lunes, 6 de octubre de 2008

El sueño de los Pachi


La Prensa
El sueño de Daner Pachi va camino a ser una realidad. Con su familia impulsan un proyecto denominado Asociación Deportistas para Bolivia DPB. Se trata de una escuelita de fútbol en su natal Santa Rosa de Mapiri, en la provincia Larecaja del departamento de La Paz. Allí, él comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol.

Actualmente, unos 80 niños y jóvenes, incluso niñas, acuden a la escuela, que funciona desde hace dos años. Pero el mayor problema con el que tropiezan es la infraestructura. No hay un escenario que, aparte de una cancha donde poder entrenar, tenga otro tipo de ambientes para la formación. Daner apunta a que exista uno apunta Daner.

El jugador de Bolívar, que saltó a la fama en la “Academia” y de ahí a la Selección Nacional, quiere ver más chicos naturales de Santa Rosa de Mapiri en el fútbol boliviano. “En mi pueblo hay talento y capacidad, falta dotarles de infraestructura y comodidades para que esos muchachos surjan”.

Hace un par de años, su padre, don Gilberto Pachi, tuvo la idea de incentivar la práctica del fútbol en esa población y aledañas. “Comenzamos con el funcionamiento de una escuela, hay varias, incluso para niñas. A toda esa gente le queremos dar oportunidades con otro tipo de orientación y dotándoles de una infraestructura adecuada. Si bien hoy la escuelita está funcionando, no tiene las condiciones necesarias”.

De ahí que surgió un proyecto, la construcción de un pequeño complejo deportivo. En principio, se han hecho los trámites para obtener una personería jurídica como una organización no gubernamental (ONG), se le puso el nombre de Asociación Deportistas para Bolivia DPB y se invirtió en la adquisición de un terreno de 3.000 metros cuadrados.

“El proyecto consiste en construir dos canchas para practicar fútbol, una reglamentaria y otra de fútbol ocho. Añadir diversos ambientes, es decir dormitorios, baños con duchas, comedor, sala de reuniones. Junto con mi familia ya hemos previsto, en un corto tiempo, empezar a trabajar en el movimiento de tierras e inmediatamente encarar los trabajos de construcción de las canchas”. Una inversión de la familia Pachi hará realidad parte del proyecto. La otra, será necesario contar con aportes, y para ello se hacen gestiones ante la empresa privada y otro tipo de instituciones para que ayuden a levantar el complejo. “No hay fines de lucro, sólo queremos ayudar a la gente de nuestro pueblo y de lugares aledaños”, aclaró el futbolista de Bolívar.

Según los cálculos iniciales, se necesita efectuar una inversión de un millón y medio de bolivianos. “Todo ese dinero estamos tratando de conseguirlo mediante convenios, queremos generar interés para que empresas e instituciones se sumen y nos ayuden. De esa forma, también en un tiempo podremos generar fuentes de trabajo en la región”.

La escuelita funciona en la actualidad gracias al aporte de los Pachi. La familia invierte anualmente unos 2.500 dólares. Con esa suma adquiere material deportivo, cancela salarios a los entrenadores y solventa los viajes de sus equipos para cumplir con sus presentaciones.

“Simplemente, con mi familia, y al influjo de mi papá, queremos dar a los niños y jóvenes de nuestro pueblo la oportunidad de que surjan. Uno no puede olvidar a su tierra, en donde empezó su formación. Yo quiero devolverle a Santa Rosa de Mapiri una parte de lo que me dio, creo que podemos formar nuevos profesionales para nuestros equipos de fútbol”.

Las frases

Allá hay jugadores con talento. Algunos se han quedado, no han podido surgir porque no tuvieron la oportunidad ni las condiciones para formarse”

No me considero un espejo para la juventud de mi pueblo. Simplemente, con mi familia, y al influjo de mi papá, queremos dar oportunidades a los niños y jóvenes”

Daner Pachi

Jugar fútbol y formar a la persona

La escuelita no funciona todo el año. Hay etapas en las que se detiene su actividad, entre otras cosas, para permitir que los niños y jóvenes se dediquen exclusivamente a sus estudios. “Nuestros chicos han ingresado en la recta final de su formación escolar y no queremos que, por atender la práctica del fútbol, descuiden el tiempo para estudiar. En el periodo de vacaciones se reanudará el funcionamiento de la escuelita”.

Eso cambiará cuando el complejo deportivo sea una realidad, pues se generará otro tipo de hábitos. “Los chicos jugarán al fútbol, se formarán en nuestro centro, pero al mismo tiempo van a estudiar. Estarán bien orientados, tendrán sus oportunidades, no descuidarán ni una cosa ni la otra, más bien las complementarán”.

Hay niños que patean la pelota desde los 6 años y los mayores ya tienen 18. Los equipos juegan con rivales de poblaciones aledañas, con los de Sorata, Guanay, Mapiri y la Asunta, en Sud Yungas. Su sueño es, como lo fue de Daner, llegar algún día al fútbol grande.

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