Tiene la mirada puesta en un solo objetivo: ser jugador profesional de fútbol. Trabaja en ello, pero sabe que la carrera es larga y que todo tipo de situaciones lo rodearán antes de cumplir ese sueño.
El pequeño Joel Huaquipa, de 12 años, incluso ya conoce de insultos, pues le ha tocado estar en partidos importantes y ser abucheado por el público rival.
Sus papás lo iniciaron en esta disciplina. Le llevaron a la Escuela Pelota de Trapo y en corto tiempo se fue formando como una promesa del balompié.
“Conocer y relacionarte con gente de fútbol es lo más bonito que me ha pasado. Es mi pasión”, sostiene el jugador.
Joel se desempeña como zaguero central. Es el más destacado de su equipo y fue catalogado como el mejor defensor. Ganó más de 10 títulos locales y nacionales.
Sueña en grande y en unos años más se ve jugando en el equipo de sus amores, The Strongest. Considera, incluso, llegar a la Selección Nacional.
Admira a Alejandro Chumacero. Imita algunas técnicas del jugador que ahora está en el Puebla de México.
En su corta carrera, se ha dado cuenta que “nada vendrá fácil” y día a día trabaja para alcanzar sus objetivos.
A los 12 años, pide a las autoridades que apoyen a los niños que se proyectan como promesas. Considera que si las entidades deportivas dieran desde indumentaria hasta escenarios adecuados para la práctica del deporte rey, la “historia sería diferente”.
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