Lorgio Antelo Lecaro se hizo un lugar en la historia del fútbol boliviano y tiene motivos suficientes para estar orgulloso de ello. Su historia en el deporte que tanto lo apasiona es tan simple como su estilo de juego en su buena época. Se inició jugando entre amigos de barrio, en la zona del Km 9 de la doble vía a La Guardia, hasta que un día le llegó una invitación para que jugara en 25 de Junio, que por entonces militaba en la segunda de ascenso de la ACF.
Siendo jovencito aún, a finales de los años 70, lo llamaron de Libertad y ahí empieza a escribir su historia, la que lo llevaría luego al fútbol de la Liga. Por esa época había jugadores de mucho talento y las posibilidades de ser parte de un club grande no se abrían tan fácilmente como ahora. El DT era Raúl Forlán y entre sus compañeros de entonces estaban Marco Antonio Barrero, Arturo García, Barboza, Gonzales, Becerra, entre otros.
El mismo Forlán asumió en Real Santa Cruz y, como ya conocía el talento de Antelo, pide a la dirigencia su contratación. De las cinco temporadas que se vistió de blanco, la de 1985 fue la mejor. Ese año, al mando del chileno Andrés Prieto, el equipo albo rozó lo que pudo ser su primer y único título nacional. En una dramática final contra Bolívar, en Cochabamba, el árbitro
Óscar Ortubé anuló un gol legítimo al delantero Juan Ernesto Lezcano, por una supuesta carga contra el arquero rival, terminando el partido sin goles y la definición se fue a penales.
En una jornada que pudo ser histórica para Real Santa Cruz, Luis Aguirre (su compadre) erró el penal definitivo y el título quedó en manos de Bolívar. Se fue el trofeo de las manos pero quedaron imborrables recuerdos y la sensación de haber tocado el cielo con las manos, al menos por unos minutos. Ese día, Antelo no estaba de humor para nadie porque el técnico había decidido mandarlo al banco, cuando toda la temporada había sido titular y una de las figuras del equipo.
Fue el mejor de 1985
Como todo esfuerzo y dedicación tiene su recompensa, Antelo fue elegido, por su buen año, el mejor futbolista de la temporada 1985. “Ese año fue lo máximo porque me fue bien en todo; teníamos un equipazo, me parece que fue el mejor de su historia”, declara sin temor a la duda. Además, el volante de Real Santa Cruz fue acreedor al premio Chiriguano, que por entonces premiaba al buen desempeño Rubén Saldaña Barba, director del programa Editoriales Deportivos.
Sus buenas actuaciones lo llevaron por otros equipos importantes del país, pero en ninguno de ellos le fue tan bien como en Real Santa Cruz. Jugó en Oriente Petrolero, Independiente Petrolero, Bolívar y San José. En el equipo albiverde solo estuvo una temporada, con la academia jugó una Copa Libertadores contra San José, Sao Paulo y Criciuma, y militando en el cuadro capitalino estuvo a un paso de una clasificación internacional. Con el equipo orureño jugó poco y decidió volver a sus raíces.
Estando en Real de vuelta sufrió una lesión en la rodilla y su final ya estaba escrito. La magia que un día se encendió en la vida de Lorgio Antelo se apagaría en 1995, que fue su último año. Una rotura de meniscos y ligamentos apresuraron su despedida, a sus 33 años. “Yo sabía que podía dar mucho más, pero la lesión era tan seria que opté por el retiro”, dijo.
Después del fútbol empezó a experimentar en otra área de trabajo para seguir asumiendo los gastos de la casa. El apodo de Bochini se lo puso el periodismo, aunque no recuerda exactamente quién. Era un jugador pensante, que aquietaba la pelota cuando llegaba el momento y metía pelotazos al vacío que parecían puñaladas. “Tenía algo del verdadero Bochini, al menos eso creo”, sostiene.
Actualmente trabaja en Nacional de Seguros donde se desempeña en el área de cobranzas. Es feliz por todo lo que vivió en el fútbol liguero y para demostrar que su magia sigue vigente juega donde empezó su historia, por la doble vía a La Guardia
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