lunes, 20 de enero de 2014

Enrique Parada: ‘El fútbol me enseñó a valorar la vida’



Su aporte es valioso, laborioso y silencioso. Enrique Parada, de un perfil bajo como pocos jugadores, forma parte de este ciclo exitoso de The Strongest, el que ha ganado los últimos cuatro títulos (el tricampeonato y el último Apertura). Y además es portador de una historia con ribetes de gran esfuerzo dentro del fútbol desde que —hace ya muchos años— dejó su natal Huacaraje, en Beni.

“Juego a nivel profesional desde 1999. Estoy feliz de dar toda mi capacidad como siempre lo hice; además creo que sigo vigente en el fútbol, siempre sobre la base de mucha lucha”, sostiene. Al joven de pueblo le cuesta el doble de esfuerzo salir adelante —dice— porque crece con las limitaciones que tienen las poblaciones, distinto a quien vive rodeado de academias de fútbol u otras opciones en una ciudad.

Recuerda que de niño —hasta sus 12 años— se la pasaba entre la escuela, nadando en el río y ayudando a su padre, pero nunca imaginó que unos años después dejaría su pueblo para abrirse campo y lograr éxitos en el fútbol profesional, en el que hasta ahora logró cinco coronas nacionales, jugó torneos internacionales y también fue integrante de la selección boliviana.

“Huacaraje es un pueblo de 8.000 personas, es un lugar paradisíaco por su fauna, arroyos y el clima. Yo diría que es el resumen del oriente, y con gente muy hospitalaria”. Tuvo la “gran suerte” de jugar un torneo provincial, el técnico era Carlos Reynaldo, quien le ayudó a dar los primeros pasos y lo llevó a la capital beniana.

“Primero que no es fácil convencer a tus padres de irte para jugar y una vez que sales, estás solo, sin apoyo, muy joven, con dificultades para mantenerte y a veces pasas apuros. Hay buenos jugadores en las provincias, pero no hay quienes los saquen y los guíen. Por eso los inicios de un futbolista, sobre todo de provincia, son muy duros . Nos toca pasar muchas cosas”.

Ya en Trinidad, Parada jugó en 1° de Mayo, donde compitió en la Primera B de la asociación beniana y después de una buena actuación pasó a Atlético Pompeya en 2000 y disputó la Copa Simón Bolívar.

“El fútbol me enseñó a valorar la vida y todas las cosas en su real dimensión, a tratar de ser mejor día a día, y me ayudó a ser un luchador porque en la cancha y en la vida hay mucha lucha, y más cuando uno sale de provincia porque crece con limitaciones con relación a quien está en una ciudad”.

En su memoria están tres momentos marcados de su carrera futbolística: el primero, cuando llegó a Trinidad para comenzar otra vida y jugar a nivel profesional; el segundo, lograr el título nacional con San José. “Y un tercer hecho fuerte en mi carrera es haber hecho tanta historia con el Tigre, como lograr el tricampeonato y otro título en tan corto tiempo”.

En contrapartida, cuenta que los momentos más tristes no fueron en la cancha, sino fuera de ella, cuando le tocó perder a sus padres —don Amado falleció en 1995 y doña Concepción se fue para siempre en 1997—. Para jugar en San José —dice— hay que tener lucha y temple. “Con Rolando Ribera vimos llegar e irse a muchos porque allí tienes que responder”.

Hoy, disfruta de The Strongest: “Jugar en el Tigre es nunca rendirse, nunca bajar los brazos, nunca”. A fines del año pasado se ganó la titularidad y hoy espera seguir adelante. “Si Dios quiere voy a jugar al menos un par de años o algo más, será de acuerdo con las circunstancias que tome una decisión, pero una vez fuera no creo seguir ligado al fútbol”.

Los datos especiales del beniano

Nacimiento

Enrique Parada Salvatierra nació en Huacaraje (provincia Iténez), en Beni. Está casado con Alejandra Molina. Tiene dos hijos: Mauricio y Mateo.

Trayectoria

Jugó en 1° de Mayo en la B de Trinidad, luego en Atlético Pompeya. Estuvo ocho años en San José, después en Bolívar y en el Tigre.

Títulos

En San José logró un título y dos Copa AeroSur; con Bolívar, un subtítulo y otra AeroSur, y con The Strongest, cuatro títulos.

Muy identificado con San José y el Tigre

Enrique Parada aclara que es un profesional del fútbol y que su entrega es total para el club en el que juega. También sostiene que guarda un cariño especial por San José y The Strongest, clubes en los que pasó momentos emotivos y exitosos de su carrera.

“Veo la camiseta del Tigre y la de San José y es un sentimiento especial que tengo porque son instituciones con las que gané títulos, aprendí y crecí bastante como hombre; es un cariño más allá de un contrato que uno tiene como trabajador”, asegura el beniano.

Destaca que ambos clubes tienen hinchadas muy especiales y fieles a la vez, pues son las que transmiten bastante energía, pero además mucha exigencia para lograr victorias. Considera que en el santo lo mejor que le pasó hasta el momento es haber logrado su primer título luego de jugar muchos años a nivel profesional. Fue en 2007 cuando siendo parte de un buen grupo se cumplieron excelentes actuaciones en el certamen, hasta terminar primeros.

“En San José jugué durante ocho años, es el equipo que me abrió las puertas hacia el fútbol grande. Fue inigualable, será por la valía de conseguir algo bonito por primera vez y eso queda muy marcado en el corazón”.

En The Strongest encontró muchas cosas, un club muy grande y con un rico historial por detrás; pero, al margen de ello, asegura que se topó con un verdadero grupo humano que va más allá de la cancha, una unidad que sirvió para conseguir hasta cuatro títulos.

Cuando se le consulta cuál es la diferencia entre jugar en San José y en The Strongest, sostiene: “En Oruro hay una gran presión, quizás porque se quiere de una vez otro título; y en el Tigre hay mucho aliento, también será porque estuvimos ganando, pero en ambos el cariño de la gente es bonito e inmenso”. Insiste en que en clubes como éstos si un jugador no rinde es porque no sabe asimilar esa presión característica y se ve obligado a irse.

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