El momento crítico que pasó Andia fue cuando le comenzó a faltar el aire, y tuvieron que cambiarle la medicación. “Llegó a faltarme el aire, y por ello me dieron medicamentos más fuertes”, explicó el jugador, de 31 años, que espera estar completamente libre del coronavirus para donar plasma. “Es una promesa que le hicimos a Dios y la vamos a cumplir”, asegura.
Recuerda que las primeras cinco personas que sufrieron la enfermedad en su casa fueron prácticamente asintomáticas, luego les vino con síntomas más fuertes a él y a su suegro. “Pérdida del olfato, fiebre, dolor de cuerpo y dificultad para respirar. Todo se fue acumulando”, explica el exjugador de Nacional Potosí y de Blooming, entre otros equipos.
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Marco Andia y Ricardo Suárez cumplen con un tratamiento médico. Esperan estar sanos muy pronto para retomar los entrenamientos virtuales del equipo. La dirigencia azucarera está pendiente de ellos.
El drama de Andia comenzó el 6 de junio con una picazón en la garganta y fiebre un día después. “El tema es que en la primera semana no veíamos resultados, y por ello tuvimos que consultar al médico”, afirmó Marcos, que en este tiempo se ha comunicado con sus padres vía telefónica. “La cuarentena la estamos cumpliendo”, afirmó el futbolista, que en Guabirá se viene desempeñando de marcador central, aunque también juega de volante de marca.
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