El joven delantero cochabambino es el que pone la fiesta dentro de la cancha y fuera de ella. En el terreno de juego sus goles son motivo de alegría para la tribuna de Aurora, pero Vladimir Castellón se encarga de trasladar ese regocijo a los vestuarios y concentraciones de su equipo.
“Se puede decir que soy el encargado oficial de llevar la música a todos los lugares que vamos, me gusta mucho la cumbia villera de Argentina y la idea es dar alegría al vestuario, en concentraciones o viajes que realizamos con el plantel”, resalta.
Es un gran “admirador” del juego de Joaquín Botero y el argentino Carlos Tévez. El valluno no se cansa de halagar el juego del goleador histórico de nuestro fútbol a quien le hace un seguimiento al detalle en los partidos que juega el académico en el torneo local y últimamente en las eliminatorias con la verde.
“Me gusta su rapidez y la frialdad que tiene a la hora de definir, quiero igualar lo que él hace dentro de la cancha”, destaca. Como buen cochabambino su gusto también se traslada a un buen plato de Laping (comida tradicional de Cochabamba), que prepara su madre, sobre todo, después de cada partido que le toca disputar.
“Mi mamá prepara la carne con papaya, papa, mote, arroz y su infaltable llajuita. Me gusta bastante ya que sirve para recuperar las energías”.
El presente del goleador del equipo del pueblo tiene en uno de sus tíos como el principal impulsor para que defienda la casaca celeste. Con sólo 14 años, Vladimir comenzó su carrera en la divisiones inferiores de Aurora, aunque su entrenador observó en él un jugador que se caracteriza por tener un gran despliegue físico y de mucho roce con los defensores rivales, que en varios casos tienen diez años más que el atacante cochabambino.
“Cuando llegué a las divisiones inferiores de Aurora, el profesor Fortunato Ríos me dio la oportunidad de trabajar con la Sub 17 y poco a poco me fui fogueando con la gente mayor, con la que fui alternando, me sirvió mucho jugar en categorías mayores ya que ahora voy sin miedo al choque y con mayor confianza a la hora de disputar los balones”, admite.
Castellón se considera “un aurorista de corazón” puesto que desde pequeño asistió al estadio Félix Capriles para observar a los que él consideraba sus ídolos: Leonardo Luppino, Juliano Morel o Limberg Méndez.
Su debut en el fútbol profesional se produjo el año pasado gracias a la confianza que recibió del entrenador argentino, Luis Alberto Islas.
“Durante años observé a mi equipo desde las tribunas, y cuando tuve la oportunidad de defender esta divisa me puse nervioso, pero fue muy lindo ya que el pensamiento era no desaprovechar la oportunidad que te estaban brindando y felizmente me fue bien”, asegura.
Compartir el equipo con Julio Baldivieso y luego tenerlo de entrenador fue otro objetivo cumplido por Castellón.
“Julio Baldivieso es un pilar fundamental para el actual momento que tenemos en Aurora. Él nos trata como amigos y nos brinda una gran confianza en la cancha. En el primer certamen jugué a su lado varios partidos, a ratos no lo podía creer y ahora trato de asimilar todos los consejos que nos brinda en su faceta de técnico”, comenta el goleador respecto al técnico.
Los doce goles que convirtió durante toda la temporada y su particular forma de juego han despertado el interés de más de un club que pretende tenerlo en sus filas para la siguiente temporada.“Me gusta la idea de jugar en un club grande de La Paz, es el sueño de todos los jugadores, pero primero quiero terminar bien el torneo con Aurora y jugar, si Dios quiere al año, en Bolívar porque me identifico mucho con el color celeste”.
A su gran sueño de vestir la casaca de un grande no descuida la otra pasión que tiene por la ingeniería mecánica, aunque por el momento en su mente sólo hay cabida para la pelota y conseguir su primer campeonato junto al Equipo del Pueblo.
“Se puede decir que soy el encargado oficial de llevar la música a todos los lugares que vamos, me gusta mucho la cumbia villera de Argentina y la idea es dar alegría al vestuario, en concentraciones o viajes que realizamos con el plantel”, resalta.
Es un gran “admirador” del juego de Joaquín Botero y el argentino Carlos Tévez. El valluno no se cansa de halagar el juego del goleador histórico de nuestro fútbol a quien le hace un seguimiento al detalle en los partidos que juega el académico en el torneo local y últimamente en las eliminatorias con la verde.
“Me gusta su rapidez y la frialdad que tiene a la hora de definir, quiero igualar lo que él hace dentro de la cancha”, destaca. Como buen cochabambino su gusto también se traslada a un buen plato de Laping (comida tradicional de Cochabamba), que prepara su madre, sobre todo, después de cada partido que le toca disputar.
“Mi mamá prepara la carne con papaya, papa, mote, arroz y su infaltable llajuita. Me gusta bastante ya que sirve para recuperar las energías”.
El presente del goleador del equipo del pueblo tiene en uno de sus tíos como el principal impulsor para que defienda la casaca celeste. Con sólo 14 años, Vladimir comenzó su carrera en la divisiones inferiores de Aurora, aunque su entrenador observó en él un jugador que se caracteriza por tener un gran despliegue físico y de mucho roce con los defensores rivales, que en varios casos tienen diez años más que el atacante cochabambino.
“Cuando llegué a las divisiones inferiores de Aurora, el profesor Fortunato Ríos me dio la oportunidad de trabajar con la Sub 17 y poco a poco me fui fogueando con la gente mayor, con la que fui alternando, me sirvió mucho jugar en categorías mayores ya que ahora voy sin miedo al choque y con mayor confianza a la hora de disputar los balones”, admite.
Castellón se considera “un aurorista de corazón” puesto que desde pequeño asistió al estadio Félix Capriles para observar a los que él consideraba sus ídolos: Leonardo Luppino, Juliano Morel o Limberg Méndez.
Su debut en el fútbol profesional se produjo el año pasado gracias a la confianza que recibió del entrenador argentino, Luis Alberto Islas.
“Durante años observé a mi equipo desde las tribunas, y cuando tuve la oportunidad de defender esta divisa me puse nervioso, pero fue muy lindo ya que el pensamiento era no desaprovechar la oportunidad que te estaban brindando y felizmente me fue bien”, asegura.
Compartir el equipo con Julio Baldivieso y luego tenerlo de entrenador fue otro objetivo cumplido por Castellón.
“Julio Baldivieso es un pilar fundamental para el actual momento que tenemos en Aurora. Él nos trata como amigos y nos brinda una gran confianza en la cancha. En el primer certamen jugué a su lado varios partidos, a ratos no lo podía creer y ahora trato de asimilar todos los consejos que nos brinda en su faceta de técnico”, comenta el goleador respecto al técnico.
Los doce goles que convirtió durante toda la temporada y su particular forma de juego han despertado el interés de más de un club que pretende tenerlo en sus filas para la siguiente temporada.“Me gusta la idea de jugar en un club grande de La Paz, es el sueño de todos los jugadores, pero primero quiero terminar bien el torneo con Aurora y jugar, si Dios quiere al año, en Bolívar porque me identifico mucho con el color celeste”.
A su gran sueño de vestir la casaca de un grande no descuida la otra pasión que tiene por la ingeniería mecánica, aunque por el momento en su mente sólo hay cabida para la pelota y conseguir su primer campeonato junto al Equipo del Pueblo.
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