Blooming y Oriente Petrolero son los dos grandes del fútbol cruceño. Pero todo su prestigio, alimentar su rico historial, depende de los chicos; o sea, de los jugadores juveniles que comienzan a transitar sus primeros pasos.
En la otra vereda. Nacido un 15 de mayo de 1991, es el último de tres hermanos, sus padres son Carlos (†) y Lorgia. Se trata del defensor Ronny Montero, quien comienza a abrirse campo en la zaga.
¿Quién es Ronny Montero? Es un chico de San José de Chiquitos que vino a probar suerte en Oriente. Gracias a Dios me abrieron las puertas y comencé a escalar hasta llegar al primer equipo.
¿Te considerás parte de la renovación? Creo que es el momento del recambio. En Bolivia hay muchos jugadores buenos, debemos trabajar el día a día, seguir creciendo y mirar siempre hacia adelante.
Tras el gol, comenzás a hacerte de un nombre... Sí, ese es el fruto del trabajo diario. Hay que seguir doblegando esfuerzos para conseguir muchas cosas.
¿Cómo es tu día a día? Es un tiempo de aprendizaje, hay muchos jugadores de quienes uno tiene mucho que aprender, como (Alejandro) Schiapparelli, (Luis Alberto) Gutiérrez, (Miguel Ángel) Hoyos, Mariano (Brau).
¿Querés ser protagonista de esta nueva camada? Sí, esa es la idea, hay muchos jugadores buenos que están saliendo y quiero formar parte de los que mejor rendimiento tienen en cada partido.
¿Cómo fue tu debut? Fue el 2010. Nunca lo voy a olvidar, el que me dio la oportunidad fue el profesor Gustavo Quinteros. Esa noche me tocó concentrar con Alex Arancibia, él me decía que esté tranquilo, que duerma, que no piense mucho. Jugamos contra Bolívar y ganamos 3-1.
¿Estuviste sereno? No, para nada. Uno mentiría si dice que está sereno. Existe un poco de ansiedad, pero se diluye de a poco, cuando entramos a la cancha las cosas son diferentes.
¿Cuáles son tus objetivos? Me gustaría jugar en el extranjero. Quiero ir de a poquito, no me desespero, ni me hago falsas ilusiones. Tengo los pies sobre la tierra y trabajo el día a día.
Alexis Carrasco Saldívar es el delantero que debutó como titular en Blooming, el miércoles ante Guabirá. Empezó en la Academia Tahuichi, un día fue a probar suerte en las inferiores de Blooming, del cual es hincha, y se quedó.
¿Qué tal tu debut? Muy feliz y contento porque se me dieron las cosas, ojalá no sea solo en el primer partido.
¿Qué indicaciones te dio el DT? Que entre tranquilo y no me ponga nervioso porque tengo la confianza de él y de todos mis compañeros. Me dijo que entre a divertirme.
¿Estuviste tranquilo? Los primeros minutos estuve un poco nervioso, a medida que pasaban los minutos pude desenvolverme mejor.
¿Cuándo te tranquilizaste? En el primer tiempo, cuando le di el cabezazo ese que pasó cerca, ya me sentí con más seguridad.
¿Casi te sale un gol de tijera? Fue un centro que envió Ortiz, se le pasó al defensor y entré para darle de lleno, lástima que no fue gol.
¿Qué falto para que hagas el gol? Creo que un poco más de suerte.
¿Cómo ves un clásico? Es lo que todo jugador desea. Me gustaría jugar frente a Oriente.
¿Te gustaría estar en la selección? Es una ilusión de todo chico, sé que hay que hacer méritos para estar ahí.
Hiciste 60 goles en la ACF... La verdad se lo debo a mis compañeros de equipo, al profesor Juan Rivero, que en todo momento confió en mí
¿Cómo recibiste la noticia de jugar en primera división? Estaba en el estadio con mi hermano, que juega en la Tahuichi. Recibí una llamada y me dijeron: "Mañana tenés que estar a primera hora con (Edgardo) Malvestitti".
¿Te pusiste nervioso? La verdad lo recibí con tranquilidad.
¿Te imaginás jugar en el extranjero? Claro, cuando uno empieza en el fútbol siempre tiene la mira de llegar muy lejos, sino uno no se propone grandes cosas, de nada sirve.
¿Se te vendría la fama? Sí, de eso hablamos mucho, pero lo que yo quiero es convertir muchos goles, para bien del equipo y de mi persona. Lo demás llegará a su tiempo.
Mide 1,81 metros y el próximo sábado cumplirá 17 años. Es hijo de Alfredo Carrasco y Gloria Saldívar. Le gustaría jugar en el Real Madrid. El pasado año salió bachiller del colegio Juan Pablo II, quiere estudiar ingeniería civil, siguiéndole los pasos a su progenitor.
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