Tudo bem!” responde Pablo Escobar —incluido el acento portugués—. La ex estrella de The Strongest ya lleva tres temporadas en el fútbol brasileño y va camino a la cuarta. “Trabajo, sacrificio y los buenos partidos que hice en cada club creo que fueron los factores que me han permitido seguir en Brasil. Estoy representando bien a Bolivia”, sintetiza el atacante del Botafogo Fútbol Club, de San Pablo, homónimo del carioca de Río de Janeiro.
Con la camiseta blanca y con la tricolor —que es la alterna— ya jugó ocho de 10 partidos del torneo paulista, en algunos como atacante neto y en otros como enganche, con el ‘10’ en la espalda. “La verdad es que llegué a un gran grupo y en realidad en los equipos que me tocó en Brasil siempre encontré gente buena, será porque siempre muestro responsabilidad y profesionalismo, porque a veces hicimos malos partidos, pero pesó más lo otro”, según el atigrado.
Que un extranjero se mantenga en un fútbol competitivo como el brasileño ya es para destacar. Y Escobar lo está logrando.
“No sé si soy embajador, pero cuando me preguntan de dónde soy y cómo es ese lugar, digo que soy de Bolivia (nació en Paraguay, pero se naturalizó boliviano). Yo me siento como un representante de todo un país en otro lugar. Por suerte ya estoy tiempo y eso creo que significa que las cosas las debo estar haciendo bien”, según el atacante nacido en Asunción.
Está en un club grande, que fue campeón paulista, campeón de la Copa de Brasil y ahora busca recuperar esos logros.
“Sin duda que el Botafogo es un punto muy alto en mi carrera de futbolista, pero todos los clubes en los que jugué fueron importantes. Me fue bien. En unos resalté un poco más que en otros, pero siempre me fue bien y creo que lo más alto y lo mejor siempre está por venir”.
Antes del Botafogo, Escobar tuvo una buena experiencia en Ponte Petra, de Campinas, donde respondió a una hinchada muy exigente. “Estuvimos peleando por ascender, aunque no pudo ser. Se trata de otro club grande del interior de San Pablo y que tiene una infraestructura impresionante para trabajar en lo profesional y lo formativo”.
Destaca que en el fútbol brasileño, en general, hasta los clubes considerados chicos cuentan con una estructura bien organizada, y son verdaderas ‘fábricas’ de jugadores.
Escobar defendió también las camisetas del Mirassol, de una ciudad del mismo nombre, donde fue goleador, y sus anteriores experiencias estuvieron en Santo André e Ipatinga. Su contrato acabará el 30 de abril, aunque la chance de renovar con el Botafogo está intacta, sin descartar volver a cambiar de rumbo.
Un grande. Al finalizar la temporada 2009 pasó cerca de Escobar una gran opción en su carrera. Tras destacarse en Santo André, la chance de ir al afamado y popular Flamengo estuvo ahí, pero no se concretó por diferencias económicas.
“La oportunidad estuvo muy cerca, sin embargo Santo André no cedió en algunos requerimientos que hizo Flamengo. Tuve esa gran posibilidad, que hubiese sido algo importante. La verdad es que uno siempre trabaja para cosas mejores, por eso siempre pienso que lo mejor esta por venir, uno nunca sabe”.
Escobar no tiene queja alguna de su paso por el fútbol brasileño. Lo único que le cuesta es asumir que está alejado de una parte de su familia.
“Además, aquí se trabaja casi toda la jornada, hay mucha concentración en hoteles y la esposa y los hijos mayormente están solos, quizá eso es lo que más me cuesta, pero lo asumimos entre todos”. Pablo vive en un departamento de Riberania con su esposa Daniela y con sus hijos Florencia y Pablo Mateo, quien nació en La Paz.
Cinco clubes
Ipatinga
Fue su primer club en Brasil, en el 2008, llegó procedente de The Strongest. Jugó toda una temporada.
Santo André
Estuvo un semestre. Cumplió una campaña que le ayudó a afianzarse.
Mirassol
Un club de otra ciudad del interior de San Pablo, jugó bastante y saltó a otra entidad con más prestigio.
Ponte Preta
Una discreta participación, porque no tuvo muchas oportunidades.
Botafogo FC
Es un club que goza de popularidad en San Pablo, casi similar a su homónimo de Río de Janeiro.
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