jueves, 25 de octubre de 2018

Guillermo Álvaro Peña: ‘La aspiración más grande que tengo es llegar a un Mundial como entrenador’



Es el entrenador boliviano a quien los resultados lo avalan como uno de los mejores del momento. Guillermo Álvaro Peña ya fue campeón nacional con Wilstermann y ahora aspira al bicampeonato.

Como jugador, fue mundialista con la selección nacional en EEUU 1994. Hoy, su mayor sueño es volver a un mundial, ahora como entrenador de la Verde.

— ¿Es cierto que Wilstermann lo contrató solo por algunas semanas?


— Vinimos por 25 días a Wilstermann, a ver qué podíamos hacer en partidos que eran nuestros exámenes, a ver si podíamos quedarnos, y pasa que el 9 de noviembre vamos a cumplir un año con muchas cosas logradas.


— ¿Fue una apuesta?


— Sí, seguro, pero eso fue desde que me inicié como entrenador. Nunca las cosas fueron fáciles para mi persona. Así suele ocurrir con los entrenadores bolivianos, porque las cosas no las plantean de esa manera. Cuando comencé hace años, Carlos Chávez me dio un partido, justo en un clásico vital entre Oriente Petrolero y Blooming, la condición era que si ganaba seguía, sino, no. Así fue como llegué a Oriente y terminé quedándome un año, siempre con resultados favorables para el equipo. Esa era la condición.

— ¿Cómo se puede llamar a esa característica? ¿Fe, convicción o riesgo?

— Lo que pasa es que el fútbol de estos tiempos es muy mediático, resultadista, uno está sujeto a lo que pueda suceder. Si pierde el equipo el culpable es el técnico; si gana, son los jugadores los destacados y es su mérito; y si hay alguna falla es el DT. Es decir, el que paga los platos rotos de lo que sucede en un plantel es el técnico.

— ¿La profesión de entrenador es la más insegura bajo esas características?

— Sí, por supuesto, porque no son las mismas facilidades con todos los entrenadores en el país. Sobre todo con los bolivianos no hay un apoyo decidido, como pasa con los de afuera. En mi caso, siempre fui un luchador en la vida, las cosas no fueron fáciles y aprendí a hacer las cosas con sacrificio, como me demostraron mis padres. Mi padre fue entrenador de boxeo y creo que de ahí saqué muchas cosas para pelearla en la vida.

— ¿Cómo cuáles?

— La de luchar, persistir, sacrificarse. Mi padre trabajó en el Luna Park de Buenos Aires, el templo del boxeo argentino, donde estuvo cinco años con Tito Lectura, Juan Carlos Pradeiro, Santos Zacarías, Miguel Ángel Palavecino. Yo tengo fotos de niño con Horacio Cavalo, campeón mundial de boxeo y también otras con campeones mundiales, porque mi padre fue entrenador de boxeo y era mánager. Aprendí mucho con él para encarar las cosas sin tenerles miedo y para no dejar de luchar nunca.

— ¿No es natural que un entrenador tenga miedo?

— Puede ser, seguro, pero uno en la vida y más como entrenador tiene que arriesgar, más cuando uno confía en su capacidad; además, en nuestro medio el entrenador nacional siempre convive con eso, nunca al técnico nuestro las cosas les vienen fáciles. En mi caso, con mi cuerpo técnico, nos propusimos metas, trabajamos y luchamos duro para lograr paso a paso las metas y gracias a Dios hasta el momento pudimos obtenerlas. Por suerte, tengo un grupo espectacular de jugadores, porque desde que llegamos siempre hay un trabajo comprometido.

— ¿Cómo fue el arranque con Wilstermann?

— Igual, complicado, teníamos que ganar sí o sí a The Strongest en Achumani para mantener nuestra chance de Copa Libertadores y ganamos, caso contrario no estaríamos aquí ahora hablando. Antes de ese partido le dije a todo el plantel que nadie se movería si ganábamos, lo hicimos, clasificamos y nadie se fue. Luego jugamos la Libertadores con Oriente, fuera de Cochabamba, también ganamos la llave; después, con Vasco da Gama perdimos por penales, igual apoyamos al equipo en su totalidad.

Peña con los demás integrantes de su cuerpo técnico en Wilstermann. Foto: Fernando Cartagena

— ¿Su permanencia en Wilstermann también fue de ganar sí o sí, caso contrario corría riesgo de irse?

— Sí, fueron metas que poco a poco las pudimos lograr. Porque luego de eso se vino el campeonato Apertura, en la fase de grupos clasificamos y en el ‘mata mata’ pudimos lograr el título ante un gran rival como The Strongest. Luego de eso cumplimos nuestra palabra, y nadie se fue. Después vino la Copa Sudamericana, llave bien disputada con Ecuador, nos eliminaron por penales, pero el grupo siguió.

— ¿Se animaría a realizar un balance general de su estadía en Wilstermann?

— Pienso que los números están ahí avalando el trabajo que hacemos, pero lo más importante es que en Wilstermann logramos los objetivos grandes y los inmediatos. Clasificamos a la Copa a nuestra llegada misma, luego fuimos campeones bolivianos y volvimos a clasificar a otra Copa y ahora estamos volviendo a pelear el campeonato. No perdemos la fe, seguimos trabajando con ese mismo ímpetu, con esas mismas ganas, con responsabilidad, profesionalismo de los jugadores, con esa misma confianza que les damos a ellos y estamos con el pie firme de salir adelante para pelear el bicampeonato. Será difícil, pero esas cosas complicadas se disfrutan más. Yo comparto muchas ideas de Marcelo Bielsa cuando dice que comprarse un número de la lotería y hacerse millonario es sin esfuerzo y algo de suerte, pero más lindo es hacerse las cosas trabajando, con sacrificio y sufrimiento, eso se valora mucho más.

— ¿Cuándo fue el momento más difícil en Wilster?

— El más difícil fue cuando perdimos 4-0 en Río de Janeiro y lo remontamos en Sucre, donde estuvimos cerca de ir al 5-0; pero bueno, en los penales tuvimos mala fortuna, ese fue un momento muy triste y duro en el equipo. No pasamos de fase y nos quedamos.

— ¿Ahora cómo está su plantel en el Clausura?

— Seguramente en mejoría, porque comenzamos con 12 puntos atrás debido a que se atendía la Copa, ahora estamos muy cerca, con partidos ante rivales directos, con quienes se puede obtener un plus para salir adelante en otro objetivo que nos dimos.

— ¿Por qué considera que a los técnicos nacionales les ponen mayores trabas?

— Los hechos nos demostraron que siempre fue así. Al técnico extranjero se le otorga más facilidad, posibilidades y tolerancia, como cuando se juega loba, enganche, reenganche y están ahí. Los nacionales siempre estamos al borde de ser echados si tenemos malos resultados.

— ¿Qué metas y objetivos tiene como entrenador?

— La aspiración más grande que yo tengo es la de llegar a un Mundial como entrenador. Es el trabajo más grande que voy a realizar en mi vida, me voy a sentir realizado, porque ya lo jugué y ahora quiero clasificar como técnico. Son retos que uno sueña y planifica, es un anhelo grande.

— ¿Considera que ya le toca dirigir a la selección?

— Yo creo que todo va a llegar en su momento. Dios tiene todo predestinado para uno, para que llegue en el momento preciso. Voy a esperar mi oportunidad porque hay un técnico que está trabajando, no presiono nada. Siempre fui así, no iré por encima de nada, pero cuando se me presente no la voy a desaprovechar y seguiré trabajando.

— ¿Hubo algún impasse o crítica a César Farías?

— No, para nada, nunca yo lo he criticado. Nunca le hablé nada, nunca le dije nada y nunca lo ofendí. La única vez que hablé con él fue cuando le ganamos en Sacaba 2-1 a The Strongest. Y le dije que él era el que mandaba en las selecciones y que nos ayude a hacer buen fútbol, porque él es ahora el indicado para dirigir a nuestra selección. Pero nunca lo ofendí. Quien me ofendió fue él a mí. Me insultó. No puedo repetir esas palabras, pero eso queda ahí, el fútbol es así, uno se pelea dentro la cancha y luego afuera todos pueden ser amigos.

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