Martín Smedberg (31), uno de los infaltables del seleccionado nacional en la Copa América, es uno de los jugadores que más micrófonos se ‘comió’ en la concentración de Valparaiso, porque fue uno de los principales artífices de los buenos resultados que consiguió la Selección Boliviana, incluso recibe emails desde Suiza, de sus compañeros de equipo, el IFK Göteborg de la primera división del fútbol sueco.
Ciertamente su gol ante Ecuador, el segundo de la victoria por 3-2, a decir del propio jugador, fue lo mejor que le sucedió desde que juega al fútbol, porque se cumplía una leve intuición de que podía darse, y cuando éste halago llegó “no sabía cómo festejar, había pensado incluso en bailar un caporal, pero al final sólo atiné a fundirme con la algarabía de la barra boliviana que estaba en la tribuna”, dijo ayer Martín, que es hijo de un orureño, Martín Ramiro Dalence radicado en Suecia desde 1980.
Smedberg en el encuentro que tuvo con el periodismo hizo una acotación que pasa también por el anecdotario de este jugador que se declara un boliviano de corazón y dueño de una ilusión para seguir creciendo con la Verde: “No tengo miedo a nada ni a nadie, trataremos de hacer un buen partido y sacar adelante el choque con Chile”, enmarcó.
El espigado mediocampista (1.87 m), se hizo profesional desde 2004, y se le contabiliza 152 partidos en el fútbol de primera, y puso su sello a 30 goles.
A no dudar que Martín ya se metió de lleno en el corazón de todo un pueblo, y cuyo compromiso con la Selección lo regó desde el momento en que empezó su idilio con la Verde, hecho que sucedió el año pasado.
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