“Popeye” es el personaje de dibujos animados de la televisión y revistas de historietas. Con su inseparable pipa y uniforme de marinero, consume espinaca para volverse fuerte y enfrentar al abusivo Brutus, que quiere robarle a su novia Oliva. Es todo un héroe, un ejemplo para chicos y grandes, alguien digno de imitar para el imaginario colectivo.
William “Popeye” Ramallo, no fuma pipa, no se viste de marinero, (eso sí, come espinaca de vez en cuando) no enfrenta a Brutus, pero es todo un héroe para millones de bolivianos, ya que de la mano de sus goles cumplieron un caro anhelo: clasificar a un mundial de fútbol por méritos propios, dentro de la cancha.
Bolivia estuvo presente en el Mundial de Fútbol de Estados Unidos 1994 y, para que esto ocurra, mucho tuvo que ver “Popeye” Ramallo, el goleador cochabambino, el “Goleador de América”.
“En aquellas Eliminatorias convertí siete goles, fue un orgullo muy grande como boliviano ser el máximo goleador; grandes jugadores como Romario, de Brasil, y Batistuta, de Argentina, llegaron sólo a cuatro tantos”, recuerda el delantero cochabambino.
Producto de esta campaña, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) lo reconoció como el máximo artillero de las Eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Estados Unidos 1994.
Goleador nato
Ramallo, que nació y creció en el Barrio Ferroviario, en la esquina de las avenidas Barrientos y 6 de Agosto, donde hoy se ubica la parada de micros al valle alto, comenzó a jugar el fútbol a los siete años y lo hacía de arquero, aprovechando su estatura. “Íbamos a jugar a los torneos de barrios petroleros, habían varios, en la Muyurina o zona norte, por ejemplo”, cuenta. Poco después abandonó el arco y le halló gusto a hacer goles antes que recibirlos en propia puerta.
HAPP
Como muchos niños y adolescentes cochabambinos de su época, William se formó en la Escuela Enrique Happ, cuando esta institución era formadora y semillera de verdad.
“Más o menos cuando contaba con 16 años, Petrolero adquirió mi pase, así, jugué primero en la asociación y depués en la Liga”, reseña.
En 1985 lo adquiere Bolívar, de La Paz. En esta circunstancia, es convocado por Jorge Habegger a la Selección Nacional que disputó las Eliminatorias para el Mundial de Italia 1990.
Bolivia no va a la cita porque marcó un gol menos que la selección de Uruguay. A principios de la década de 1990, ya en Oriente Petrolero, Xabier Azkargorta lo llama a la selección, y forma parte de un grupo de jugadores que hizo historia.
“Para las Eliminatorias de 1990 convertí dos goles; cuatro años más tarde, mejoré la campaña, fue una gran alegría”, dice.
RESISTIDO
Querían otro “9”
William recuerda que en la previa a las Eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 1994, una parte de los aficionados y dirigentes resistía su convocatoria.
“Apostaban por una base conformada por jugadores de Bolívar y The Strongest, ese era el motivo”, sostiene el goleador.
DATOS PERSONALES
Nombre: William Luis Ramallo Fernández
Nacimiento: 4 de julio de 1963
Lugar: Cochabamba, Cercado
Edad: 49
Estado civil: Casado
Esposa: Roysi Cornejo
Hijos: Daniela (22), Rodrigo (21), Ángelo (18)
Profesión: Director técnico
Padre: Lucio Ramallo
Madre: Nelly Fernández
Hermanos: Jenny, Orlando, Javier, Sandra, Marisol, Michel
DIOS : Todo
VIDA : Agradecido
PADRE : Importante
MADRE : Mi vida
HERMANOS : Socios de la vida
HIJOS : Regalo de Dios
ESPOSA : Corazón de mi familia
GUERRA : En contra de la muerte
PAZ : Vivir siempre así
PAPA : Hay personas que hacen más
POLÍTICA : No me gusta
MÚSICA : De todo
COMIDA : El ch’ajcho
ANHELO FRUSTRADO
Oriente no lo dejó ir al exterior
La clasificación de Bolivia al Mundial de EEUU 1994 abrió las puertas para que los jugadores nacionales vayan a equipos del exterior.
Ramallo, que jugaba en Oriente Petrolero, recuerda que tuvo dos oportunidades para jugar: en Palmeiras, de Brasil, y Universidad, de Chile.
“Había un club que ofrecía 400 mil dólares por mi pase, pero José Requena, dirigente de Oriente Petrolero, pedía el doble, así que perdí esta gran oportunidad de salir, la dirigencia de Oriente me perjudicó”, afirma.
“Popeye” contaba con 29 años y estaba en la madurez futbolística y personal.
ELIMINATORIAS
El “Bigotón” nunca lo dejó 90 minutos
“Una de las cosas que siempre me molestó es que el profesor (Xabier) Azkargorta siempre me sacó antes de que acabe cualquier partido”, recuerda el goleador cochabambino.
Desde el punto de vista técnico-táctico, esto tiene una explicación: Ramallo convertía los goles, Azkargorta lo sacaba para poner un volante de marca y asegurar el resultado.
Esta fórmula le dio buenos dividendos al entrenador vasco, como que Bolivia clasificó al Mundial de Estados Unidos en 1994.
“Me daba cuenta del motivo, pero hubiera querido jugar un partido completo, como varios de mis compañeros, pero nunca en toda la Eliminatoria de 1993 pude cumplir mi deseo”, señala.
CLASIFICACIÓN EN ECUADOR
“Estaba en el camarín”
Como otras tantas veces, Ramallo no acabó en el equipo titular de Bolivia en el último partido de las Eliminatorias ante Ecuador, en Guayaquil, el 19 de septiembre de 1993. Había hecho su gol, pero Azkargorta lo sacó. El compromiso concluyó con empate a un tanto y Bolivia se clasificó al Mundial de Estados Unidos 1994. En el estadio ecuatoriano, jugadores, cuerpo técnico e hinchas bolivianos estallaron en lágrimas de alegría.
“Como el profesor Azkargorta me sacó antes, yo estaba en el camarín, duchándome; entonces vino uno de los integrantes del cuerpo técnico y me dijo que empatamos y clasificamos al Mundial, recién ingresé al campo de juego a festejar”, comenta Ramallo.
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