domingo, 27 de septiembre de 2015

Álvaro Peña: ‘No sé si alcanzará el amor propio’




El entrenador nacional y mundialista boliviano de 1994 sostiene que desde que Bolivia terminó de jugar la final de la Copa América de 1997, en la que fue subcampeón, el seleccionado nacional bajó y tocó fondo. Ve complicada la perspectiva del equipo nacional en la nueva competición premundialista, aunque dice que la ilusión nunca se pierde.

— ¿Se acuerda cuando Bolivia le ganó a Uruguay en 1989 en el camino rumbo a Italia 1990?

— Fue buena, porque tuvimos un gran entrenador (el argentino Jorge Habegger), quien tenía todo planificado y previsto. Pero creo que lo correcto es analizar ese partido desde mucho antes, es decir el proceso que hicimos y que comenzó en la Copa América de Brasil, cuando le empatamos históricamente a la Argentina de Diego Maradona, que era la campeona del mundo. Desde ahí ya nos preparamos para la eliminatoria de 1989 con buenos resultados.

— ¿Recuerda algo en particular de ese partido en La Paz?

— En esa eliminatoria enfrentamos a Perú, le ganamos ida y vuelta y a Uruguay le ganamos en La Paz, pero en la vuelta nos sacaron un gol de ventaja y por eso no fuimos al Mundial de Italia. Esa tarde fue un partido muy intenso, de mucho nervio. Yo tuve la fortuna de anotar mis primeros goles en eliminatorias. En el primer gol le hice un sombrerito a Hugo de León, rematé y con un poco de fortuna un defensor de apellido Domínguez sin querer empujó el balón hacia el arco. En el segundo hubo una triangulación entre (Carlos) Pichicho Borja, Milton Melgar y (Erwin) Chichi Romero, quien me la tocó por encima de los centrales, yo le pegué de sobrepique y volví a marcarle al arquero Darío Pereira. Esa victoria fue muy especial porque nos hacía ilusionar a todos con ir al Mundial de Italia 1990.

— ¿Esa tarde cómo le jugaron al seleccionado de Uruguay?

— Primero, había un equipo muy pero muy experimentado y pesado, como se dice en el fútbol. El arquero era Lucho Galarza, una defensa muy fuerte con Ramiro Vargas, Eligio Martínez, Ricardo Fontana, Roberto Pérez; en el medio, Melgar, Borja y el Maestro (Erwin) Romero, además de Vladimir Soria o Ramiro Castillo; y adelante William Ramallo y yo. Jugamos un 4-4-2. A Uruguay lo presionábamos desde su salida, William y yo ya marcábamos a sus cuatro defensores. No los dejábamos respirar y con el tema de la altitud a ellos siempre se les complicaba mucho.

— Usted también estuvo en el triunfo de 1993, ¿no?

— Sí, pero con un planteamiento muy distinto, porque jugábamos 5-4-1, con tres centrales, dos laterales de salida, volantes de recuperación, uno de creación y solo un atacante. La táctica de juego contra los uruguayos fue la misma, porque prácticamente éramos los mismos jugadores, aunque ya sin el Maestro Romero, pero igual los presionamos, corrimos más que ellos y los superamos 3-1 con buena performance del conjunto.

— ¿Solo la presión y correr rápido es la fórmula para ganar?

— No, sino lo esencial fue el proceso de trabajo que tuvimos en esas dos eliminatorias, se dieron ciertos factores, había un buen grupo, de buenos jugadores, y otras cosas. Ya en el 93 se sumaron (Marco) Etcheverry, (Erwin) Sánchez, (Luis) Cristaldo, Ramiro Castillo y sin que la directiva lo planificara así, creo que el grupo de jugadores hicimos el proceso.

— A menos de dos semanas para jugar otra vez con Uruguay, ¿cómo analiza la situación actual?

— Si vemos siempre un poco más atrás para ver el presente, creo que el proceso de esa selección mundialista de antes acabó luego de que fuimos subcampeones de la Copa América en 1997, de ahí en adelante nuestro nivel bajó bastante en cuanto a rendimiento y resultados y hasta ahora no ha cambiado. Estamos en un momento malo, complicado, que no es responsabilidad de futbolistas y técnicos.

— ¿Con el grupo actual considera que tenemos esperanzas?

— Dicen que en el fútbol no hay lógica, eso es cierto, pero también es evidente que la lógica demuestra que si te preparas, si tienes las condiciones, la planificación y trabajo, puedes sacar ventaja para un buen resultado, pero aquí estamos con bastantes dificultades. Julio (Baldivieso) dispone de muy poco tiempo, además están los problemas que mencioné y todo estará centrado en la garra, en dejar todo en la cancha y no sé si alcanzará el amor propio que se tiene al país. Es decir, no se está con los medios y las condiciones de las que hablamos y eso es complicado. Ahora, seguro hay nuevas figuras, pero igual se necesita cumplir un proceso, jugar partidos y más partidos, si no lo quemas.

— ¿Pesará el lío entre el entrenador y las figuras que renunciaron?

— Es un tema en el que tengo mi opinión, pero no la haré pública porque no quiero aumentar a una polémica justo cerca de un inicio de Eliminatorias. Julio dijo cosas en caliente porque a nadie le gusta perder y por otro lado los jugadores también actuaron en caliente, pese a que ese jugador dejó todo en la cancha. Tengo mi pensamiento, pero no quiero aumentar la polémica.

— ¿Con ese panorama hay chances de vencer a Uruguay?

— Sí, y por muchas razones, porque el fútbol no tiene lógica, ellos no ganaron aquí y así sea una victoria a puro pulmón, ímpetu y actitud, seguro ayudará. Lo malo sería que esa victoria haga que se tapen todos los problemas que dijimos.

— ¿Cómo ve a Julio Baldivieso al mando de la selección?

— Es un entrenador que mostró lo suyo donde dirigió, seguro va a ponerlo en práctica, tratará de preparar bien al equipo, pero hay que ver qué plantel tiene, qué respuesta logrará de ellos. Yo creo que el jugador boliviano tiene voluntad, amor propio, coraje, pero a veces ni eso alcanza cuando las cosas no están bien planificadas, por eso no es culpa suya ni de los entrenadores.

— ¿Qué sabe del Uruguay actual?

— Tiene proceso, entrenador de mucha experiencia (Óscar Tabárez), sabe lo que quiere y sabe cómo encararlo y si bien no vendrán grandes figuras como Luis Suárez, es una selección que siempre da pelea. Tiene jugadores con buen recorrido de fútbol en su país, y también fuera de él, porque la mayoría está en Argentina, Brasil, México y Europa. Ellos tienen competencia y formación.

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