lunes, 8 de septiembre de 2014

Ramiro Ballivián, otro diamante de la futbolera Coripata



Si quieres ser futbolista tienes que jugar como el Chocolatín para conocer muchos lugares”, le repetía una y otra vez Felipa Ballivián, madre del pequeño Ramiro, allá a mediados de los 90, cada que el ya afamado Ramiro Castillo llegaba a Coripata, donde los niños de entonces —entre ellos el lateral de Universitario de Sucre— lo miraban con asombro y timidez.

“Lo vi llegar al pueblo con su familia, nunca me acerque, solo lo miraba y tenía algo de miedo. Mí mamá me señalaba y repetía: tienes que jugar como él. Nunca me olvido esa imagen”, recuerda Ballivián, de 22 años y uno de los laterales derechos con gran proyección en el fútbol.

La progenitora de Ballivián fue compañera de escuela de Castillo, es por eso que siempre le hablaba de Chocolatín y lo tomaba como ejemplo.Ballivián nació en una zona futbolera, los Yungas, que vio nacer a otros destacados como: Natalio Flores, Luis Iriondo, Demetrio Angola, Iván Castillo, Rómulo Alaca, Leonel Morales y Gustavo Pinedo, estos dos últimos también en el fútbol profesional.

Si bien sus primeros correteos fueron en las calles de Coripata, de adolescente se forjó en la asociación cochabambina y muy joven se fue a Sucre, donde finalmente dio el salto al profesionalismo.

“Como olvidarme de mi debut. Fue en 2008 cuando llegué a Universitario, en Trinidad, cuando enfrentamos a Real Mamoré. Ingresé a los 20 minutos de la primera parte porque se lesionó Axel Bejarano. Hubo algo de nervios, pero me fui serenando. Quiero agradecer la confianza del profesor Eduardo Villegas, jugué todo ese campeonato un tiempo, era Sub-20 y logramos un título histórico para Universitario”, recuerda Ballivián.

Quienes lo conocen, Ballivián es un lateral derecho de gran despliegue físico, similar al atigrado Alejandro Chumacero. También juega en el mediocampo si es necesario. “Tengo resistencia, fuerza, toque con claridad, salida rápida. Creo que soy un obrero por el sector derecho”, aseguró.En el certamen anterior logró su segundo título liguero junto a Universitario, al mando de Javier Vega, quien lo dejó jugar en los 22 cotejos.

Ya participó en torneos internacionales y desde la semana pasada está en su primera selección y aún sueña más.

Ramiro nace, crece y debuta en la Liga gracias a Universitario

Rafael Sempértegui

Ocurre que su hermano mayor Miguel se fue a estudiar a Cochabamba, entonces Ramiro junto al resto de su familia también decidieron dejar la bella Coripata y se fueron al valle, que es donde comenzó a caminar en los senderos del fútbol competitivo.

“Un año después de que se fue mi hermano, yo lo seguí para que no estuviese solo. Esa época él no solo estudiaba, sino que trabajaba y yo, al margen de estudiar, comencé a jugar fútbol y creo que no lo hacía mal porque me incentivaban para ir a probarme a algún club”, recordó el lateral.

Entonces se presentó en las inferiores de Wilstermann a mediados de 2005, le fue regular, pero le dijeron que vaya a la asociación para tener competitividad, de esa manera probó suerte en Cala Cala y luego pasó a Universitario, de la Primera A, donde aprendió más.

“Otros amigos del fútbol me animaron a irme a Sucre para probarme en Universitario y gracias a Dios me fue bien porque desde 2008 hasta ahora es que juego en el equipo donde me han recibido muy bien”, asegura.

Destaca que Universitario es un club sencillo, pero con el corazón y los objetivos grandes.

“Somos un equipo de obreros, todos muy trabajadores, no hay envidias; todos aportamos cuando nos toca hacerlo o apoyamos desde el banco.

Nuestra planilla es sencilla y demostramos que podemos llegar bastante lejos en el fútbol y en la vida”, aseguró el lateral yungueño.

Sudamericana, Libertadores y la selección

Rafael Sempértegui

Dos Copa Sudamericanas y una Libertadores son los torneos internacionales que Ramiro Ballivián jugó. Esta semana es parte del seleccionado boliviano por primera vez en su carrera y espera dar otro gran salto jugando con la Verde.

“Jugar esos torneos fueron importantes en mi carrera. Siempre pienso en lo que Ramiro Castillo hizo, es el yungueño que más lejos llegó en el fútbol. Si solo jugará un poquito como dicen que lo hacía, creo que puedo llegar más lejos”, cuenta Ballivián.

Afirma que no vio jugar a Castillo, porque Ballivián era niño; además cuenta que en Coripata todo el pueblo habla de que el Chocolatín fue el mejor jugador que salió.

“Jugar a nivel internacional fue otra experiencia importante, porque ya representas a tu país. Con Universitario nos fue bien antes y ahora, somos el único club que clasificó a la siguiente ronda y ojalá sigamos”, afirmó.

También dijo que llegar a la selección fue hacer realidad el sueño que tenía de niño. “Es lo más importante que hasta ahora me pasó”, aseguró.


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