miércoles, 22 de octubre de 2008

Abdon Reyes: “Uno nunca se consagra, siempre está aprendiendo”


Como la historia de muchos grandes jugadores de fútbol, la infancia de Abdón Reyes no fue color rosa. Empezó a trabajar a los 10 años para ayudar a sus padres, que si bien tenían empleo, el dinero no les alcanzaba para cubrir todas las necesidades.

Primero sólo unas horas. Después las circunstancias le obligaron a dejar los estudios —en quinto básico— para dedicarle prácticamente tiempo completo al trabajo.

Con los años retomó los estudios y en 2002 salió bachiller del colegio Eustaquio Méndez.

No sólo fue futbolista, también se dedicó al atletismo, al basquetbol, hasta participó en pruebas de triatlón en su natal Tarija. Se destacó en todo.

Su baja estatura (1,67 metros) le hizo pasar más de un momento amargo en su sueño de algún día “ser un jugador profesional y llegar a la Selección Nacional”.

El buen nivel futbolístico del último tiempo en Bolívar, pero sobre todo los dos grandes partidos que jugó con la Selección hace unos días, con Perú y Uruguay, ambos por la eliminatoria mundialista, le han convertido en el jugador boliviano de moda.

Prácticamente con los dos sueños de chico cumplidos, se ilusiona ahora con poder emigrar: desde Argentina y México ya le han tentado.

¿Cómo fue tu infancia?

La mía más que todo fue trabajar, velar por mis hermanos menores, por mi familia. Trabajé desde mis 10 años en una mecánica de motos. Al principio trabajaba y estudiaba, era un buen estudiante, uno de los mejores del colegio hasta quinto básico, pero a veces la economía no te ayuda y eso me hizo dejar el colegio para trabajar más tiempo porque necesitaba estar pendiente de mi familia. Mi mami trabajaba y no tenía un buen sueldo, mi padre lo mismo. No nos alcanzaba, a veces nos conformábamos con un tecito.

¿Desde cuándo empezaste a dedicarle más tiempo al fútbol?

Desde mis 16 años, pero no dejaba el trabajo nunca. Entrenaba desde las seis de la mañana hasta la siete y media, de ahí iba al trabajo. Salía, me iba a entrenar a las 12 y de ahí tenía 10 minutitos para ir a comer. Afortunadamente en el trabajo me tocó un señor bastante bueno, de un corazón muy blando, el señor Wálter Olarte, que siempre me aconsejaba, me decía que era un muchacho cumplido. “Entras muy temprano y sales tarde, entonces tomate una hora más a mediodía, anda a tu casa, comé tranquilo, bañate y llega aquí tranquilo”, porque a veces del entrenamiento me iba directo a trabajar, a veces no comía. Tuve una vida bastante sufrida, luchada y creo que la recompensa la tengo ahora. Agradezco a Dios por la bendición más grande que le ha dado a mi familia, a través de mí.

¿En qué equipo te iniciaste en el fútbol?

Mi primer equipo era Bolívar de Villa Fátima, de Tarija, desde muy changuito jugué ahí. Desde los 10 años y a los 12 fui uno de los mejores jugadores de la categoría, un jugador con muy buena proyección. Después, a mis 16 años jugué en la Primera B, en Talleres Honda donde trabajaba, pues el señor (Olarte) tenía su equipo.

Cuando tenía 17 años ascendió mi equipo a la Primera A, y después jugué en los equipos más grandes de la Asociación de Tarija como 15 de Abril, Ciclón, Royal Obrero, jugué también en Atlético Bermejo. Jugué varias copas Simón Bolívar y de ahí me llamaron los de Sucre.

Fui en el año 2005 a Universitario. No había cómo dar marcha atrás porque faltaban dos días para el cierre del libro de pases. Lo único que hice fue firmar por lo que me ofrecían. Antes pude jugar en Unión Central, cuando estaba en la Liga, pero me trataron muy mal, me decían que era muy bajito y por eso fui a Sucre. Ese año salimos campeones de la “Simón Bolívar” y la “U” ascendió.

¿Jugaste con Universitario en la Liga?

No. Me trajeron a Bolívar como refuerzo, pero en ese tiempo nadie me conocía. Me internaron aquí (en el estadio), pero me trataron un poquito mal, así que volví a Sucre.

Jugué la Aerosur del Sur, hice goles, buenos partidos y de ahí me llevó San José, donde jugué dos años (2006 y 2007). En el primer año jugué de delantero, al siguiente año vino el profesor Vladimir Soria y me puso de volante lateral, creo que me siento bien en ese puesto. Después de San José vine a Bolívar con un poco más de prestigio, como se dice, recomendado.

¿San José fue un paso importante en el profesionalismo?

Llegué con un poco más de prestigio, aunque todo fue muy irregular. Me hicieron jugar el primer partido, lo hice bastante bien, pero para el segundo me sentaron. El tercero jugamos aquí con Bolívar, hice un partido bastante bueno; pero en el otro ni me tomaron en cuenta. Tenía muchas dudas sobre mi futuro por el tamaño que tenía. Hay técnicos que no miran la habilidad, no les gusta esas cosas, les gusta el tamaño, la presencia y eso nunca lo he tenido; pero las ganas por jugar me sobran.

Después llegó el “profe” (Sergio) Apaza, que está ahora en La Paz Fútbol Club, todo el mundo lo conoce. Vio mis condiciones, le gustaba mi juego y me dijo: “Tu eres de mitad de cancha para arriba”, y él me hacía jugar de 10 o de 8, pero de mitad de cancha para arriba. Me dijo: “A vos te necesito para atacar, las condiciones las tienes”. Jugué todo ese campeonato de 10, el segundo torneo de 2006. Al año siguiente vino Vladimir Soria, él me puso de lateral porque me dijo: “De atrás me vas a llegar mejor”; pero yo era lateral derecho y como Enrique Parada no manejaba bien la izquierda prefirió meterme a la izquierda, y creo que ahí me asenté bastante.

¿Juegas cómodo como lateral?

Creo que es doble trabajo, porque al mismo tiempo tengo que marcar y ataco bastante. Eso es siempre lo que me ha gustado, buscar el arco contrario, meter goles, siempre herir al rival y a veces me da fuerzas, las ganas que pongo en la cancha cuando puedo gambetear, y veo que no me pueden quitar y me tienen que patear.

¿San José fue el salto a la fama?

Como dicen, el primer año pagué derecho de piso. El segundo todo cambió, salimos campeones, todo lo que cualquier jugador sueña. Cuando vine a Bolívar, todos me decían que la polera me iba a pesar. Creo que no es así, cuando uno trabaja y se encomienda a Dios, las cosas le van bastante bien.

¿Crees que te has consolidado como jugador?

Uno nunca se consagra, siempre sigue aprendiendo y yo siempre escucho lo que me dicen. Cada día que pasa intento hacer las cosas mejor, así que no creo que sea un jugador consagrado todavía.

Al margen de tus cualidades futbolísticas, también te has destacado por tu comportamiento al ganar dos veces el premio Juego Limpio, ¿qué ha significado eso?

Eso es parte de mi persona. Nunca he sido un jugador que entra bruscamente, nunca he sido de estar reclamando, sé que reclamando no voy a ganar nada, lo que ya está cobrado ya está cobrado.

¿Qué es el juego limpio para vos?

Ir sin mala intención a disputar las pelotas, porque sabemos que mucha gente va con mala intención, yo nunca fui a pegar una patada, porque el fútbol es lo más lindo. Dios te da muchas virtudes, a mí quizás la velocidad, por eso siempre espero anticiparme al delantero, si me gambetean me gambetean, no estoy dándome la vuelta a pegarle una patada. También ser honesto en la cancha, yo siempre he sido bastante honesto, a veces me dan patadas como para caerme, pero si puedo seguir jugando, seguir yendo al ataque, lo hago, hay penales que me han hecho, pero no estoy ahí tirándome.

¿Alguna vez te expulsaron?

Nunca tuve una roja, no sé todavía lo que es, pero si un día la llegaría a tener sería el dolor más grande de mi vida, salir de la cancha así y dejar a mi equipo perjudicado.

Pese a tu vocación ofensiva, no has marcado muchos goles…

En Bolívar hice apenas tres, más sirvo para que mis compañeros los hagan. En San José no hice nada, pero servía bastante, quizás cuando encaraba al arquero no tenía esa decisión, siempre daba el balón al mejor compañero.

Siempre los festejas con volteretas, ¿cómo nace eso?

Todos me decían que yo tenía un cuerpo atlético, que daba para todo. Cuando estudiaba en el colegio, cuando volví después de dejarlo un tiempo, tenía ese don del deporte. Jugaba básquet, jugaba fútsal, era atleta, velocista. En mi colegio, José Manuel Ávila, había llenado de medallas y trofeitos en atletismo. También me metí en el colegio a la gimnasia, a las colchonetas y siempre era de volar más alto que todos.

En mi vida hice de todo, es la verdad. Hasta en natación me metí. Una vez por mi barrio participé en un triatlón que era bastante largo. Había que nadar creo 200 metros en un lago, casi me desmayo. En la natación salí en un puesto 20, en ciclismo estaba atrás de unos 40 atletas. En la prueba pedestre eran siete kilómetros, pero en el quinto ya me sentía bastante solo, había recuperado todo y ganar esa prueba fue de las últimas locuras que hice, porque nadar y pedalear no eran mi fuerte, pero me metí. Después, los calambres me hicieron sonar (pasarla mal). Fue en 2005. Ese día fue increíble para mí.

Cuando debutaste en la Selección (el 15 de junio ante Chile), ¿qué sentiste?

Ese día fue emocionante para mí porque llegué hasta las lágrimas. Cantar el himno, vivirlo, fue muy emocionante. Recordé todas las cosas que hacía de pequeño, los sueños que tenía. Siempre soñé con jugar al fútbol, llegar a la Selección, y haber conseguido eso me hacía estremecer el cuerpo, no podía contener las lágrimas y mientras cantaba le agradecía a Dios. Gracias a Él he podido dar alegrías a mi familia. Nunca he pensado sólo en mí, siempre he pensado en mi familia, hoy lo sigo haciendo y quizás puedo decir que vivo para mi familia.

¿El fútbol te ha dado esa estabilidad económica que todos quieren?

Sí, me ha dado, por eso sé valorar lo que es el dinero. Nadie me ve derrocharlo. A mí me dicen: “Mirá, Abdón, comprate una movilidad”, pero yo prefiero hacer una casa, tener una casa bien estable, porque ya hice la casa para mi mamita, para mis hermanos y lo hice con mucho sacrificio. Fue lo más hermoso que pude darle a mi familia. Ahora pienso en ahorrar y comprar una casa para mí.

Lejos de tu familia ¿cómo es tu día a día aquí en La Paz?

Salgo a entrenar, llego a mi casa, estoy con la señora dueña de la casa que me trata como si fuera su hijo; además traje a un sobrinito para que me acompañe, con él estoy mucho tiempo. Se llama Sebastián Reyes. Es hijo de una hermana, lo quiero bastante, quizás un día, si no me caso, él se quede como un hijo mío.

Me puse esa responsabilidad en la vida, entonces no estoy de calle arriba, calle abajo. Estoy siempre pendiente del enano, siempre me compro pelotitas para sacarlo a pasear y jugar. Siempre me identifico con los niños, porque yo vengo de ser un niño y con mucho sufrimiento.

El miércoles cumpliste años (26) ¿Fue triste estar lejos de la familia?

No, porque la familia Robira (los dueños de la casa donde vive), don Juan, doña Betty y su hija Moraima, y mi enano me hicieron sentir aquella alegría.

Ese día además por un canal de televisión mi familia me mandó un mensaje.

Sí, extrañé mucho la comida de la casa, sabemos que la comida de casa y de una madre es lo mejor que hay en la vida. A mí me gusta mi tallarín mixto, con pollo y carne, siempre mi madre me lo hacía sin que yo le pida.

Volviendo al fútbol, ¿has recibido alguna oferta para jugar en el exterior?

He recibido llamadas, felicitaciones, pero nada es concreto, son palabras solamente, las cosas van a ser ciertas cuando vengan aquí, se sienten y firmemos. Entonces no hay que ilusionarse mucho, uno tiene que seguir trabajando, seguir haciendo las cosas bien, mientras mejor haga las cosas, seguro habrá algún equipo que muestre su interés, que venga y me lleve.

El sueño de todo futbolista es poder salir. A la Argentina, que es el fútbol más lindo que se pueda jugar, México también por el mercado que se tiene, y si es a Europa, mucho mejor.

¿Estás para emigrar o prefieres jugar un tiempo más en Bolívar?

Siempre he estado preparado para eso, porque la vida te da sorpresas, te da alegrías y te da oportunidades, y las oportunidades hay que saberlas aprovechar.

¿En Bolívar te han pedido que te quedes?

Bolívar quiere que me quede, que salga algo más maduro, más adelante. Eso se entiende, y si no tengo nada concreto, me quedo un año más aquí para dar el gran salto bien formado.

Con su firma

Sé valorar lo que es el dinero. Nadie me ve derrocharlo. A mí me dicen: ‘Mirá, Abdón, comprate una movilidad’, pero yo prefiero hacer una casa, tener una casa bien estable, ya hice la casa para mi mamita”

Yo era delantero y también 10, siempre jugaba del medio campo hacia arriba, quizás por eso tengo la fuerza para ir al ataque, las ganas de ir siempre a buscar el arco rival. Quizás soy un poquito menudo, pero creo que eso me facilita las cosas”

Su ficha

Nombre: Abdón Reyes Cardozo.

Lugar y fecha de nacimiento: Tarija, 15 de octubre de 1982.

Padres: Felipe Reyes y Serafina Cardozo.

Hermanos: Ciro, Daniel, Rubén, Diego, Alejandra, Marlene y Luisa.

Trayectoria: Talleres Honda (Primera B, Tarija); 15 de Abril, Ciclón y Royal Obrero (todos de la Primera A, de Tarija), Universitario de Sucre (Copa Simón Bolívar), San José y Bolívar (Liga del Fútbol) y Selección Nacional.

2 comentarios:

  1. La Razón está haciendo una encuesta para determinar ¿quién fue el mejor deportista del año?, y quien está entre los posibles seleccionados, peleando codo a codo el primer lugar, nuestro querido Abdón.

    Sería bueno que por un ratito entremos a http://www.la-razon.com/enc/index.asp?t=V&Id=6966 y votemos por Abdón no?, al final es como votar por uno mismo y por orgullo de saber que en Bolivia, al éxito también se llega trabajando con humildad, respeto y esperanza

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