- Linet voy a ir entrenar ¿ya?
- Esta bien, pero cuanto tardarás, (le pregunta Linet ya que su hermano Iván el dueño de la parchadora, pasa por ese lugar cada hora mas o menos porque trabaja en una línea de trufi que tiene su ruta por esa zona) y que le voy a decir a Iván.
- Será más o menos una hora.
- Ya anda, pero te apuras.
El muchacho sale en su bicicleta rumbo al estadio para entrenar en la Escuela de Fútbol Enrique Happ, llega tarde y cansado. Recibe la reprimenda del director técnico, pero igual lo dejan entrenar.
Al finalizar el entrenamiento, se va a toda velocidad porque tiene miedo de que su hermano (Iván) haya pasado por la parchería y descubrir que dejó su trabajo para ir a entrenar, porque nadie en su casa, salvo su hermana Linet, sabe que quiere ser un jugador profesional. Cuando llega Linet le dice:
- Qué bien que ya llegaste, pasó Iván y le dije que estabas en el baño.
Esta es una de las tantas anécdotas que encierra la vida de un futbolista profesional que tuvo que luchar no sólo con que su madre, quien no quería que sea futbolista, sino con otra serie de dificultades económicas y físicas para llegar donde se encuentra ahora.
El “Cucharon” Olivares, como se lo conoce, cuenta que cuando su madre quedó viuda cuando él tenía 12 años, todos en la familia debían dedicarse a trabajar y estudiar para sostener la casa y no existía tiempo para otras cosas; o como su madre doña Remedios decía “perder el tiempo”.
“Mi mamá atravesó una crisis muy dura por cinco años, y en esa etapa no dejaba que salgamos a jugar, sino todo era trabajar y estudiar para mantener la casa, porque mi papá nos dejó justo empezando una pequeña ferretería; nosotros teníamos la tarea de agrandarla, pero teníamos deudas, entonces no podíamos darnos el lujo de ir a jugar o como ella decía, ‘perder el tiempo’. Pero igual, mi hermana (Linet), que le gustaba el básquetbol, nos dábamos el tiempo necesario, nos íbamos a una canchita por aquí cerca, aunque mi mamá se enojaba, el tiempo que podíamos nos íbamos a jugar básquet, fulbito; sin embargo, mi mamá, tiempo después fue entendido que el deporte era sano”.
¿Cómo empieza su vida en el fútbol profesional?
Comenzó a los 16 años, estuvo dos temporadas incompletas en inferiores de Wilstermann, pero los técnicos de ese entonces no me tomaron en cuenta. Decidí irme porque me enoje, ya que sentía que podía jugar, y a veces, los técnicos de las divisiones inferiores te denigran mucho; por esos detalles los chicos se decepcionan y se dedican a tomar. Yo me marché, pero me fui a entrenar a Enrique Happ.
Cuando estaba en Enrique Happ, el director técnico me dijo que si quería ir a probarme a Wilstermann, pero yo dije: como si allá ya me sacaron dos veces en infantil y en pre juvenil, entonces el profe me dijo que era para la profesional. Yo le respondí: ‘uy siii, claro’.
Fui a entrenarme, éramos como 100, de los cuales quedamos dos: Gonzalo Galindo, que vino directo de la sub-23 y yo.
¿Fue así que inició su etapa de futbolista profesional en Wilstermann?
Si, cuando estábamos entrenando el técnico me preguntó si ya había arreglado con la dirigencia, pero mi pase era de Enrique Happ. El pase costaba 100 bolivianos, y no podía conseguir ese dinero, y mi mamá no me quería prestar; yo le decía ‘por favor mami te lo voy a dar a devolver el doble’, pero ella me decía: ‘waira jait’a (pateador de aire, por futbolista en Quechua) vos donde vas todas las tardes’… no quiso prestarme. Una semana después me facilitó el dinero, pero el club Wilstermann ya había hecho la transacción con Enrique Happ.
Cuando fui a conversar con los dirigentes sobre mi contrato, me dijeron que no me preocupara por mi pase, ‘agárratelos tus Bs. 100, nosotros ya hemos arreglado’, pero quería adquirir mi ficha de actuación, porque ya me enseñaron mis compañeros que el pase debía ser mío, y cuando me puse a reclamar, me dijeron “si quieres no juegues, hay otros que quieren jugar”, entonces yo les dije “donde firmo”, por la desesperación, porque me dijeron “si no te vas”… lo importante era jugar.
Así empecé, al principio quería jugar sólo por la camiseta de Wilster, no sabía que pagaban en el fútbol; pero después cuando me comentaron que pagan, dije ¡que bien!, que me paguen por lo que me gusta hacer.
¿Al final, su mamá entendió que anhelaba ser futbolista?
Mi mamá no sabía que jugaba, ni siquiera conocía el estadio, yo no le quería decir ni siquiera que jugaba, y que me vaya a ver, por ahí me prohibía. Fue hasta 1998 que mis hermanos llegaron de Argentina y le insistieron para que me vaya a ver. Fue precisamente cuando jugamos con Blooming la final, y nos fue mal, porque perdimos. Los hinchas nos decían de todo, razón por la que mi mamá ya no quiso ir más al estadio, y desde esa vez, exagerando ha debido ir unas tres veces más, porque es muy nerviosa, motivo por el que se queda en casa.
¿Es cierto qué una de las razones para que su mamá se ponía a que juegue era porque estaba mal de la vista?
Justo por eso es que mi mamá no me dejaba salir tampoco, al menos en el día no podía salir. Tenia que usar lentes de sol, mis ojos eran rojos, porque tenía alergia al sol y a la tierra, todos los oculistas que visitamos me prohibieron el sol y la tierra, pero igual, yo iba a jugar. Finalmente fuimos al oculista, Jaime Solares, en la clínica “Ojos”. Me reviso, nos dijo que era alergia la sol, era conjuntivitis primaveral, razón por la que me recetó unas gotas y nos dijo que si a mis 17 años no se perdía, iba a ser para toda la vida; y de repente se perdió y mis ojos ya estaban blancos.
Edgar Olivares
Wilstermann
"Muchos me decían que estaba volando, pero es bueno volar, si no piensas positivo, las cosas son peor; se debe seguir y seguir adelante. El sacrificio es mayor fuera de la cancha, es después, porque primero debo cuidarme; no puedo salir, tengo que comer bien, descansar bien, incluso hacer a un lado a mis amigos".
Hoja de vida
Edgar Rolando Olivares Burgoa
Nacimiento: 25/01/1979
Lugar: Cercado, Cochabamba
Edad: 30 años
Padres: Remedios y Edgar (+)
Hermanos: Rina (48 años), Iván (45), Magaly (42), Patty (35) y Linet (28)
Hijos: Diego (9 años) y Edgar Alberto (7).
Profesión: jugador de fútbol y auxiliar de contabilidad.
Algunas anécdotas
Mi papá siempre me hacía trabajar. Él abrió la ferretería cuando tenía 8 años, ya que antes teníamos yesería y ladrillería; íbamos a las cuatro de la mañana a cargar, teníamos un camión y ahí traíamos 1.000 ladrillos, mi papá estaba contento conmigo, pues siempre estaba dispuesto a trabajar. Volvíamos a las seis de la mañana, descargábamos y después nos íbamos a misa. Mi premio era leche y 25 plátanos.
¿Porqué “Cucharón”?
Muchos se preguntan porqué el apoyo de “Cucharon”. La historia tiene que ver con un aspecto muy personal de Edgar Olivares. “Mi apodo es porque yo como bastante y surge cuando el DT peruano Moisés Barack, en una parrillada que hicieron cuando recién estaba empezando, me vio que comía mucho. Yo me acercaba donde la carne y me servía con mucha frecuencia, todos hacían lo mismo, pero unas tres veces a lo mucho y se hartaban, pero yo seguía y seguía, por lo que continuaba comiendo. Entonces el profe me dijo que yo comía como un “Cucharón”, al igual que un jugador que conocía en Perú, y es desde ese momento que me llamaron de esa manera, e hice honor a mi sobrenombre”.
Olivares reconoce que come mucho, que incluso su mamá siempre le dice “tú me debes deberme una casa o un lote por lo menos, por todo lo que he invertido”.
“El sacrificio empieza fuera”
“El sacrificio es mayor fuera de la cancha, es después, porque primero debo cuidarme, no puedo salir, tengo que alimentarme y descansar bien, incluso hacer a un lado a mis amigos”. Yo tenía a mis amigos en un equipo de Tiquipaya, los Jayax, pero ingresé a Wilstermann, ya no podía jugar con ellos porque debía descansar. Luego me dijeron que no podía jugar en los Jayax porque estaba en la “B” de la Liga de Tiquipaya, me tuve que ir a Aserradero Tiquipaya, donde a modo de broma yo siempre decía que me pagaban en madera.
“Por eso los amigos te hacen a un lado, porque decían que yo no quería ir, pero yo tenía una obligación y debía cumplirla”, pero ahora, por ejemplo, uno de ellos, mi amigo de la Promo 94 del colegio Cuarto Centenario, Henry Miranda, me dice, si te hubieras quedado con nosotros no estarías donde estás”.
La carrera
Año Club
1996 Wilstermann
1997 Wilstermann
1998 Wilstermann
(II)1999 Pompeya
2000 Wilstermann
2001 Wilstermann
2002 Bolívar
2003 The Strongest
2004 Wilstermann
2005 Wilstermann
2006 Wilstermann
2007 Wilstermann
2008 La Paz FC
2009 Wilstermann
Copa Libertadores
Año Club
2003 The Strongest
2004 Wilstermann
2008 La Paz FC
Copa Sudamericana
2007 Wilstermann
Selección nacional
2001, 2008 y 2009
Miradas
1. LO BUENO
Siempre hay cosas para poder mejorar y ser siempre positivos
2. LO MALO
Cosas que te pasan sin que uno tenga algo que ver o alguna responsabilidad
3. LO FEO
Que te denigren y que no te valoren
Una vida de sacrificio
Olivares y Wilstermann
El “Cucharon” Olivares inició en su trayectoria futbolística en Wilstermann, en 1996. Estuvo en sus canteras hasta el 98, año en el que clasificaron a la Copa Libertadores, pero por decisión del técnico Ramiro Blacut, en 99, lo marginó del plantel.
“En 1999 clasificamos a la Copa Libertadores; cuando yo estaba poniendo mis mejores ganas para continuar superándome, llegó el técnico Blacut, quien me sacó sin verme jugar, ese es el dolor que tengo, es una frustración, porque sin conocerme me desecho y trajeron estrellas que ya estaban de bajada, es el caso de Reinoso, el negro Zamora; a mi despachó así, sin más ni más. El 98 yo jugué casi todos los partidos y estaba esperando la Libertadores para jugar y me sacaron”.
En ese momento Olivares quiso dejar el fútbol, pero gracias a la ayuda de algunas personas, entre ellos el actual técnico Eduardo Villegas, determinó continuar. “Villegas me dijo usted a demostrado que puede jugar y que sabe hacerlo, y si usted no va a continuar, les dará la razón a los demás. Me puse a pensar y me fui a jugar a la “A” por unos seis meses, hasta junio, en julio salió la posibilidad de irme a jugar a Pompeya en Trinidad, me llegó el pasaje y me fui, pero ni siquiera era para firmar contrato de inmediato, sino a prueba. Estando allá observaron mi desempeño y les convenció mi rendimiento, lo que derivó en la rúbrica del contrato. El presidente de Wilstermann (Hoz de Vila), me dijo a “la mala” que si retornaba, no iba a jugar ni en la “A”; obligado me tuve que quedar en el equipo beniano. Ascendimos a la Liga”.
El 2000 llegó a Wilstermann el técnico argentino Jorge Habbeger, se inició otro ciclo donde los nuevos valores volvieron a resurgir.
“Habbeger me vio jugar. Recuerdo que nos advertía diciéndonos que entraba a jugar el que mejor rendía; en aquella época dio mucha oportunidad a los jóvenes porque ellos eran los que más corrían; para él no habían estrellas”.
Ese año Wilstermann salió campeón. En 2001, aunque a Wilstermann no le fue tan bien, para Olivares si fue un buen año, porque lo convocaron por primera vez a la Selección Nacional. “Era lo que quería”, dijo.
El 2002 pasó a formar parte de Bolívar, equipo con el que conquistó la corona. Al año siguiente se fue a The Strongets, donde también salió campeón. En 2004 regreso a Wilstermann para jugar la Copa Libertadores. En 2005 nos faltó poco para salir campeones. En 2006 salió de nuevo campeón con Wilstermann. Un año después no les fue bien, porque según Olivares “los dirigentes a veces traen técnicos que no nos conocen, entonces empiezan a probar a uno y a otro y hasta realizar esa labor, el campeonato ya está por finalizar. Eso fue lo que pasó, no fueron un poco más pacientes con Mauricio Soria, a quien le rescindieron su contrato y se fue a Real Potosí, para llevarlo hacia la conquista del título”.
El 2008 se sumó a La Paz FC porque en Wilstermann le debían demasiado dinero. “Me debían mucha plata. Aquí en Wilstermann nos quedan debiendo siempre de tres meses al final de cada temporada, y todos los que vienen se van con esa amargura; además no te pagan puntual, eso deben cambiar. En cambio, otros compañeros, como de Real Potosí, Universitario, San José les pagan formalmente, sin retraso; son tres clubes que empezaron a hacer bien las cosas, por lo que el jugador esta tranquilo, se dedica solo a jugar, mientras aquí están pensando, si me pagarán o no me pagarán, entonces te van distrayendo de las cosas que tienes que hacer”.
El 2009 determinó volver al equipo se sus amores, porque quiere ayudar en algo para sacarlo de la situación en la que se encuentra. “Yo soy hincha de Wilstermann, no puedo dejar que caiga; el corazón más que todo hace que vuelvas, y le metes con todo para que pueda salir de esa situación crítica en la que se encuentra”.