lunes, 12 de octubre de 2009

Édgar Olivares, el todoterreno de la selección


Como un gánster que causa terror allá donde ingresa. Esa sensación se generó en la defensa brasileña cada vez que el cochabambino Édgar Olivares asomó en el área grande del pentacampeón.

Fuerte, casi insuperable en el forcejeo ante el rival y versátil en el juego por arriba, así se mostró Olivares cada vez que se proyectó hacia el arco del guardameta Julio César.

El volante cochabambino no sólo cumplió su labor en la marca, en la que se dio modos para abortar los ataques que intentaba comenzar el escurridizo Dani Alves o el infatigable Ramires, sino que también apoyó en el ataque y hasta marcó un gol.

“Es un todoterreno, porque marca, se proyecta, baja, sube, va al cabezazo y hasta hace goles”, sostuvo un aficionado boliviano desde Canadá, donde observó el encuentro y llamó para felicitar al seleccionado.

Efectivamente, Olivares se mostró como un mediocampista mixto infatigable, sea en acción defensiva o apoyando a sus compañeros de ataque.

A los 9 minutos, este volante que marcó 9 goles para Wilstermann en la Liga, ayer también dijo presente, cuando con un cabezazo al segundo palo, anotó el primer gol del seleccionado.

“Y cómo no va a ser importante marcarle a Brasil. Este gol quedará para toda mi vida, porque no se da todos los años”, dijo el cochabambino.

Sin embargo, destacó que lo más importante es que la selección hubiese ganado y que una vez más se hizo respetar ante un rival gigante como Brasil.

“Creo que en la primera parte dimos mucho de nosotros, porque merecimos marcar más goles y como que en esa etapa gastamos toda nuestra gasolina porque al final ya nos costó mantener el mismo ritmo de juego”, dijo Olivares, quien protagonizó al menos unos cuatro choques ante rivales de gran envergadura, pero el cochabambino se mostró fuerte.

Aunque parezca increíble, Olivares tuvo otras dos opciones de gol, y ambas por vía aérea. La primera fue antes de que anotara su único gol, su cabezazo salió lejos de uno de los palos y la otra opción fue a los 25 minutos, en un tiro de esquina; esta vez su cabezazo salió cerca del palo izquierdo del arco visitante.

En el resto del partido, Olivares siempre matizó su accionar con la marca y proyección ofensiva. “Lo importante es dejar todo en la cancha. Uno no puede guardarse nada”, concluyó el volante.

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