jueves, 11 de julio de 2019

Víctor Hugo Antelo: ‘Todos somos culpables y cómplices de la crisis del fútbol’



El histórico goleador del fútbol boliviano y actual entrenador de Sport Boys, Víctor Hugo Antelo, asegura que solo un cambio estructural deportivo puede sacar al fútbol boliviano de la crisis en la que se encuentra y de la que —afirma—todos los actores son responsables.

Ejemplifica que en la vida real, países como Japón —donde jugó y vivió— se levantaron de diferentes crisis en su historia y ahora son potencias en todo aspecto, incluso en lo futbolístico, lo cual debería ocurrir con el balompié boliviano.


— ¿Cómo está el fútbol boliviano en general?


— Mal y los resultados así nos lo demuestran. Nuestra selección, nuestros equipos, a la mayoría nos va mal en el exterior y hace años no conseguimos algo nuevo. No es invento y lo sabemos todos. Vamos a tener que trabajar bastante, consultar a la gente que sabe de fútbol, la que vivió etapas exitosas y así buscar salir del pozo. Uno escucha que opinan y opinan, que falta traer esto y lo otro, hasta hablan de traer técnicos extranjeros de primera, pero yo pienso que esta crisis de fondo tenemos que empezar a resolverla nosotros, los bolivianos que conocemos bien la situación desde adentro.

— ¿Cuáles serían los primeros pasos en la solución?


— Comenzar un gran cambio estructural deportivo, como cuando los países que quedaron dañados por las guerras y se recuperaron y fueron más fuertes. Cuando jugué en Japón, yo supe que ellos fueron atacados con bombas atómicas, pero se levantaron y son mucho más fuertes, son potencia.

Yo jugué en Japón cuando nacía recién su fútbol, mientras nosotros ya teníamos muchísimos años de recorrido de jugar al fútbol, pero ellos se organizaron mejor y nos superaron y ya no sé a cuántos mundiales ya fueron. El mismo Estados Unidos, su fútbol no tiene más de 30 años, nosotros empezamos mucho antes y ya nos pasaron.

— ¿Cómo califica la campaña de la selección en la Copa América de Brasil?


— No fue buena, no sumamos puntos y nos quedamos con mucha preocupación. Y esa crisis es desde cómo manejamos nuestro fútbol, que es dirigida por los empresarios, ellos saben de las muchas cosas negativas que hay, las ven y no dicen nada de esa corrupción que se tiene metida. Algunos entrenadores que actúan como empresarios, algunos periodistas que ayudan a ubicar jugadores y todos nos hacemos los de la vista gorda y por eso creo que aportamos para que nos vaya mal. Sabiendo cosas, sufriendo lo mal que nos va, no reaccionamos y creo que todos somos culpables y cómplices de la crisis del fútbol boliviano. No solo tocamos fondo, sino rompimos la base y estamos más abajo, ya sin fondo a donde ir a dar.

— ¿Qué fue lo positivo?


— Podemos decir los nuevos chicos que comenzaron a hacer sus primeras armas a nivel internacional, pero se debe definir qué se busca, cuál es el objetivo general.

— ¿Cómo ve el proceso de Eduardo Villegas?

— Tras los resultados siempre se crucifica a los técnicos y luego se habla de comenzar procesos, y no es así. En la selección mayor no se pueden comenzar procesos, sino en las menores, cuando comienzan a jugar desde chicos, porque hay que esperarlos; ahí se puede decir proceso, pero en la mayor ya es rendir y rendir. La gente quiere resultados ya, no está para esperar. Villegas está trabajando y hace lo que puede con lo que tiene.

— ¿Qué le desagradó?

— No ahora sino desde hace muchos años me sorprende que a la selección se convoquen jugadores suplentes, eso no puede ser por sentido común, y no lo digo por ahora, sino pasa desde hace 10 años, pues se citan a suplentes y no puedo creerla. A la selección deben ir los mejores.

— ¿Qué piensa de las declaraciones del presidente federativo y de las reacciones de algunos jugadores?

— Desacertado. No pueden agredirse públicamente jugadores y dirigentes, porque al declarar el presidente con eso de la billetera les tiró la gente encima de los jugadores. Eso se habla en privado. En un país pobre como Bolivia, donde el salario mínimo es de Bs 2.000, decir que el jugador va a ganar $us 20.000 o más es ponerlo en contra de la gente. Luego todo el mundo se estrella con los futbolistas.

— ¿Usted cree que el jugador solo piensa en el dinero y es metalizado?

— El fútbol es profesional y un futbolista juega porque le pagan. En el fútbol siempre se manejó mucho dinero, bastante dinero. Eso de amor a la camiseta no existe ni existió. Quizá antes se tenía mayor compromiso, pero igual se ganaba bien. En esa selección que fue al Mundial del 94 ganaban primas de 30 mil dólares y buenos sueldos, y era lo correcto.

— Jugadores de antes afirman que en sus épocas se ganaba menos y la entrega era mayor.

— Yo tengo y dirigí a jugadores muy profesionales, con gran entrega y muy concentrados en lo que hacen, no tienes que estar encima para controlarlos, pero también hay de los otros que se distraen con celular, internet y hay que orientarlos. Sinceramente pienso que la diferencia es que antes había mejor camada, desde los 70: Erwin Romero, Miguel Aguilar, Édgar Góngora, Raúl Morales y luego la otra camada del 94 que era espectacular; ahora no hay eso y nuestro mercado se hizo cada vez más chico, entonces debemos trabajar más.

— A propósito, está de vuelta en la conducción técnica de Sport Boys, ¿con qué perspectiva regresa?

— Con las mismas ganas de siempre, con la gran ilusión de llevarlo a los objetivos que nos hemos propuesto. Con la idea de hacerlo caminar, hacerlo ganar, que tenga identidad de juego, un estilo de cómo pararse y comprometer a toda la plantilla con la institución. Sabemos que en el anterior torneo al equipo le fue mal, acabó penúltimo y por eso tenemos la disposición de darle un mejor futuro para que al final del certamen estemos hablando de otra cosa.

— ¿Cómo encontró a la plantilla?

— Los encontré (a los jugadores) desanimados, ahora trabajamos para hacer un equipo compacto, único. Obviamente están golpeados por la campaña del anterior certamen y tenemos que recuperarlos. Hay buenos jugadores, ya les hemos hablado de lo que queremos y cuál debe ser la respuesta en la cancha. Ahora es necesario traer refuerzos para cubrir las zonas débiles que tenemos, porque hasta el campeón se refuerza y nosotros con mayor razón. Conozco a algunos jugadores de anteriores procesos y a la mayoría ya la estoy conociendo en el día a día.

— ¿Hay condiciones de trabajo en Sport Boys?

— Están las básicas, ya dije que tengo una plantilla con jugadores interesantes, muchos con experiencia y otros no tanto, pero igual tenemos que reforzarnos. Contamos con la cancha, la logística y bueno... Pedí concentrar, pero no se está dando y habrá que entender, aún espero hacerlo.

— ¿Cuáles son los objetivos con el club?

— Primero tenemos que salir de la situación difícil, no podemos estar en zona roja y para eso tenemos que ganar bastante; luego, apuntaremos a buscar un premio internacional, por eso también mi pedido de traer algunos jugadores con mayor experiencia. De ocho premios uno se dio para Bolívar y debemos pelear los 7 que restan. No es imposible, se puede lograr con trabajo, compromiso y mucha fe.

— ¿Es ventajoso tener más partidos en Santa Cruz con seis equipos?

— No, para nada, porque entre cruceños se sacan puntos, unos con otros y cuando vienen The Strongest y Bolívar acá, ellos sacan puntos y eso es perjudicial, pero así está. Eso de tener más equipos en una sola ciudad es un arma de doble filo. Igual debemos ganar a todos, no nos vamos a confiar en eso.

— ¿Cómo se imagina este torneo Clausura?

— Muy luchado, porque todos se juegan algo. En el caso nuestro espero que al plantel lo tengan al día para que se entregue al máximo y solo se meta a trabajar y de esa forma los dirigentes tengan todas las de la ley para reclamar. Muchas veces el dirigente es pasional y en función a ello actúa y, si el equipo no gana, a veces no tiene voluntad de cumplir o se le hace complicado conseguir dinero y recursos para pagar los sueldos.

— ¿Mantiene el perfil como el DT que se le conoce?

— Igual que antes, exigiendo las mismas normas de conducta que hay en la vida, porque no hay otro camino. Uno pide trabajo, esfuerzo, disciplina, identificarnos con los proyectos del club y nada más. Seguramente ahora tenemos más experiencia, y mejor manejo de grupo que antes, y eso lo vamos a ejecutar para beneficio del club.

— Desde que fue jugador, ¿cuántos años lleva en el fútbol y qué recuerda más?

— Casi toda mi vida estoy en el fútbol, ya voy a los 40 años de profesionalismo entre jugador y entrenador. Comencé desde los 10 años en Universidad de Santa Cruz, donde hice todas las inferiores hasta llegar a primera. Después jugué el Juventud de América con la selección Sub-20 y luego Oriente Petrolero compró mi pase y debuté a nivel profesional en 1980, luego pasé a Real Santa Cruz, Blooming, Fujita (Japón), Bolívar, San José, The Strongest, volví a Blooming donde fuimos bicampeones y cerré mi carrera en Real en 2001.

— Como no sucede seguido usted, fue ídolo en los dos rivales cruceños...

— En los dos me fue bien, en Oriente marqué 141 goles y en Blooming 123. En mis primeros años de orientista hice grandes campañas en la Libertadores y con Blooming fui bicampeón nacional. Con cada uno de esos clubes fui tres veces goleador de los torneos de Liga. De ambos tengo buenos recuerdos. La gente mayor de Oriente me tiene en su recuerdo y los más jóvenes en Blooming. Imagínese que yo hubiese estado en Argentina y marcase más de 100 goles en River y otros 100 en Boca, seguro allá le harían un monumento a uno y que yo sepa en Bolivia no hay alguien que hubiese hecho 100 goles en cada club rival clásico, como en Bolívar o The Strongest.

— ¿Y cómo fue la experiencia de jugar en los dos grandes paceños?

— Estuve en Bolívar en 1992 y fuimos campeones, pese a que jugué poco tiempo. Regresé el 94 cuando tuvimos una de las mejores actuaciones en Copa Libertadores, junto a The Strongest goleamos a los venezolanos, ambos clasificamos y después eliminamos al mismo Tigre en la otra fase y Olimpia nos eliminó en tercera fase.

— ¿Y The Strongest?

— Me llevó al Tigre el profesor Víctor Barrientos, donde hice 14 goles y estaba muy bien, me trataron de manera excelente, pero usted sabe que la tierra lo llama a uno para estar junto a la familia, yo tenía a mis hijos en crecimiento, entonces vino la propuesta de Blooming, que estaba en la asociación porque había descendido y regresé a Santa Cruz para jugar la Copa Simón Bolívar, y fuimos campeones y ascendimos a la Liga.

— Sus goles merecen un acápite aparte ¿qué duelos recuerda con los defensores rivales?

— Y había de todo, desde buenos y los técnicos y otros bastante rudos, sobre todo en los 80, como Eligio Martínez, el Tano Fontana, esas veces te pegaban desde atrás y fuerte, creo que ahora no hubieran podido seguir porque las reglas son más estrictas que antes. Eran otra clase de defensores.

— ¿Vidal Gonzáles fue un rival especial?

— En el fútbol hay de todo, lo que pasa es que Vidal provocaba, y él sabía que yo era de pocas pulgas y me provocaba y provocaba para que me expulsen, alguna vez a los dos juntos nos echaron, pero eran cosas del fútbol, cada quien quería sacar ventaja.

— Luego fue su jugador en sus inicios de técnico.

— Sí, nos encontramos en Oriente, recuerdo que se portó como un profesional, entrenaba bien, se cuidaba y rendía. Las peleas que tuvimos en la cancha quedaron ahí porque esa era otra etapa. No hubo ningún problema y salimos campeones nacionales.

— ¿La selección fue un tema aparte y diferente?

— Jugué un Juventud de América en 1983 al mando de Luis Terán cuando jugamos una fase eliminatoria en Cochabamba, luego de clasificarnos jugamos la fase final en La Paz con Argentina, Brasil y Uruguay, eran selecciones fuertes, pero fue una buena participación.

— ¿Y en la mayor?

— No me convocaron, recuerdo que jugaba en Oruro, pero justo ese año, el 93 se suspendió el campeonato por la huelga de jugadores de 8 meses. En los meses que estuve salí goleador de San José con 23 goles. Fue un año espectacular y no me llamaban a la selección y nunca olvido que la hinchada coreaba: ‘Tucho selección, Tucho selección’.

— En lo familiar otra vez los domingos sin los suyos porque vuelve a dirigir.

— Y es así, así es desde hace 40 años que estoy en el fútbol, ya estamos acostumbrados y no nos haremos problemas, ni ningún drama. Elegimos y tenemos que ser capaces de soportarlo. Ellos saben que el domingo no es nuestro día, pero esta profesión nos ha dado muchas satisfacciones y un bienestar del cual no podemos quejarnos.

— ¿Alguien de la familia que siga los pasos suyos?

— Tengo mi nieto José Luis que tiene 11 años y ya está en la escuela de Milton Melgar empezando a mostrar condiciones, ojalá que llegue. Lo estamos apoyando. Iremos con calma para ver qué sale.

— ¿Creció la familia con la llegada de los nietos?

— Sí, ya no solo están mis hijos, tengo cuatro nietos y bueno, el tiempo pasa rápido, pero seguimos en el fútbol que es nuestra pasión. En casa ya saben mis hijos y mi esposa cómo es, si tengo que viajar, concentrar o dirigir. Ya los cumpleaños o reuniones pasan a segundo plano.



‘Hacía un gol e iba por otro y otro, así llegué a casi 500’

Un acápite especial merecen los goles que Víctor Hugo Antelo marcó a lo largo de su carrera. El reporte oficial de la extinta Liga del Fútbol Profesional Boliviano asegura que convirtió 350, siendo el máximo goleador histórico en vigencia, pero él cuenta que en total sus goles son cerca de 500 si se contabilizan otros más que hizo.

— Marcó 350 goles en la Liga boliviana, pero dice que tiene más...

— Está correcto, lo que pasa es que son 350 goles en la Liga, pero yo tengo más porque tengo contabilizados mis otros goles, como los 62 que anoté en la Asociación Cruceña de Fútbol, los 23 que hice en Copa Libertadores y si sumáramos los que metí en el Fujita o en Universidad en etapas menores, fácil debo alcanzar los 500 goles.

— ¿Se acuerda del primero y el último a nivel liguero o profesional?

— El primer gol que marqué en la Liga fue con Oriente frente a Wilstermann, de cabeza en 1980, ganamos 2-1; y el último fue con Real Santa Cruz frente a Independiente Petrolero de Sucre, de tiro penal en 2001, ese fue el 350 con el que cerramos.

— Seguro muchos goles fueron especiales.

— Fueron muchos, entre bonitos, especiales e importantes, como los que marqué cuando sirvieron para ganar los títulos del bicampeonato con Blooming, o una chilena cuando estaba en Real a Bolívar en el Hernando Siles, ya en la parte final de mi carrera. Después recuerdo el gol 300 que no podía marcarlo porque venía de cinco partidos en sequía, y así, hubo de todo.

— ¿Cuánto tiempo llevará superar sus 350?

— Yo me retiré del fútbol hace casi 18 años, no sé quién me sigue y sí aún está jugando y cuánto tiempo más jugará. Me acuerdo que se me acercaba mucho Limberg Gutiérrez, que superó los 200 goles, pero ya no está y creo que José Alfredo Castillo va bien, pero no sé si llegó a los 200.

— ¿Le gustaría que lo superen?

— Seguro, porque eso significaría que tendríamos un buen delantero, ojalá que me superen y ojalá sea un boliviano, lo iría a abrazar y felicitar. De verdad no quisiera morirme sin que se dé eso; al contrario, sería bueno tener a un nuevo goleador del fútbol.

— ¿Por qué cree que fue goleador?

— Por muchas cosas, desde lo mental hasta estar bien preparado en lo físico y técnico. Yo lo sentía de esta manera el fútbol: hacía un gol y ya iba por otro y otro, así llegue a casi 500. Siempre estuve atento a las jugadas, metido en el partido, además tuve grandes compañeros que eran buenos asistidores que me hacían hacer goles. En mi primera época recuerdo a Oscar Ramírez en Oriente y en Blooming lo tuve a Limberg Gutiérrez y muchos otros.

— ¿Por qué desde lo mental?

— Con los años aprendí eso, que el gol también es un estado de ánimo, una forma de encarar el partido, porque recuerdo que yo entraba con ese hambre de gol total y marcaba. Ahora veo a algunos atacantes muy conformistas,que hacen uno y hasta dos y ya está y eso no debe ser, nunca se debe dejar de tener esa mentalidad y actitud de gol.

— ¿Tiene algún consejos para los delanteros de ahora?

— Lo que siempre les digo a quienes me toca dirigir, que el fútbol en general es muy generoso si sabes esforzarte, trabajar, sacrificarte y ser cumplido. El fútbol cambia la vida de los buenos futbolistas, de los disciplinados, porque los hace exitosos. Eso mismo es para los delanteros, trabajo mental, físico, técnico, actitud y seguro los goles ya van a venir.

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