— ¿Cuál fue la principal causa para volver a jugar en Bolivia?
— Como algún rato había manifestado, mi familia me apoyó bastante en estos diez años y más que estuve afuera. Me siguió a todo lado, estuvo siempre junto a mi y de verdad yo se los agradezco. Ahora sucedió lo mismo, una decisión familiar. Me pidieron radicar este año en Santa Cruz, no solo por nosotros sino por la familia, los padres, nuestros hermanos y por eso decidimos ahora darle prioridad a los asuntos familiares.
— ¿Qué balance puede hacer de su incursión en el exterior?
— Sin duda que fue la época más linda e inolvidable que me tocó en toda mi carrera futbolística. Pasé momentos increíbles, muchos buenos, algunos regulares y otros malos también, pero sin duda crecí en muchos aspectos y fue como haber tenido una beca especial para jugar a un gran nivel y ritmo, sobre todo en el fútbol argentino, donde la exigencia es bastante en todo momento.
— ¿Argentina es donde más se destacó con relación a los otros países en los que jugó?
— Fue donde tuve más continuidad, aprendí mucho y además la trascendencia y el marketing del fútbol argentino repercute mucho a nivel sudamericano y mundial.
— ¿Fue un error salir de Rosario donde se dice que brilló?
— No, pienso que en todos los clubes que jugué afuera siempre aprendí algo, en unos más que en otros, pero siempre hubo algo nuevo. En Rosario se vive con más intensidad el fútbol. Ahí uno se contagia de mucho carácter, perseverancia. Aprendí a hablar, a ordenar y a tener un gran oficio en la zaga ante el más pintado.
— ¿Qué recuerda del cara a cara con Lionel Messi?
— No, ya pasó. Fue un momento del partido en el que cada quien pelea lo suyo, sin importar quién esté al frente. Solo fue una anécdota de un resultado que fue importante, porque debutamos en la Copa América con un empate.
— ¿Un balance en Colón?
— Bastante regular por la continuidad. Jugué mucho en el equipo, pero ya el último semestre no fue bueno por las cosas institucionales.
— ¿Cuál es el saldo en los otros clubes que jugó en el exterior?
— Bastante bien, en Arabia (Al Hilal) y en el Maccabi Tel Aviv de Israel muy bien, pero la distancia de la familia era mucha. En el Cruz Azul mexicano sí me quedó una espina, porque no estaba bien física ni futbolísticamente, esa es la verdad. Pero cuando volví a la Argentina, a Colón, vi una buena acogida y ahora que siguen las ofertas creo que me hice un lugar en el fútbol internacional, y la verdad que eso me gratifica porque no faltan las propuestas de ir afuera otra vez.
— ¿Cierra su ciclo de jugar en el fútbol del exterior?
— No, por ahora no porque uno nunca sabe. Antes de Oriente, yo tenía todo arreglado para viajar y jugar en Ecuador, pero di de baja esa opción por la familia. Y aún así gracias a Dios no dejan de llamar con otras ofertas.
— ¿Para cuánto tiempo más hay Raldes en el fútbol?
— No me he puesto a pensar en eso y no creo que esté cerca. Aún disfruto de levantarme e ir a entrenar. Disfruto mucho del vestuario con los compañeros y mientras esté siempre junto a mi familia, todo es posible.
— ¿Luego del fútbol, seguirá ligado aún a él?
— Sí, me gustaría retribuir todo lo que recibí, aprendí del fútbol hacia los chicos de mi país. Creo que uno tiene que ser agradecido con la vida por lo que tiene y tratar de compartir y enseñar mucho.
— ¿Por qué Oriente?
— Es el club del que soy hincha, la familia también es hincha y el que me permitió salir al exterior. Tengo bonitos recuerdos de antes y además hay una buena relación con algunos dirigentes que están ahora en el club.
— ¿Por qué no Bolívar?
— Siempre fue una gran posibilidad interesante y buena, pero se presentó Oriente. Recuerdo que ya desde la época del doctor (Mauro) Cuéllar me querían, pero no se pudo dar.
— ¿Objetivos con Oriente?
— Los de siempre, pelear en el torneo local. No puede ser que Oriente pase muchos años sin salir campeón. Sí o sí debe ser protagonista.
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