Romel Quiñónez es el nombre que más se oye en Bolivia y en Ecuador. O, para ser precisos, del que más se habla en toda América.
El joven de 22 años, oriundo de San José de Chiquitos, fue el héroe de la Verde y el verdugo de los ecuatorianos que tuvieron en él a una muralla que les impidió empatar el lunes en Valparaíso en el partido del grupo A de la Copa América de Chile.
Los medios de prensa del mundo se percataron el lunes de la admiración que tiene Quiñónez por el portero italiano Gianluigi Buffon. En sus guantes el boliviano lleva el apellido del golero que juega en la Juventus.
Su excelsa noche bajo los palos de la Verde garantizó que su equipo ganara por 2-3, tras irse arriba por 0-3 al descanso, ante un Ecuador que intentó batirlo en múltiples oportunidades. Atajó un penalti, el travesaño también le ayudó, sus defensas fueron sus principales escuderos y hasta tuvo el viento en contra, pero de forma increíble todo sopló a su favor en el estadio Elías Figueroa.
Con cara de niño y 1,82 de estatura, el portero del Bolívar dice que su buen presente deportivo se lo debe al trabajo, tuvo que bajar más de seis kilos de peso, "y a Dios”. "No tengo palabras para decir todo lo que siento. Estoy muy agradecido con Dios por tenerme acá”, expresó después del primer triunfo de Bolivia en Copa América tras 18 años. Su felicidad era notoria.
Apenas lleva 10 partidos con la Selección y en Valparaíso se consagró como el uno de la Verde, sin discusión.
"Estamos alegres porque pusimos alma, corazón y vida para ganar a Ecuador. ¡Ganamos después de tanto tiempo en Copa América!”, exclamó.
Su carrera comenzó en la academia Aguilera Tahuichi de Santa Cruz de la Sierra, de la que salió para llegar en 2010 al Bolívar para disputar un torneo de reservas. Al mes debutó, con sólo 18 años, como profesional. Salió campeón en la temporada siguiente y dos años después ganó el Clausura 2013. Se quedó con la titular en su club y en septiembre acudió por primera vez con Bolivia a los partidos contra Paraguay y Ecuador por las eliminatorias a Brasil 2014. Precisamente,
como cosa del destino, debutó en
el empate con Ecuador en La Paz. Quiñónez aún no se la cree que es el culpable de la felicidad de más de 10 millones de bolivianos admite, con total nobleza, su culpabilidad en el gol de Miller Bolaños.
"Me comí el segundo de ellos. La cancha estaba inclinada en el segundo tiempo y tuvimos el viento en contra”, finalizó. (EFE)
Los derechos deportivos del jugador pertenecen a Bolívar
El golero aumenta su cotización
Los bonos de Rómel Quiñónez subieron en esta Copa América. El arquero, cuyos derechos deportivos pertenecen a Bolívar, tiene varias ofertas para seguir su carrera en el exterior.
En su momento, la dirigencia celeste analizará las ofertas que lleguen por el guardameta, para ver si le conviene a sus intereses y a las del deportista para que pueda mostrar su fútbol en el exterior.
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