¿De dónde viene Juan Carlos Montenegro?
-Yo vengo de una familia humilde en San Borja. Yo vivía al lado de un campo deportivo, era mi segunda casa. Tuve una madre que le gustaba el fútbol pero nunca dejé de lado mis estudios porque tenía que hacer las dos cosas.
¿Es complicado llegar a fútbol profesional desde San Borja?
-Lo que sucede es que no había el incentivo después de jugar, todo dependía de cada uno. Había buenos jugadores (en San Borja) que podían haber llegado al fútbol profesional. Los únicos partidos que habían mucha algarabía era cuando habían los partidos contra pueblos aledaños.
He tenido muchos amigos que han jugado conmigo pero muchos consideraron que en el fútbol no tenían futuro, se dedicaron a estudiar y nunca dejaron el fútbol. A mí se me presenta jugar en un Nacional B.
¿Algún equipo profesional llegó a San Borja?
-Yo me acuerdo que llegó Bolívar con su Reserva pero lo veíamos difícil porque no había incentivo, nosotros lo veíamos muy complicado llegar hasta un equipo grande.
¿Cómo llegaste a Guabirá?
- Estuve en el equipo del Atlético San Borja y nos teníamos que enfrentar a Guabirá por el Nacional B. Mi equipo ya no se jugaba nada pero todos mis amigos me dijeron que esa era la oportunidad para mostrarme y salir del pueblo. Pude jugar de titular y me lo tomé en serio. Después del partido se acercó Elio Salazar (gerente de Guabirá), me dijo que si me interesaría pertenecer a Guabirá. Llegué cuando tenía 17 años.
¿Qué sentiste en ese momento?
-Me emocioné mucho porque era la oportunidad que esperaba. Le agradecí y obviamente quería ir. Tuvieron que conversar con mis padres porque era menor de edad. Hablé con mi papá (Rosendo Montenegro), obviamente que no tenía que dejar de estudiar.
¿Te costó adaptarte a Montero?
-No, porque es un pueblo muy tranquilo. Al principio no quería salir hasta Santa Cruz porque me dijeron que era muy peligroso y tenía miedo. Solo me dedicaba a ir al entrenamiento, iba a estudiar y al lugar donde estaba viviendo.
¿Cómo fue el debut liguero?
-El equipo era dirigido por Federico Justiniano que a veces me convocaba a algunos partidos y en otros no podía estar. Me convocó frente a Nacional Potosí y me acuerdo que estaba José Alfredo Castillo. Cuando me llamó (Justiniano) sentí mucho nerviosismo y pensaba en no cometer errores, pero eso me jugó una mala pasada, porque no me desenvolví bien en ese partido.
¿Con Federico Justiniano tuviste poca continuidad?
-Pude jugar otro partido con San José pero me fue mal. El técnico volvió a bajarme a la Reserva y fue un golpe duro para mí pero sirvió para sentar cabeza, recibí consejos para demostrar mis condiciones.
¿El cambio de técnico te benefició porque tuviste más chances con Víctor Hugo Antelo?
-Cuando llegó (Víctor Hugo Antelo) yo estaba con la preselección en Sucre y me enteré que llegó y me contaron que era muy estricto. No sabía que iba a pasar conmigo porque yo estaba jugando en la Reserva. Incluso pensé que tenía que buscar equipo. No logré estar en la Selección Nacional de la categoría sub-20 y fue otra decepción para mí. Cuando llegué Tucho dijo que todos estaríamos a prueba y dijo que iba analizar a quienes iban a tomar en cuenta. Tenía mucho miedo pero luego se acercó y me dijo que iba a insistir conmigo.
¿Cuál es el primer partido al mando de Víctor Hugo Antelo?
Con el Tigre en La Paz estaba muy nervioso, a tal grado que entré al campo de juego sin que salga mi compañero porque pensé que iba a salir por el otro lado. En ese momento quería entrar para hacer lo que me había pedido el técnico, tuve hasta resbalones, pero mande el centro del tercer gol para Saucedo.
En el clásico frente a Sport Boys convertiste dos golazos...
Me fue bien en ese partido. Fui directo al vestuario y me indicaron que fui la figura del partido. Mi madre (Ramona) compró todos los periódicos al día siguiente.
¿Qué te dijo Tucho Antelo luego del clásico?
-Me dijo que falta mucho que ponga los pies en el suelo que recién estoy empezando.
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