quiere ser futbolista y gracias a Dios pude llegar. Yo diría que lo soñé, perseveré, llegué y lo disfruto ahora, porque hago y gano mi sustento de lo que me gusta, que a veces no siempre es así.
— ¿En algunos momentos te traiciona tu fuerza por encima de la técnica?
— Yo siempre me caractericé por ser un jugador disciplinado tácticamente, por aportar con lo que sé, un delantero peleador, batallador, oportunista y seguro por meter. Voy al roce, fuerte sí, pero sin mala intención. Yo sé que todos vivimos de esto y nunca fui de mala fe a nadie.
— A propósito, ¿cuántas expulsiones tuviste y por qué?
— La verdad es que no sé cuántas veces, pero fui siempre a cada balón con la naturalidad de pelear las pelotas divididas; luego, cuando veía mi expulsión, la verdad es que decía que hubo cierta torpeza. En todo caso, gracias a Dios que hace dos años ya no me expulsan.
— ¿Ahora, desde cuándo juegas como un polifuncional?
— Con mayor continuidad aquí en Wilstermann, pero ya antes en otros equipos; algún rato me tocó cubrir algunos puestos que no son los míos. Jugué como volante, de diez, de seis y alguna vez, mucho más retrasado; solo me falta jugar de central y de arquero.
— ¿Cómo asumes ese rol?
— Es porque uno ama al fútbol, su carrera, porque uno quiere aportar. No soy de decir que “soy tal y nadie me mueve de eso”. Siempre trato de dar lo mejor de mi capacidad en la posición que me pongan. Ahora, seguro que en el puesto que no es el mío tendré algunas limitaciones, pero si los técnicos lo hacen y me piden cumplir un rol, trato de hacer las cosas bien y aplicar todo lo que he aprendido.
— ¿Qué pasó con tu presencia en la selección?
— Creo que estuve en al menos 20 convocatorias en la selección, estuve mucho, me esforcé, pero creo que no hubo una oportunidad real. La verdad es que hablar de la selección, en mi caso, es como si tuviera un vacío. Creo que estuve y por ahí faltó tener apoyo para contar con mi oportunidad, que a uno le ayuden a crecer un poco más, como vi el apoyo que se dio a otros colegas, mientras yo me entrenaba y corría con gran empeño.
— ¿Qué le falta a nuestro seleccionado?
— Es difícil hablar de eso. Pero yo digo que los primeros en pagar las cosas somos los jugadores. Yo no quiero referirme a los colegas y compañeros que están en la selección, pero sin duda los futbolistas no somos responsables de lo que pasa, trabajamos con las condiciones que nos dan en general. En una anterior pregunta dije que yo pagué mi falta de formación y base cuando llegué muy chico a Bolívar, y ahora siento que eso les falta a nuestros futbolistas.
— ¿Cómo es Augusto Andaveris como persona?
— Creo que en eso no cambié, porque sigo siendo la misma persona sencilla, trabajadora, honesta y muy peleadora por sus convicciones. En la cancha trato de ser una fiera, porque lo doy todo por mi equipo.
— ¿Cuántos años más vas a jugar a nivel profesional?
— No lo sé, pero de verdad me siento fuerte, igual de entusiasmado por ir a entrenar, esforzarme, jugar los domingos. No depende de mí, pero físicamente tengo la potencia y fuerza de un joven. Después, el tiempo lo dirá.
— ¿Lucir la camiseta de The Strongest es un tema pendiente para ti?
— Estuve muy cerca de ir, hubo mucha charla y acuerdo, pero pasan muchas cosas y uno es un obrero del fútbol. Sin duda se trata de un club importante, enorme, con una gran historia. Uno no sabe nunca lo podrá pasar.
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